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Deportes 4 de junio de 2017

Boca, en el momento justo

por Vito Amalfitano

River es, probablemente, el mejor equipo del momento en Argentina y por ahí en América. Pero este domingo Boca plantó bandera como el mejor de este campeonato doméstico tan irregular como su propio puntero.
Porque es cierto que Boca no se asentó casi nunca en funcionamiento pero siempre supo mantener la punta contra su propia irregularidad, en un Campeonato de Primera División del fútbol argentino en el que ningún otro equipo pudo tampoco redondear un rendimiento parejo.
Y Boca apareció en los momentos más difíciles, cuando más estuvo comprometida su condición de favorito, “obligado” por ser el único grande sin participación (por errores propios) en copas internacionales.  A falta de un plan, de un método, de una idea de juego, tuvo el temple para sobreponerse a los bajones más pronunciados y sus individualidades, también irregulares, aparecieron en algunos de los partidos más importantes, menos en el último Superclásico, en el cuál fue superado ampliamente por River. También fue un mérito levantarse de esa caída.
Ahora contra Independiente, -como ante Racing, San Lorenzo, River, en el envión del segundo semestre del año pasado (que sí le llegó a Boca)-, el equipo que dirigen los mellizos Guillermo y Gustavo Barros Schelotto supo aprovechar las facilidades que, a su turno, le dieron esos conjuntos. Con espacios a favor, apareció Gago,-a diferencia que cuando lo saben apretar-, en aquel sprint de fines de 2016 fue decisivo Tevez y ahora el goleador implacable Darío Benedetto, más el aporte decisivo de Wilmar Barrios, la levantada de Pablo Pérez y el desequilibrio, impredescible, pero también irregular, de Cristian Pavón.
Boca estaba interpelado este domingo a dar una prueba de carácter. Y reaccionó. Estuvo, esta vez, a la altura de la circunstancia y de la Bombonera, que iba a estar, como siempre y como nunca, con su mística y su espíritu para acompañar.
River, en el segundo semestre de 2016, logró otro objetivo, el pase a la Libertadores. Pero “regaló” terreno en el campeonato doméstico y entonces siempre tuvo que correr de atrás, incluso en su mejor momento y tras su exhibición en la Bombonera. Pero en las dos derrotas en las que prácticamente entregó el título, en el Monumental ante el propio Boca y este domingo frente a San Lorenzo, quien no estuvo a la altura fue el arquero Augusto Batalla.
Boca se puede probar o poner la corona en Mar del Plata. Se viene otra jornada histórica en el Minella. Aunque también ese día Aldosivi querrá escribir otra de sus propias páginas épicas. De una forma u otra, tarde o temprano, ahora sí el equipo de La Ribera está muy cerca del título. No será, si se concreta, un campeón para el recuerdo. Pero será una estrella más, basada en el temple y en las individualidades (sin la jerarquía de otros tiempos) que aparecieron en los momentos justos.


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