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Opinión 17 de mayo de 2018

Cuidemos a los chicos en las redes

Por Fernando Rizzi*

Vivimos una época fascinante y vertiginosa, que está definida tanto por la profundidad como por la velocidad de los cambios tecnológicos que se producen. Esos cambios abarcan el modo de comunicarnos entre nosotros, afectan los valores deseables por el conjunto de la sociedad, los límites entre los espacios públicos y los privados, la construcción de las identidades y los derechos de la imagen de las personas. Esta transformación tiene a internet y a las redes sociales como elementos centrales.

Nunca en la historia de la humanidad tuvimos acceso a tantos medios de comunicación, a tanta información, a tantas posibilidades de entretenimiento e interconexión global. El nacimiento de las aplicaciones y redes sociales, a las que más horas por día les dedicamos, es muy reciente. La mayoría de ellas no tienen ni siquiera 15 años de vida. Facebook, tiene 14 años y es la más antigua y utilizada en Argentina. Luego la siguen Youtube con 13 años, Twitter con 12 y finalmente Instagram que está cumpliendo 8 años online. Si bien son innumerables los beneficios que ha traído la adopción de las TICs (Tecnologías de la Información y la Comunicación) a nuestra vida cotidiana, no podemos dejar de señalar los grandes desafíos que se presentan por el uso incorrecto de algunas de estas herramientas.

Los más vulnerables frente a este mundo en constante cambio son, sin dudas, los más chicos. Ellos tienen que enfrentar situaciones que son novedosas y peligrosas. Un caso es el del cyberbullying, en donde el anonimato de las redes sociales y la invasión de los ámbitos de privacidad con agresiones repetitivas y coordinadas de sus pares se vuelven un acoso sumamente dañino. El cyberbullying, al igual que el bullying, requiere de la intervención efectiva por parte de los padres y de las autoridades educativas utilizando su conocimiento y formación en el área.

Por su parte, el grooming constituye otro escenario peligroso en donde se ejerce un acoso, pero esta vez por parte de un adulto. Estos acosadores buscan establecer una relación y control emocional sobre un menor llevando la situación hacia una posibilidad de abuso sexual. Una vez más el canal de comunicación de este delito es el acceso a las redes sociales y a internet. Por eso la formación y concientización para un uso responsable de la tecnología se vuelve prioritario y fundamental.

Frente a la utilización constante de los smartphones y las tablets para compartir contenidos, queremos acercar a los padres al concepto de “sharenting”. Esta palabra combina los términos “share” (compartir) y “parenting” (crianza).

Por lo tanto, hace referencia al acto de compartir en las redes sociales las fotos y videos de los hijos durante la crianza. Incluso se habla de “oversharenting” para categorizar a las personas que exponen en exceso la vida de sus hijos. Por eso utilizamos el concepto de sharenting cuando estamos frente al abuso por parte de los padres del uso de las redes sociales, con el fin de compartir información, actividades e imágenes que pueden vulnerar la privacidad de sus hijos. De allí surgen los peligros de exponer a los menores o de compartir información personal.

Debemos comprender que cada una de estas publicaciones en Facebook, Twitter, Instagram o Youtube van construyendo una enorme huella digital que acompañará a los chicos a lo largo de su vida, sin posibilidad de decidir sobre su privacidad. Una de las claves para tener una actitud responsable sobre esta problemática es conocer las condiciones y configuraciones de privacidad de las redes sociales que utilizamos. Modificando estas configuraciones podemos limitar la cantidad de personas a las que les permitimos acceder a las fotos de nuestros hijos. Nos aseguramos de que solamente sean nuestros familiares y aquellos que realmente queremos que los vean y formen parte de su crecimiento.

La tecnología es una herramienta sumamente productiva, pero como con todo instrumento, tenemos que pensar cual es el mejor modo de utilizarlo. La brecha generacional entre los padres y los chicos, que son nativos digitales, abre un abanico de desafíos y posibilidades que debemos enfrentar entre todos con seriedad, capacitación y compromiso.

* Defensor del Pueblo. Abogado. Docente Universitario



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