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Deportes 25 de enero de 2017

Gago es la solución, y es el problema

por Vito Amalfitano

El “mix” de Boca que empató con San Lorenzo dejó casi las mismas certezas y dudas que el equipo “titular” que le había ganado a Estudiantes el sábado por la Copa de Oro del Fútbol de Verano 2017 en Mar del Plata. Fernando Gago es la solución, y a la vez el problema, entre lo que tiene y lo que le falta a este equipo de Guillermo Barros Schelotto que, de todos modos, terminó primero el Campeonato de Primera División a fines de 2016 y empezó bien en estos primeros ensayos estivales, ya sin Carlos Tevez.
Gago es la solución para dosificar, para meterle una pausa, un freno y un pase a toda la vorágine que proponen los equipos de los mellizos. En esa Pablo Pérez es el socio natural y “titular”, pero también lo acompañaron bien ante San Lorenzo los colombianos Sebastián Pérez y Wilmar Barrios. Las combinaciones entre los tres fueron de lo mejor que se vio en el Minella en la noche del martes y casi en todo el verano. Boca empezó con ese talento colectivo para suplantar el desequilibrio individual que había provocado Centurión en el primer partido. “A Tevez se lo va a reemplazar con el equipo y las individualidades”, había avisado Guillermo antes que empiece a rodar la pelota del 2017. Y, en efecto, ante San Lorenzo, en la búsqueda inicial de gestación y ataque, apareció más el equipo que la individualidad para desequilibrar. O al menos un esbozo de sociedad de equipo con los encuentros entre Gago y los colombianos y las proyecciones a los costados de Jara y Fabra.
Pero Gago también es el problema porque su ductilidad requiere de equilibrio. Es, se sabe, más un volante de distribución que de contención. Y en el “mix”, con los colombianos, tampoco aparecieron soluciones para cubrir sus espaldas, la enorme brecha que queda entre ellas y los centrales y hacia los costados, con laterales que atacan mucho mejor que lo que defienden. Por eso San Lorenzo, paulatinamente, con el correr del partido, logró equilibrar y ganar el medio con la sapiencia de Ortigoza y el despliegue de Mussis, y los espacios fueron aprovechados con inteligencia y destreza por Sebastián Blanco y el pibe Merlini,  y por Cerutti por afuera para la contundencia de Blandi por adentro.
Un brillante zurdazo de Walter Bou paró esa recuperación y avance de San Lorenzo. Pero no detuvo la preocupación por el rendimiento defensivo de Boca. Con Pablo Pérez o con los colombianos, con Betancur o Carrizo, con Zuqui en posiciones extrañas o Centurión, siempre Gago tendrá que arreglárselas casi solo en la contención. Salvo que la suma de algunos de todos aquellos haga que el equipo de La Ribera tenga el monopolio de la pelota para no  preocuparse por el retroceso. Algo casi imposible en el fútbol de hoy, menos sin un enganche natural que profundice ese control.
Ante este panorama, y la enumeración de sobreabundancia de volantes de juego pero no de marca en el plantel de Boca para acompañar a Gago, cabe preguntarse seriamente el porque de la insistencia por Walter Montoya. Otro volante de gran capacidad técnica pero que tampoco sería el auxilio que Gago necesita. Que no es precisamente “un doble cinco” (porque está visto que él rinde mejor como único volante central) sino mediocampistas de despliegue, retorno y capacidad de recuperación a sus costados.
El Superclásico del sábado es otro capítulo que ayudará a determinar si el Gago que es solución alcanza para disimular al Gago que también es problema.


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