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Opinión 12 de agosto de 2017

De la mano de Bergoglio, la Iglesia elige y se renueva

por Guillermo Villarreal

Los comicios legislativos no serán los únicos este año, la Conferencia Episcopal Argentina también elegirá en noviembre sus autoridades para el trienio 2017-2020. Todo bajo la mirada del papa Francisco que, con nombramientos de obispos y cambios de perfil pastoral, va modelando una nueva Iglesia en el país.

El proceso electoral eclesiástico se enmarca en un recambio generacional y está inmerso en un clima interno al menos enrarecido por decisiones de algunos de los miembros de la mesa ejecutiva, que no tuvieron el consenso necesario de sus pares.

Será la segunda vez desde que Jorge Bergoglio fue proclamado pontífice en 2013 que el Episcopado renovará sus autoridades, aunque está vez casi completa, dado que muy pocos pueden ser reelectos en sus cargos, entre ellos su actual presidente monseñor José María Arancedo.

El sucesor “natural” de monseñor Arancedo en la Presidencia del Episcopado es el arzobispo Mario Poli, actual vicepresidente primero, único cardenal activo y primado argentino.

No obstante, el nombre del purpurado porteño comenzó a ser objetado en los últimos meses por algún sector interno, que le atribuyó haberse “cortado solo” en la idea de avanzar en un camino de diálogo para la reconciliación de los argentinos. Punto por el cual, según fuentes de la curia, Poli también tuvo “chisporroteos” con el Papa.

De no ser el cardenal Poli el elegido, surgen muy pocos nombres para quedarse con la Presidencia. La lógica indica que debería ser un arzobispo quien ocupe el cargo, pero puertas adentro va tomando fuerza la posibilidad de que un obispo auxiliar sea quien conduzca la Iglesia vernácula.

En ese sentido, en pasillos eclesiásticos surge el nombre de monseñor Enrique Eguía Seguí, obispo auxiliar de Buenos Aires, antiguo colaborador de Jorge Bergoglio y ex secretario general del Episcopado.

La nominación del prelado porteño es al menos llamativa, aunque en tiempos de Francisco las sorpresas en cuando a los nombramientos suelen ser moneda corriente. Lo fue en su momento la elección de Poli como su sucesor en Buenos Aires y le siguieron designaciones de obispos argentinos que no siguieron la lógica habitual.

Otro interrogante es quiénes serán los dos arzobispos que acompañarán en las vicepresidencias al que sea proclamado jefe de la Iglesia local.

El único dato que trascendió es que a monseñor Eduardo Martín (Rosario) le pidieron que no se anote para continuar al frente de la Comisión Episcopal de Educación Católica, cargo para el que podía ser reelecto, porque “puede ser tenido en cuenta” para la mesa ejecutiva.

En la lista de posibles vicepresidentes aparecen también Jorge Lozano (San Juan), quien deja la Pastoral Social después de seis años, Ramón Dus (Resistencia) y Carlos Azpiroz Costa (Bahía Blanca).

El arzobispo Víctor Manuel Fernández, rector de la Universidad Católica Argentina (UCA) y hombre de estrecha confianza del pontífice, es siempre número puesto para la Comisión Ejecutiva.

Pero el futuro de “Tucho”, el prelado considerado el “teólogo del Papa”, parece tener muchos caminos probables.

Desde ser promovido a un dicasterio del Vaticano hasta cubrir las arquidiócesis de Tucumán y Santa Fe, o la de La Plata, jurisdicción eclesiástica a la que Héctor Aguer renunciará el año próximo.

También hay dudas en cuanto a la reelección de monseñor Carlos Malfa (Chascomús) como secretario general. Su estilo de gestión produjo algunos roces internos, por lo que algunos prelados consideraron que perdió consenso para seguir en el cargo por tres años más.

DyN.