BUENOS AIRES.- La futura alza del precio de los aceites de soja, girasol y mezcla para uso doméstico despertó la polémica entre la gente que ya se venía mostrando indignada por los recientes aumentos de tarifas de los servicios públicos realizados por el Gobierno nacional.

“Solo el 20% del mercado total de aceites de uso doméstico va a aumentar un 30% a partir de agosto”, es decir, los de “girasol, soja y mezcla que van en envases de menos de cinco litros”, señaló hoy a la agencia de noticias EFE el portavoz de la Cámara de la Industria Aceitera (CIARA), Andrés Alcaraz, antes de negar que el precio se vaya a “triplicar”, como denunciaron algunas organizaciones sociales y sindicales.

Sin embargo, el secretario de prensa de la Federación de Aceiteros, José Luis Mayo, afirmó que la suba simplemente está siendo mitigada debido a la indignación que existe por parte de la opinión pública desde hacia varios días, pero aseguró que hacia final del año, el precio de una botella de aceite de girasol va a ser “por lo menos el doble” que en la actualidad.

Según dijo a EFE, se debe a que hasta diciembre existía un fideicomiso privado -financiado por las empresas y el Estado desde 2008- para subsidiar el precio de estos productos que se terminó con la llegada de Macri al poder y el establecimiento de un supuesto acuerdo con las “grandes corporaciones” del sector.

Aunque admitió que, a su juicio, el fideicomiso era algo “absurdo”, criticó que ahora el precio lo fijan estas grandes empresas de forma “discriminatoria” al querer trasladar al mercado interno la rentabilidad “extraordinaria, equivalente a la del sector financiero” de la que goza ese “monopolio” en las exportaciones.

Por su parte, Alcaraz afirmó que el fin del fideicomiso se debió a que fracasó el sistema porque aunque estaba dirigido a facilitar aceites a menor precio a las familias, terminaba siendo utilizado para fines comerciales e, incluso, actividades de contrabando.

Sobre esto último, Mayo apuntó que se trata de una “mentira flagrante”, ya que este supuesto tráfico de productos aceiteros hacia países como Paraguay es “mínimo” y no está generalizado.

Durante los últimos días, las distintas teorías en torno al futuro precio del aceite, que según reveló Alcaraz ya subió entre un 20 y un 30% en los meses de marzo y junio, despertó gran rechazo y preocupación por parte de la gente, impacto que el representante de los empresarios del sector piensa que se “magnificó”.

Aun así, dijo a EFE que es “comprensible” si se tiene en cuenta que los ciudadanos argentinos son los que mayor consumo de aceite registran en toda Latinoamérica, con unos 41 millones de litros al mes.

En ese sentido, Mayo hizo hincapié en que la sociedad está “sensible” desde que asumió el Gobierno del frente conservador Cambiemos y puso en marcha “constantes” subas de precios que en el caso de las tarifas de servicios públicos, fueron “brutales y desorbitadas”.

También reveló que muchos consumidores están comprando más botellas de aceite de lo normal para prepararse para la nueva suba y denunció que ciertos distribuidores mayoristas están aprovechándose de la situación y especulan y retienen estos productos, lo que está generando falta de aceites en algunos supermercados.

Asimismo, apuntó que el próximo 1 de agosto el aumento no va a ser el definitivo porque tras la polémica, el Ejecutivo contactó con los empresarios -que, bajo su punto de vista, ya benefició con el fin de las retenciones al campo- para pedirles que lo realizaran de forma gradual.

Para el portavoz de la federación, la subida va a afectar “muchísimo” a los ciudadanos, ya que “por lo menos la mitad” de los productos de la canasta básica están compuestos de estos aceites.