MIRAMAR (Corresponsal).- En distintas ocasiones LA CAPITAL reflejó a través de sus páginas el confuso panorama que rodeaba al Boulevard Atlántico Hotel, esa gigante mole de cemento que en 1890 emergió llamativamente entre los médanos y luego dio lugar a la creación de la villa balnearia de Mar del Sud.

Cuestiones oscuras, proyectos faraónicos nunca cristalizados, peleas de intereses económicos, junto a un profundo deterioro y saqueo marcaron la realidad del histórico hotel desde su cierre oficial en la década del 90′.

No obstante, durante los últimos años una empresa conocida como Reciclajes Michenzi con el financiamiento de un inversor privado logró hacerse de la propiedad afrontando distintas deudas para luego restaurarla y que vuelva a funcionar como un alojamiento respetando las cuestiones originales del edificio, por lo menos en el sector de la fachada.

Esa iniciativa tardaría algunos años y demandaría una inversión económica cercana a los 9 millones de pesos, por lo que generó entusiasmo no sólo en los habitantes marsureños sino también en las autoridades políticas y aquellos interesados por la recuperación del patrimonio histórico.

La realidad demuestra que hoy el hotel volvió a ser abandonado y su futuro es realmente incierto.

“Hay un desorden generalizado, no se sabe que va a pasar, encima el responsable de la obra sufrió un severo inconveniente de salud y es una incógnita su recuperación. Estábamos ilusionados pero creo que terminó siendo más de lo mismo, pobre hotel”, dijo uno de los vecinos consultados por este medio, mientras caminaba desesperanzado frente al enorme edificio situado sobre la avenida 100.

Igualmente, hubo otras cuestiones expuestas por especialistas sobre el desarrollo del proyecto, entre ellos, el arquitecto Pablo Grigera quien en innumerables ocasiones denunció diversas irregularidades.

Esto también fue divisado por la Secretaría de Obras, Planificación y Medioambiente municipal que hace unos meses decidió paralizar las obras.

El expediente con la clausura sigue en el Juzgado de Faltas con una multa pendiente de 50.000 pesos.

“El actual propietario, de apellido Domenicone, pidió en la comuna que se apruebe el proyecto de obra aunque deberá hacer las modificaciones establecidas”, aseguran desde la comuna.

Pizarras por chapas

Más allá de las modificaciones en el reemplazo artesanal de ciertas piezas originales de hormigón en la fachada, la discrepancia más criticable está en el techo al cuál se le colocó chapa en reemplazo de réplicas de la pizarra negra que era lo autorizado.

“Había una diferencia económica de 1,5 millones de pesos, cifra que decidimos aportar para otra etapa de la construcción. Pero lo más importante es que las pizarras originales no existen, esas tenían 2 milímetros de espesor contra los 4,5 que cuentan las de ahora. Ahí entra a jugar una cuestión primordial que es la seguridad y consideramos que la estructura del techo no iba a soportar ese peso”, mencionaron en su momento a este medio desde la empresa Reciclajes Michenzi.

Si bien no se sabe a ciencia cierta que deparará el futuro del Boulevard Atlántico Hotel, una vez más vuelve a ser víctima de situaciones confusas e intereses económicos poco claros, algo diferente a lo que seguramente soñaron sus creadores, aquel grupo de ingenieros alemanes y financistas argentinos, agrupados en el Banco Constructor de La Plata S.A