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La Ciudad 22 de mayo de 2017

La medicina en la sangre

Agustina Furnari es parte de la nueva generación de residentes egresados de los Programas Docentes del HPC. Hija de padre y madre médicos, eligió abandonar su ciudad natal Mendoza para continuar su formación en la ciudad.

Cuando decidió especializarse en neurología, Agustina Furnari (29), médica recibida de la Universidad Nacional de Cuyo, supo que hay cosas que, simplemente, se llevan en la sangre. Su madre, reconocida neuróloga de Mendoza, logró, quizás sin proponérselo, transmitir su vocación a su hija mayor. Igual de responsable pudo haber sido su padre, médico clínico e importante referente de la medicina en Mendoza, el doctor Roberto Furnari.

Pero las coincidencias no terminan ahí, ambos padres decidieron, al igual que su hija, continuar su formación en Mar del Plata y, específicamente, en el Hospital de Comunidad, institución que presenta Programas Docentes y múltiples convenios con universidades de todo el país.

“Fue todo un tema verme haciendo lo mismo que mis padres”, señaló risueña y algo tímida Agustina, expresando uno de los temores más comunes en aquellos jóvenes que deciden, sin obligación alguna, seguir el mismo camino profesional que sus padres. “Sabía que acá estaba uno de los mejores lugares para hacer la residencia en lo que yo me quería especializar, así que me decidí”, agregó con firmeza.

Hace cuatro años que su acérrima voluntad de perseguir sus sueños sirvieron para disipar cualquier duda y se embarcó en el travesía que haría de Mar del Plata su segundo hogar.

A pocas horas de haber recibido el diploma que la consagró como una de los 49 profesionales que completaron su formación en diferentes especialidades médicas, acto que tuvo lugar este sábado en el Salón Colón del Hermitage Hotel, Agustina dialogó con LA CAPITAL sobre la importancia del desarrollo académico y los desafíos a los que se enfrenta Argentina en materia de salud.

Acompañada por su padre, Agustina refleja en sus respuestas humildad y, sobre todo, su ambición por conocer.
“La única manera que hay de aprender es haciendo un esfuerzo todos los días”, aseguró, dando cuenta del compromiso y dedicación que implica formarse en una carrera.

Destacó, a su vez, la importancia del rol de los docentes en el proceso de formación y las prácticas que son parte de la antesala del título final.

“Aprendí mucho con los profesionales tanto de mi universidad como, acá, en el HPC. Es muy importante contar con médicos que fomenten el entusiasmo, y que sean generosos con sus conocimientos”, indicó.

Aseguró, a su vez, que su idea es quedarse “un tiempito más en la ciudad y después irme por un año a hacer una subespecialidad a Buenos Aires”, señaló, indicando que la misma está vinculada a la medicina del sueño.

Si bien se mostró segura al afirmar que su destino final sería Mendoza, reconoció, entre risas y esquivando la mirada de su padre, que prefería “postergar su vuelta” hasta sentir que incursionó en todos los niveles que logró.
Aprovechó también para celebrar la apertura de la carrera de medicina en la ciudad. “Creo que era una deuda pendiente de la ciudad. En la especialización había muchos profesionales del interior del país que se ve que hubiesen elegido Mar del Plata en caso de haber tenido la oportunidad”, señaló.

Sin querer quitarle el merecido protagonismo de su hija, el doctor Furnari se mostró notablemente emocionado por los logros alcanzados por la mayor de sus hijos y única que eligió seguir el legado familiar. Sus otros dos sucesores aparentan ir en caminos diferentes, una es arquitecta y el otro, un pequeño de 16 años, “cambia todas las semanas” de futura profesión.

Al ser consultados por cuáles creían que eran los desafíos a los que se enfrentaba Argentina en materia de salud, ambos coincidieron al expresar que “la medicina tiene un desafío que es poder llegar en calidad a toda la gente. Sigue habiendo una brecha muy grande entre la calidad de atención de aquellos que tienen posibilidad de llegar a la medicina privada de aquellos que cuentan sólo con la medicina del Estado. No por la dedicación de los médicos, las enfermeras y demás personal administrativo, sino por una cuestión de uso racional y disponibilidad de los recursos”.

Y agregaron: “Hay que lograr que la medicina sea realmente equitativa para que toda la población tenga las mismas posibilidades”.



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