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Deportes 26 de septiembre de 2017

Apuntes de una noche feliz

Lo que dejó el gran triunfo de Peñarol sobre Argentino

Por Sebastián Arana

Notas. Apenas eso. Los hinchas peñarolenses, los que no se dejan vencer por el streaming y van a la cancha y los que no, están eufóricos después del “Gianellazo” de Comodoro Rivadavia y de la muy buena actuación del último lunes en casa ante Argentino de Junín. Pero el tiempo de las conclusiones todavía no llegó. Es más: está lejano.

Dos partidos es demasiado poco como para precipitarse. Sin ir más lejos, el ejemplo de la temporada anterior es aleccionador. Después del 95-65 inicial sobre Quilmes, Rob Reed era poco menos que David Jackson y, tras el 5-1 inicial, el equipo estaba “para pelear arriba”. El paso del tiempo y de los partidos demostraron algo muy diferente.

Por consiguiente, siempre es preferible la prudencia. Esperar la repetición de hechos, cotejar con distintas oposiciones, experimentar nuevas dificultades. Porque fue todo tan redondo para Peñarol ante Argentino de Junín que invita a conclusiones parecidas a las del párrafo anterior.

En primer lugar, una actuación del calibre de la último lunes es poco menos que inevitable en una noche en la que el equipo tira un 56% global de tres puntos. Con semejante puntería cualquier rival de la Liga Nacional hubiera estado en serias dificultades ante un Peñarol en estado de gracia.

El dato fue la confianza, y a veces la velocidad, con la que se tomaron varios de esos lanzamientos. Sobre todo Slider y Cochran. ¿Agrandados por el viento de cola de la noche? Puede ser. Pero el que toma, con tan poca timidez, tales tiros es porque sabe que es capaz de anotarlos.

Cambió la dinámica de la media cancha. El ingreso al equipo de Nicolás Gianella por Juan Pablo Figueroa modifica radicalmente la ecuación perimetral. El platense se lo piensa todo menos y, a sus 39 años, todavía tiene un par de piernas envidiables. Cuando decide atacar el aro en velocidad aún es difícil detenerlo. Con él y con Cochran, muy ágil y con buen poder de salto, la capacidad atlética del perímetro “milrayitas” mejoró sustancialmente. En cualquier caso, es una buena noticia.

Habrá que verlo frente a otros internos. Hay varios buenos y más rodados que él en la Liga. Extranjeros, por supuesto. En cualquier caso, haber apostado por Ricardo Glenn en lugar de un pivote criollo, si no fue un acierto, se le parece mucho. Peñarol ganó en presencia cerca del canasto y en los dos primeros partidos el foráneo mostró una capacidad rebotera (14.5 de promedio) importante. Más bien pesado, no destaca por poder de salto, pero sí por ubicación. En ataque, “junta la basura”, como se dice en la tribuna de aquellos que toman los tiros que les ofrece el partido. Ojo, también pasa bien el balón.

Sin Giorgetti, ahora en Gimnasia de Comodoro Rivadavia, el equipo perdió capacidad atlética en el “3”. La apuesta, como desde fines de la temporada anterior, es la comprensión del juego y la variedad de recursos de Steffphon Pettigrew. El foráneo vino más o menos en el mismo nivel. También es una buena noticia.

La lesión de Diez y esta baja transitoria de Guaita ha obligado a Peñarol a echar mano a otras alternativas en el “4”. En líneas generales, antes que desgastar a Pettigrew en esa posición y recurrir a una formación más baja, Gutiérrez ha preferido un juvenil con centímetros, como “Juani” Fernández, o jugar con los dos pivotes juntos. Con buenos dividendos defensivos. Ni en Comodoro Rivadavia, ni en el Poli, el equipo ha sufrido demasiado cerca del canasto.

El aporte de los juveniles es otro dato saliente. No están de relleno, ni mucho menos. El lunes tanto Joaquín Valinotti como Fernández aprovecharon sus minutos y no parecieron jugar cohibidos, ni mucho menos. Y crecieron a partir de cumplir con lo suyo en defensa.

Deberán estar preparados mentalmente cuando, con el regreso de todos los lesionados, sean menos requeridos. Por lo pronto -y ahí sí se ve la mano del técnico- Leo Gutiérrez los convenció a ellos y a los demás de que pueden ser una red de contención para todos.

Lo único negativo es que, pese a una leve mejoría, el poder de convocatoria del equipo no pareció muy diferente al de las últimas temporadas. Sin sponsors importantes detrás, Peñarol necesita a sus hinchas sentados en una butaca del Polideportivo. Después del Gianellazo y por tratarse del primer partido de la temporada, se esperaba un respaldo superior frente a Argentino de Junín. Acaso estos primeros trazos del equipo de Leo atraigan un apoyo más emparentado con la historia.



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