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Deportes 24 de marzo de 2017

El “Patón” Maquiavelo

por Walter Vargas

La victoria de la Selección Nacional ofrece dos miradas positivas: la formal, la que establece que por primera vez en mucho tiempo ha regresado al lote de los que hoy clasificarían el Mundial de Rusia y la clave de Príncipe Maquiavelo a la que invitó Edgardo Bauza con su lógica de “El fin justifica los medios”.

Bauza, el Patón, al parecer ha enterrado por siempre su perfil de entrenador amigo de la sensatez y remiso a las frases altisonantes para devenir esta especie de clown sin gracia que anuncia la conquista de un Mundial que no se sabe si sus dirigidos jugarán y que anoche, con evidente vocación provocadora, calificó con 10 puntos una perfomance que con mucha suerte y buena voluntad rozó los 4.

Y he aquí el principal problema, desde el momento que si Bauza fuera apenas un tipo pagado de sí mismo, ocurrente, bocón o lo que fuere, pero la Selección expresara signos de crecimiento, bueno, adelante, al fin de cuentas los entrenadores se expresan a través de cómo juegan sus equipos.

Pero la Selección, la Selección de Bauza, no ha dejado de ser un agrupamiento terrenal, espasmódico y desangelado, por momentos incluso ordinario, que si se llevó los tres vitales puntos en pugna con Chile fue por obra y gracia de un providencial cóctel de horrores arbitrales y una cierta impericia trasandina a la hora de rubricar su claro dominio en grosso modo el 70 por ciento del juego.

¿Había que ganar, urgía ganar y ganó?

¡Por supuesto! Y si la Selección consumara su llave de ingreso al Mundial de 2018 sería imposible señalar los hitos virtuosos pasando por alto de lo anoche en el Monumental.

¿El fin justifica los medios?

Tal vez, pero siempre y cuando antes esté justificado el fin, y resulta que ganar como se ganó, y en el contexto precedente, el del último semestre de la temporada anterior, no es de buen augurio.

Bauza persiste en un error en el que han caído la enorme mayoría -por no decir todos- de los entrenadores de la Selección desde que Messi es Messi: amontonar “fantásticos”, “galácticos”, talentos que brillan en las ligas europeas, resignar espesor en el medio campo, porte colectivo, para terminar sin el pan y sin la torta.

No hay desequilibrio individual, no hay gol, no hay un Messi inspirado, no hay equipo: no hay.

(Para peor, el mediocentro en el que confía Bauza lo componen un Lucas Biglia sólo aceptable en sus mejores días y un Javier Mascherano cuya cresta de la ola hay que conjugarla en lejano pasado).

Que ahí mismo anida una pregunta que bien sería que Bauza se la hiciera: ¿cuántos de estas estrellas históricas en las que descansa llueva o truene jugarán mejor de lo que han jugado y, si cuadra, llegarán a Rusia en posición de dar la talla?

Entretanto se avizora una parada brava en la altura de La Paz, un partido ganable y a la vez de los que esta Selección puede padecer y cómo, también hay vida para los demás, por ejemplo para Chile, que sin Arturo Vidal jugó con enorme dignidad y mereció llevarse algo a casa, y para las otras selecciones que afrontaron la fecha 13 de las Eliminatorias del área sudamericana.

Perú dejó pasar dos puntos de oro en Venezuela, Colombia sumó tres puntos indispensables frente a Bolivia, Paraguay pisó fuerte y se quedó con su trascendente pulseada de pierde/paga con Ecuador y Brasil aplastó a Uruguay en el Centenario y volvió a demostrar que llena todos los casilleros, todos: tiene un Gran DT, como Tite; tiene un flor de equipo y tiene un acróbata, Neymar, que acaso llegue a Rusia en el punto de cocción. Agarrate.

Télam.