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La Ciudad 19 de febrero de 2016

Enérgicas reacciones tras la muerte del delfín franciscana en la playa

Cuestionaron la falta de conocimiento de las personas acerca de la fauna autóctona. También hay quejas sobre el mal funcionamiento de la Red Oficial de Rescate de Fauna y la falta de divulgación sobre la actitud a tomar frente a ejemplares que se acercan a la playa.

“Cuando una foto vale más que la supervivencia de un animal”, tituló Ana Di Pangracio, de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), la reflexión sobre el ilógico hecho que se dio hace algunos días en las playas de Santa Teresita y que generó un repudio internacional.
La referente ambiental destacó que observar a un delfín franciscana, fue un “raro privilegio” y repudió el “manejo irresponsable de los ejemplares” que causó la muerte de uno de ellos, en el marco de un momento histórico en el que tenemos una aparente necesidad de registrar todo a cualquier costo.
El delfín Franciscana o del Río de la Plata (Pontoporia blainvillei) es uno de los más raros y pequeños del mundo (tiene una longitud de 1,5m). Vive cerca de la costa y utiliza nuestros ríos para alimentarse. Al andar por aguas turbias, sus ojos son pequeños y de visión reducida; en contraposición, desarrolló un gran sistema de ecolocalización ubicado en su cabeza. Posee el pico más largo dentro de los delfines y su cuerpo es único; tiene aletas extrañas y una coloración marrón grisácea, de allí su nombre asociado con el hábito de los monjes franciscanos.
Además, es una especie endémica de Sudamérica, sólo habita desde las costas del Estado de Espirito Santo (Brasil) hasta la Península Valdés (Argentina) y está en peligro de extinción. Sus principales amenazas son la contaminación, la pérdida de hábitat y la mortalidad accidental en redes de pesca. En algunas playas de Buenos Aires mueren enredadas más franciscanas de las que nacen. Esto llevó a que la especie fuera clasificada como “vulnerable” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), y a que esté catalogada en el Apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites) de la cual Argentina forma parte. Como Di Pangracio, muchos otros ambientalistas, científicos y personas amantes de la naturaleza coinciden en que la irresponsable manipulación de este animal acuático, manoseado y por largos minutos fuera del agua, fue una “grave falta de sensibilidad y sentido común”.
Asimismo, nadie sabía que se trataba de una Franciscana, ni de su condición de especie nativa y en peligro de extinción. “Esto es parte del creciente desconocimiento que la gente tiene de la naturaleza argentina, de sus espacios naturales, ecosistemas y especies. La capacitación sistemática sobre la flora y fauna nativa en las escuelas está ausente, quedando ello sólo relegado a contados docentes que se preocupan por adquirir estos conocimientos para transmitírselos al alumnado; o bien, a inquietudes propias de algunos chicos o padres interesados en el tema que estimulan a sus hijos”.
El video que muestra el fatídico episodio y que se viralizó rápidamente, deja apreciar cómo sólo una voz, insistente pero ignorada, pide que se devuelva al ejemplar al mar.
Una única voz coherente que debería haber tenido mucho más eco, frente a una gran cantidad de voces que no pudieron ni supieron analizar que el animal acuático no sobreviviría más que unos pocos minutos fuera del agua, lugar del que nunca debió haber sido retirado.
Para Vida Silvestre, en tanto, la franciscana es una especie prioritaria. Hace más de diez años, su programa marino trabaja para protegerla en conjunto con AquaMarina y otras instituciones. Los resultados de una investigación coordinada por Vida Silvestre evidenciaron una pesca accidental en redes (bycatch) aproximada de entre 600 y 800 ejemplares por año, para una población estimada en 14.000 animales en nuestro país, convirtiéndola en una de las especies de mamíferos más amenazadas en el Atlántico Sur. En ese contexto, cada delfín franciscana cuenta.

Críticas a la Red de Rescate

Por otro lado, la Fundación Fauna Argentina criticó en un duro comunicado, el funcionamiento de la Red Oficial de Rescate de Fauna Marina, que se formó hace 18 años. “Ha fracasado por la falta de la redacción de un protocolo de procedimiento que ha hecho que muchos animales fueran levantados de las playas y llevados a las instalaciones sin ninguna necesidad, por falta de información en el público que asiste a la playa y por querer colaborar pueden perjudicar al ejemplar que ocasionalmente salga a la costa con distintos propósitos; esta falta de información genera además demanda excesiva en la población para que todos los animales que salen a la costa, así sea en oportunidad de descanso, sea capturado y llevado a una recuperación que no necesita, pudiéndole ocasionar un daño innecesario debido al estrés y otros factores provocado por la operación” consideraron Juan Antonio y Julio Lorenzani, presidente y secretario respectivamente de la entidad.
“Todo esto ha llevado a que la costa se encuentre en un estado de descuido ya que no se puede pretender que solamente los 2 oceanarios y el zoológico de la ciudad de Buenos Aires puedan cubrir eficazmente las necesidades de los cientos de kilómetros de la costa de la provincia de Buenos Aires tal como lo demuestra el caso del delfín franciscana”.
“La frustración de esta red de rescate se debe a que solamente se convocaron, por motivos que escapan a nuestro entendimiento, a los emprendimientos que albergan fauna marina en cautiverio y se despreció a las ONG existentes en las distintas localidades costeras, no pudiéndose cubrir de esta manera la extensa línea de ribera provincial”.
“Apelamos a que desde los organismos de aplicación tomen en cuenta la seriedad de lo planteado y se comience a trabajar en la conformación de una verdadera red de rescate que atienda tanto las demandas de cuidado de la fauna marina como así también el requerimiento de la población que asiste por distintos motivos a las playas de la provincia” señalaron.



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