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La Ciudad 12 de enero de 2017

En medio idas, vueltas y confusión, las fiestas de música electrónica por ahora están suspendidas

En un día repleto de incertidumbre y contramarchas, el gobierno municipal aseguró que el decreto que suspende las fiestas electrónicas está vigente. Pero convocaron a una reunión para hoy con los empresarios. "Vamos a trabajar para destrabar algún planteo que está pendiente", sostuvo el secretario de gobierno Alejandro Vicente.

Las fallas del gobierno de Carlos Arroyo para comunicar tuvieron ayer uno de sus puntos más altos. En un día repleto de días, vueltas y confusión, las fiestas de música electrónica por ahora quedaron suspendidas al estar en vigencia el decreto del intendente que las prohíbe. Pero en medio de sus contradicciones, el mismo gobierno dejó abierta una puerta para que algunos de estos eventos pueda realizarse: convocaron para hoy a las 13 a una reunión con los empresarios, que intentarán conseguir la autorización para al menos realizar las fiestas que habían sido programadas para este fin de semana.
“Vamos a trabajar para destrabar algún planteo que está pendiente”, sostuvo anoche el secretario de gobierno Alejandro Vicente en la última conferencia de prensa del día. Lo escuchaban a su lado el secretario de Salud, Gustavo Blanco; el titular de Inspección General, Emilio Sucar Grau; el titular del Emsur, Eduardo Leitao y el secretario de Producción, Ricardo De Rosas. “El Ejecutivo ha decidido volver a reunirse mañana (por hoy) porque seguimos trabajando con este tema tan delicado. Estamos hablando del cuidado, la protección y la integridad de los jóvenes que vienen a Mar del Plata. Dada la magnitud de esta situación vamos a seguir trabajando durante toda la noche, juntamente con todos los empresarios. Después daremos un comunicado oficial”, afirmó Blanco, mientras, apurado, le hacía señas a los otros funcionarios para finalizar el encuentro con las medios de la ciudad y el país. Pero Vicente aceptó contestar algunas preguntas. Eso sí: no aclaró demasiado. -¿Lo que están anunciando significa que este fin de semana no habrá fiestas de música electrónica?, le consultó LA CAPITAL. “Esto significa que hay un decreto vigente y los fundamentos están en la propia norma”, respondió. Luego explicó a medias los planteos que se analizarán hoy con los empresarios. “Son cuestiones pendientes de los empresarios con los que ya nos reunimos dos veces.
No podemos seguir avanzando para no generar ningún tipo de declaración que provoque algo que no sea bien visto”, sostuvo.

Explicaciones extravagantes

La jornada de ayer transcurrió en medio de un estado de permanente desconcierto acerca de los alcances de la decisión del intendente Carlos Arroyo de “no autorizar la realización” de “fiestas electrónicas”.
Luego de que en la tarde del martes el área de prensa del municipio comunicara que el jefe comunal había dispuesto “suspender” este tipo de eventos, el Ejecutivo enfrentó una catarata de críticas así como duros reclamos de parte de los empresarios a cargo de su organización.
Así se generó una asombrosa situación de crisis que obligó a prácticamente todo el gabinete y al propio Arroyo a abocarse casi exclusivamente a tratar este tema durante toda la jornada.
Por la mañana el intendente abrió su despacho para recibir a los empresarios, quienes le plantearon sus reproches y hasta le advirtieron que acudirían a la Justicia para voltear la norma.
Tras algunas horas, algunos de ellos salieron a plantear el resultado de la reunión. “Las fiestas no fueron prohibidas”, se encargó de aclarar el responsable del balneario Mute, Ariel Gambini, explicando que en ese momento los empresarios estaban trabajando junto al Ejecutivo en su “autorización”.
De este modo, comenzaron a surgir dudas sobre el contenido del decreto firmado por el jefe comunal.
La confusión se acrecentó minutos más tarde, cuando el secretario de Salud, Gustavo Blanco, enfrentó a la prensa para tratar de describir lo que estaba sucediendo.
“Hemos estado reunidos con los empresarios que trabajan con los eventos electrónicos masivos y estamos trabajando con un decreto, que vamos a tener listo para la 1 o las 2 la tarde, donde les vamos a poder anunciar cuál es la conclusión final”, explicó.
Categórico, el funcionario subrayó que la intención era la de “cuidar la salud” de quienes asisten a este tipo de eventos y afirmó: “nosotros no prohibimos ninguna fiesta, nosotros alentamos las fiestas” y dijo que se pretendía regular “a las fiestas electrónicas, donde todos sabemos, hay consumo de drogas”.
En ese momento Blanco no supo precisar ninguno de los artículos del supuesto decreto en el que, dijo, se venía trabajando.
Lo cierto era que para ese entonces, ya existía un texto completamente redactado y firmado por el propio Blanco, por la secretaria de Cultura, Silvana Rojas, por la presidenta del Emtur, Gabriela Magnoler y el intendente Arroyo.
Pese a tener todas esas firmas, ese decreto, con el número 112, no había cumplido con todo el circuito administrativo requerido para su publicación definitiva.
En ese momento ya había varios funcionarios notoriamente fastidiados con la situación. Uno de ellos le confirmó a LA CAPITAL que en esas horas, aprovechando que el decreto aún no había sido publicado y frente a la fuerte presión de los empresarios, había quienes trataban negar su existencia en un intento por sustituirlo por otra norma consensuada.
Pasadas las 14, cuando el hall del Palacio Municipal se encontraba repleto de periodistas a la espera de lo prometido por Blanco, inesperadamente apareció en escena el intendente.
Arroyo abrió la puerta de su despacho para, como lo hace habitualmente, retirarse a su domicilio y mantuvo un confuso diálogo con la prensa, durante el cual confirmó que el decreto sobre las fiestas electrónicas ya había sido firmado y que no había nada más que esperar.
De hecho, su registro databa de la jornada anterior.
-¿Ustedes tienen el decreto, no es cierto? – preguntó.
– ¡No! -respondieron los periodistas.
– Bueno, pídanlo porque está editado el decreto, mandé que lo publicaran.
– ¿Y qué dice?
– Ahora no lo sé de memoria, es largo, tiene tres páginas.
Así, y pese a la enmarañada explicación que dio sobre los alcances de la norma, Arroyo dejó en claro que la espera del decreto prometido por su secretario de Salud no tenía sentido. Para el intendente, ya estaba todo dicho.