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Deportes 11 de mayo de 2018

Se obsequió una vida más

Peñarol venció a San Lorenzo y forzó un cuarto partido. Un muy buen trabajo defensivo y un doble agónico de Steffphon Pettigrew (autor de 27 puntos) certificaron la victoria "milrayitas" para estirar la serie.

Por Marcelo Solari

El básquetbol tiene esas cosas que lo hacen tan apasionante. Es el juego más lógico que existe. Aunque también permite margen para alguna sorpresa. Y si no fue sorpresa, al menos fue inesperado. Pero por mérito propio. Peñarol se regaló anoche -y le regaló a su gente- una vida más. Venció a San Lorenzo de Almagro por 85 a 83 en la última jugada y descontó en el play-off por los octavos de final de la Liga Nacional. Habrá cuarto partido, nomás. El domingo, a las 21, otra vez en casa.

La primera defensa de la noche, formidable, intensa, concentrada, que terminó en pérdida de balón de San Lorenzo, invitaba a soñar, porque además, en el ataque siguiente de Peñarol, Nicolás Gianella anotó un triple tras un lanzamiento en soledad.

Fue un espejismo. O una expresión de deseo que quedó en eso. En menos de 4 minutos el “santo” se adueñó de todo. Impuso rigor atrás, dominó el rebote, atacó con orden, pase y variantes y tomó una rápida distancia de 10 puntos (5-15).

El “milrayitas” intentaba pero no podía. La brecha se amplió a 14 (9-23), pero el visitante tuvo un cierre displicente y el local lo capitalizó con una imagen algo más recuperada y buenas apariciones ofensivas de Steffphon Pettigrew para reducir el margen.

Consiguió establecer otra vez una buena postura defensiva el conjunto marplatense en el arranque del segundo cuarto. Y lo mantenía a raya al bicampeón. Tanto, que ni siquiera lo sacaron de foco algunos fallos cuestionables de la tripleta arbitral, incluida una insólita sanción de falta intencional a Nicolás Zurschmitten -muy activo y de buen rendimiento-.

Peñarol fue tomando el control cada vez con mayor ímpetu, acercándose en el marcador y dejando en evidencia a Gonzalo García, el entrenador de San Lorenzo, quien debió haber pedido antes ese tiempo muerto.
Porque a esa altura, la brecha era de apenas 4 puntos (23-27). Y Peñarol sentía que estaba en partido. Estaba en partido.

Le dispensó mucha atención defensiva a Gabriel Deck, forzó errores, San Lorenzo perdió fluidez y los dirigidos por Leonardo Gutiérrez pudieron correr. Además, el buen ingreso de Diego García potenció a Peñarol, que ante el delirio de su gente consiguió pasar al frente (33-32) luego de un doble de Pettigrew, otro valor importante. El envión no le alcanzó para ganar el primer tiempo, pero sí para darse cuenta de que había estado a la altura.

Peñarol reinició tan derecho con el aro, que daba la sensación de que si podía frenar atrás al “azulgrana”, algo bueno podía suceder. Lo logró a medias, porque recibió 23 puntos en el cuarto. Pero adelante estuvo intratable.
Cuando la dupla de extranjeros fuciona como tal, con el desequilibrio que puede esperarse de ella, la teórica disparidad existente ante el rival de turno, se desvanece.

Cuando Pettigrew fue mejor tomado, surgió Todd Brown, con un arsenal de puntos y asistencias. El local dominó -y lideró en las cifras- buena parte del tercer segmento. Con argumentos sólidos. Y se llevó la mínima ventaja al último descanso con un triple de Alejandro Diez.

A San Lorenzo se lo veía incómodo. O, al menos, sin esa autoridad habitual, probablemente derivada de no haber podido controlar el juego casi nunca, al revés de como acostumbra. El cuarto final fue el más desprolijo. Pero también, el más emotivo. La incertidumbre y el suspenso se instalaron para quedarse hasta el último instante.

Pese al derroche de jerarquía individual del “santo” (aún sin Marcos Mata ni Mathias Calfani, ambos lesionados), Peñarol podría haberse asegurado el triunfo un rato antes del epílogo. Lo tuvo Ale Diez, pero eligió una faja fallida a Pettrigrew en lugar de ir hacia adentro. Lo tuvo tuvo Brown, pero la tapa de Joel Anthony lo dejó con las manos vacías. Y del otro lado, no perdonó Deck, con un triple para igualar en 83 a 12 segundos del final. La última pelota era para el local. Atacó el canasto Gianella, el rebote iba para Pettigrew que se relamía, pero se le escurrió de las manos. Y San Lorenzo detuvo con falta a Leiva. El “Titán” jugó muy bien, pero la línea de libres es su karma. Quedaba 1,3 segundos. Falló el primero. Y también el segundo. Pero el destino le tenía reservado a Pettigrew, la figura de la noche, un pase de magia. El balón cayó en sus manos y desde allí fue directo al canasto. Para congelar a San Lorenzo y desatar un carnaval “milrayitas”.

Síntesis

Peñarol (85): N. Gianella 8, T. Brown 16, S. Pettigrew 27, A. Diez 12 y M. Leiva 10 (FI). D. Guaita 0, N. Zurschmitten 6, E. Okoye 2, D. García 4. DT: Leonardo Gutiérrez.

San Lorenzo (83): N. Aguirre 8, S. Safar 5, D. Tucker 22, G. Deck 17 y J. Justiz Ferrer 8 (FI). J. Anthony 13, L. Vildoza 10, M. Sandes 0. DT: Gonzalo García.

Estadio: Polideportivo Panamericano “Islas Malvinas”.
Arbitros: Daniel Rodrigo, Roberto Smith y Gonzalo Delsart.
Parciales: 14-23, 35-39 y 63-62