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Arte y Espectáculos 3 de junio de 2018

El verano en que Facundo Manes se ganó un premio Estrella de Mar

La historia de cómo llegó a estar muy cerca de China Zorrilla y Antonio Gasalla, en un verano clave de la historia argentina: 1982. Mar del Plata, esa caja de recuerdos del país.

En escena, Manes tenía trece años y era parte del grupo de Teatro de Salto.

A su manera, Mar del Plata es una ciudad que guarda historias de todos los argentinos. Pequeñas a veces, historias mayúsculas y famosas, otras. Pero siempre recuerdos personales vinculados a esta vocación tan marplatense de recibir a turistas tradicionales, veraneantes nuevos, actrices, actores, directores, directoras, cineastas noveles o consagrados y ciudadanos de otros sitios que optan por “retirarse” en estas playas.

El neurólogo y neurocientífico Facundo Manes también atesora una minihistoria que lo vincula con la capital del turismo argentino.

Criado en la ciudad de Salto, localidad de la provincia de Buenos Aires, un Facundo que estaba aún lejos de convertirse en consultor de temas ligados a la neurología, y que también estaba lejos de ser el autor de libros exitosos como “El cerebro del futuro” y “El cerebro argentino” -entre otros- hacía sus primeros pasos en el teatro.

Un prestigioso grupo de teatro de esa ciudad bonaerense, el Teatro de Salto, lo tenía como miembro activo. La particularidad de este colectivo artístico era que motorizaba su actividad a partir del trabajo con niños, niñas y adolescentes. “El Teatro de Salto cuenta con un elenco estable de más de treinta pequeños actores y es su objetivo principal recrear a aquellos mayores de seis años”, se leían los objetivos en un programa de mano del grupo.

“Los pequeños integrantes son iniciados en la lectura de clásicos y modernas historias juveniles, son ellos los que eligieron realizar ‘Any… la de tejados verdes‘”, se puede seguir leyendo.

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El grupo cobró confianza y profesionalismo a fuerza de muchas obras realizadas. Así fue como salieron varias veces de gira con piezas infantiles como “Papaito piernas largas”, “Tom Saywer”, “Luces malas” y la citada “Any… la de tejados verdes”.

Teatros de la ciudad de Buenos Aires, de Arrecife, de Pergamino y de Necochea, durante un festival de teatro infantil, y hasta de Mar del Plata fueron receptores de las obras del grupo, que estaba formado por cerca de treinta niños actores y niñas actrices. Así fue como en la temporada de 1982, “Any… la de tejados verdes” llegó a la sala principal del Auditorium, con un staff que lo contaba a Manes, quien entonces tenía trece años.

Las crónicas de la época destacaban -tal como se haría en la actualidad- el notable esfuerzo de quienes encabezaban la compañía, considerada del interior para los ojos porteños y también para los marplatenses, que estaban acostumbrados a recibir espectáculos provenientes de Capital Federal. Es que era aún incipiente el desarrollo del teatro independiente local.

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“El Teatro de Salto ha venido actuando en diversas localidades, con obras que constituyen un esfuerzo ponderable por parte de este elenco, integrado por más de treinta pequeños actores, más algunos adultos y un grupo de músicos que llevan a escena clásicos de la literatura infantil”, destacaba este mismo diario en su sección de Espectáculos.

Ese verano de 1982, mientras el país iba ensombreciéndose, el grupo de teatro de Salto se quedaba con un Estrella de Mar por su labor en la comedia musical “Any… la de los tejados verdes”, una adaptación de la novela de Lucy Maud Montgomery.

Y el adolescente Facundo Manes participaba orgulloso de la ceremonia de premiación, junto a figuras enormes del espectáculo argentino. Durante aquella temporada, China Zorrilla y Antonio Gasalla eran sólo dos de los “grossos” que integraban la grilla de espectáculos veraniegos. Ambos actuaban en el Auditorium, para sorpresa y admiración de Manes y sus compañeros.

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Tal vez, de la mano del teatro y de la literatura, un precoz Manes empezaba a entender la importancia del arte como vehículo de emociones, como herramienta de trabajo colectivo y como metáfora del mundo contemporáneo.

(*): Para poder elaborar esta crónica fueron imprescindibles los datos que aportó el Departamento de Prensa y Archivo del Teatro Auditorium.