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La Ciudad 19 de enero de 2018

Enojo con Arroyo por el veto a la dársena para discapacitados

Lo transmitieron entidades del sector. El intendente dio marcha atrás con una norma para generar dársenas de ascenso y descenso en un sector de la costa.

La combi estaciona frente al balneario. Desde allí empiezan a bajar los chicos para ir a la playa. Es un ritual que se repite todos los días soleados del verano y que puede demorarse porque algunos deben bajar en sillas de rueda. Sin embargo, saben que pueden llagar a ser apurados por algún conductor que quiera ingresar al balneario: el vehículo está en el acceso a la cochera, por lo que hasta podría caberle una multa.

La escena tuvo lugar ayer a metros de Perla Norte, uno de los balnearios mejor equipados para las personas con discapacidad: tiene rampa para bajar a la playa, sillas anfibias para meterse al mar y lugares de sombra. Pero le faltan dársenas de estacionamiento para que el acceso sea más sencillo.

El objetivo se había logrado en diciembre, cuando el Concejo Deliberante aprobó una ordenanza que contemplaba establecer cuatro espacios de ascenso y descenso para personas con movilidad reducida. La norma fue vetada por el intendente Carlos Arroyo, que si bien no se mostró en desacuerdo con el espíritu de la legislación señaló que no estaba clara la información sobre “la ubicación y las dimensiones del espacio” reservado.

“Lamentablemente se vetó sin consulta previa”, se quejó ayer la presidenta del Consejo Municipal de Discapacidad, Silvina López, y aseguró que el presidente del Ente Municipal de Vialidad (Emvial), Pablo Simoni, ya se puso en contacto con ella para tratar de llegar a un acuerdo.

“Cideli viene con tres colectivos y no puede bajar a los chicos en forma segura, que es lo que más nos duele. A veces nos estacionamos en doble fila y entre los autos pasamos las sillas”, describió López, quien se molestó porque la ordenanza fue vetada “por una cuestión técnica y sin consulta a los organismos” que la impulsaron.

“Si hay voluntad, se pueden arreglar las cosas mucho más rápido, que es lo que más nos duele. Nosotros necesitamos este espacio ya, más allá de las cuestiones técnicas”, aclaró López. Lógico: el objetivo era que no hubiera inconvenientes en verano y ya pasó más de la mitad de enero sin que los vehículos tengan un lugar reservado para estacionar.

No llegan sólo las combis o los colectivos de las instituciones. También vienen familias con discapacitados en autos particulares que necesitan un lugar para bajar. “Son muchísimos. Esta playa está abierta de 8 a 20”, comentó Gabriel Lalli, del Observatorio de los Derechos de las Personas con Discapacidad, mientras miraba cómo un colectivo lleno de chicos debía estacionar lejos del ingreso al balneario por falta de espacio.

“Esperamos que esto se revierta. La Dirección de discapacidad ya se puso en comunicación con el intendente y los concejales se comunicaron con nosotros. Creo que se han dado cuenta de que la decisión tomada no fue la mejor”, concluyó López.



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