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La Ciudad 8 de octubre de 2016

Alertan sobre el negativo impacto en la salud que tienen los agroquímicos

Los doctores Héctor Sejenovich y Lucio de Oto llamaron a concientizar sobre las consecuencias de este tipo de prácticas y dieron detalles sobre la importancia de establecer medidas concretas que prevengan a la sociedad.

El Congreso “Salud y Municipios”, que desarrollado en Mar del Plata, tuvo como eje central el fuerte impacto de los factores ambientales en la salud. Especialistas de distintas disciplinas compartieron sus trabajos y experiencias sobre esta problemática por la cual, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, cada año mueren 12,6 millones de personas en el mundo.

En este sentido, LA CAPITAL dialogó con los doctores Héctor Sejenovich y Lucio de Oto, quienes llevaron adelante una de las mesas más convocantes del Congreso: “Salud ambiental: Agroquímicos y Fitosanitarios”.

“Es importante hacerse la pregunta: ¿para qué se utiliza el agroquímico?, ¿es natural que siempre se utilice el agroquímico? Bueno, hay máquinas biológicas que son las plantas que captan carbono, lo fijan y en base a eso tenemos un crecimiento verde. Ahora, cuando estos mecanismos se van rompiendo hay que ayudarlos a que haya una productividad que sea más veloz y más selectiva y eso significa simplificar el ecosistema”, describió el doctor Héctor Sejenovich, especializado en sociedad y ambiente.

“De la complejidad que hay en el ecosistema, nosotros elegimos cadenas alimentarias simples, es decir, tenemos una especie vegetal, una especie animal y además esas cadenas se pueden reproducir de manera más rápida y controlada. Pero para que podamos tener uno solo tenemos que matar las demás. Entonces, los agroquímicos ayudan a matar todo lo de alrededor, estimular aquella especie seleccionada y producir más, y más rápido”, explicó el doctor Sejenovich, dando cuenta de la directa relación de estas prácticas con el crecimiento de un sistema capitalista cuyo preocupación principal radica en el consumo.

El impacto

Este “subsidio al sistema natural”, como lo definió el doctor Sejenovich, tiene un innegable impacto negativo en la salud de la población y realizar una vigilancia epidemiológica específica y ejecutar o ajustar acciones sobre estos problemas fueron algunas de las claves del Congreso de Salud.

“Si hacés estudios sanitarios, podés encontrar a chicos con 2 o 3 plaguicidas en sangre”, expresó el doctor Lucio de Oto y aseguró que los síntomas del impacto negativo de este tipo de químicos en el cuerpo varía según la intensidad, la edad de la persona y el plaguicida.

“Hace 30 años, cuando inicié mi carrera en un hospital de Pilar, existían plaguicidas de efectos muy agudos por lo que era más fácil ver la contaminación. Había chicos cada dos guardias, que manifestaban síntomas clínicos claros, como vómitos y diarreas, después síntomas neurológicos y dermatológicos”, expresó, y aseguró que muchos casos terminaban muriendo.

“Pero ahora, las industrias han progresado mucho, y los agroquímicos generan enfermedades crónicas, las cuales son mucho más difíciles de detectar y tratar”, se lamentó el doctor de Oto.

“Esta es una lucha social como la del ingreso salarial. Se demanda, se tiene algunos triunfos y muchos fracasos. Lo que pasa es que a diferencia de los ingresos, las cuestiones de salud son bastante irreversibles”, aseveró el doctor Sejenovich.

En busca de medidas

Además de coincidir en que la legislación en relación a las distancias permitidas para la fumigación representan un papel fundamental en la tarea de cuidar a la población, ambos especialistas destacaron que la concietización es primordial en este camino de cambio.

“Hoy lo que hay que hacer es prevención. Eso de los 1.500 metros no es un tema menor, podemos estar años hablando de enfermedades cuando podemos hablar de prevención”, aseguró el doctor de Oto, y siguió: “El Estado debe cumplir su rol de dar una área de báfer entre la ciudad y el cultivo, pero además se les debe brindar más educación a los que trabajan con plaguicidas, porque mi experiencia me mostró que no se hacen buenas prácticas en general de protección, tiene que haber un mayor control de los cultivos”.

Por su parte, Sejenovich insistió con la idea de que “tiene que haber un mayor desarrollo de la agricultura orgánica”, dado que considera que esta agricultura “sería totalmente coherente con un manejo más directo entre el productor y el consumidor”.

“Estamos así por dos cosas: por los que acumulan que no les importa nada, y por los indiferentes, que somos nosotros. Si no protestamos, si no decimos lo que pasa, los que acumulan van a seguir haciendo esto que ya nos vienen mostrando hace cientos de años”, concluyó.



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