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Cultura 13 de marzo de 2017

Esos tres tipos algo difíciles

"Tres tipos ¿difíciles?" relaciona la vida y la obra de tres emblemas de las letras argentinas: Oliverio Girondo, Jorge Luis Borges y Roberto Arlt.

por Gabriela Urrutibehety

Este libro habla de tres escritores. O mejor, de cómo escribieron tres escritores claves en la literatura argentina.

Los tres tenían más o menos la misma edad, aunque uno murió a los 42 años y otro, a los 86. Los tres compartieron algunas amistades, bastantes enemistades y algo de indiferencia.

Los tres escribieron sobre la ciudad en la que vivían, aunque cada uno mostró una ciudad distinta.

¿Por qué estos autores fueron claves? Porque, para los escritores argentinos, hoy todavía, algunos de ellos fueron y son referentes a la hora de pensar cómo escribir. Y porque miles de lectores encuentran que sus libros dicen cosas que vale la pena leer.

¿Por qué difíciles? Llamamos difícil a lo que nos obliga a apartarnos de los caminos transitados, de lo conocido, de lo que ya entendemos. Cuando nos enfrentamos con algo nuevo a veces nos da trabajo enfocar, como si al principio viéramos borroso.

Esto sucedió con las obras de estos tres escritores en el momento en que aparecieron y a veces aún les sucede a muchos lectores. Porque ellos abrieron nuevos caminos a la hora de hacer literatura. Caminos distintos. Inesperados. Cuando un escritor no escribe como se espera, busca también un lector poco común: que ame los desafíos, que no le tenga miedo a lo distinto y que se anime a meterse donde otros no se animan. Un lector que vuele con la obra, que entre en el juego de dialogar con ella, de hacerle preguntas más que de encontrar respuestas.

¿Escribir es una tarea solitaria?

Sí y no. Alguien ha comparado al lector con un pescador y el escritor es, ante todo, un lector. Es cierto: un escritor es alguien que no puede dejar de leer. Lee el mundo, a sí mismo, a la gente que lo rodea, a la sociedad, a la naturaleza, a lo que siente, a cómo lo siente, en fin, a todo lo que hace a la vida. Y por supuesto, lee a otros escritores. Es cierto que, si uno mira a un pescador, está solito, quieto y en silencio con su caña, vigilando que pique algún pez. De la misma manera, el escritor está solo frente al papel en blanco (o la pantalla).

Sin embargo, el pescador seguramente forma parte de algún club de pesca, compra habitualmente alguna revista para conocer los mejores sitios para pescar, visita casas de venta de artefactos para la pesca donde intercambia opiniones e información con otros pescadores.

Los escritores también se reúnen con otros escritores con los que comparten o discuten ideas sobre la literatura, se intercambian información y opinión sobre sus lecturas, frecuentan ciertos lugares de reunión. Como editar un libro no es algo simple también suelen reunirse para gestionar publicaciones.

Uno de esos lugares de encuentro y de discusión son las revistas literarias. En la actualidad ese lugar también lo toman los blogs. En esos espacios se publican obras breves o fragmentos, se escriben reseñas de los libros que van apareciendo o artículos sobre escritores y las diferentes maneras de escribir.

Obviamente, cada revista suele agrupar escritores que valoran y detestan las mismas cosas en el campo de la literatura, las artes y la cultura en general, así como las posiciones políticas de los miembros.

Algunas publicaciones generan fuertes y discusiones sobre la escritura.

En Buenos Aires, en 1924, esto ocurrió con la aparición de la revista literaria Martín Fierro. Los fundadores eran jóvenes escritores que proponían formas diferentes, modernas y, en muchos casos, chocantes de hacer arte: Girondo y Borges estaban entre ellos. Provocaban a los lectores con sus obras. Pero también con sus actos.

Girondo por ejemplo, decidió publicitar su libro de poesía Espantapájaros paseando un muñeco en una carroza fúnebre.

Martín Fierro se editó hasta 1927, cuando se disolvió por divergencias en el grupo sobre apoyar o no la candidatura a presidente del radical Hipólito Yrigoyen.

Por la misma época, otro conjunto de escritores jóvenes se reunió en un grupo al que llamaron Boedo –nombre de la calle principal de un barrio de trabajadores– este grupo proponía una estética más ocupada de las cuestiones sociales y de tipo realista. Enfrentaron al grupo de los martinfierristas, al que llamaron Florida, con sus obras. Eran obras que procuraban entrar en la densidad de la vida social, mostraban la opresión que sufría la gente de trabajo, sus luchas, sus problemas. También las ideas políticas que en ese momento cruzaban a la sociedad: el anarquismo, el socialismo y la reciente revolución rusa. El grupo Boedo incluyó entre sus miembros a Roberto Arlt quien, sin embargo, era muy amigo de Ricardo Güiraldes, otro de los integrantes del grupo Florida.

Las discusiones eran sobre la escritura, sobre qué contar, sobre cómo contar, si había reglas, si se podían romper, en qué consistía ser escritor.

Decían que Arlt ignoraba la ortografía o usaba mal la sintaxis. Sin embargo al criticarlo mostraban que no podían ignorar sus obras porque su escritura era poderosa.

La discusión entre ambos grupos era interesante porque planteaba una pregunta que siempre está en la cabeza de un escritor: ¿qué me provoca a escribir? ¿por qué? ¿por dónde pasa en realidad la fuerza de mi escritura? Muchas veces no hay suficiente perspectiva para analizar esto mientras ocurre, hay que esperar que hable el tiempo. Sin embargo Borges que era un lector al que le gustaban los desafíos, enseguida se dio cuenta del genio de Arlt.

En la revista Proa, en la que él trabajaba en 1925, apareció un relato de Arlt llamado “El rengo”, que luego sería un capítulo de El juguete rabioso. Como escritor Borges sabía que escribir era mucho más que contar historias buenas o entretenidas.

Borges y Girondo, aunque compartían el espacio de Martín Fierro tuvieron siempre diferencias sobre el modo de encarar la escritura.

En 1983, Borges diría que “Girondo era el más flojo de todos nosotros”. Aunque a estas diferencias literarias, es posible agregar la disputa por el amor de Norah Lange. Ella también era poeta y eligió casarse con Girondo.



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