por Sebastián Arana

No siempre ocurre. Pero los penales consagraron al equipo que hizo el gasto, el que buscó jugar en campo rival y el que tuvo la mayor cantidad de oportunidades para marcar goles. La vía que lo había condenado en el Apertura, lo consagró en el Clausura y en la final de la temporada. Y ante su verdugo en el primero de los torneos.
Luego de igualar sin goles, los dirigidos por Mariano Mignini se impusieron 4-2 en la definición con remates desde los once metros para coronarse como campeones de la temporada. El título, decimoquinto en primera división, les permite alcanzar a Quilmes en la cima de la tabla histórica.

Kimberley también terminó con la maldición que sufría cada vez que enfrentaba a Banfield en una definición. Cada vez que el conjunto portuense se había coronado había vencido en la final a los de la avenida Independencia.
Banfield no dejó su clásica línea de tres con la intención de pelearle a Kimberley el partido en la mitad de cancha. Esa última línea aguantó casi siempre. Pero el equipo portuense no logró apoderarse del control del sector central.

Casi siempre los de Mariano Mignini se impusieron en esa zona clave de la cancha. De movida, con mayor soltura. El zurdo Franco Mañas, reemplazante de Barreiro, distribuyó con precisión y libertad en la primera parte del partido. De sus pies salieron las pocas jugadas peligrosas de la primera mitad.

A los 6′ un pase del ex Cadetes dejó a Baigorria cara a cara con Rando. El arquero de Banfield, no obstante, salió rápido y tapó, jugándose el físico, la entrada del mediocampista.

Los pases de Mañas convertían los avances en ataques durante esos primeros minutos. Incluso el zurdo inquietó con algún remate de media distancia que pasó cerca del travesaño.

Sin embargo, a medida que corrían los minutos, Mañas tuvo menos libertades. Y el partido se hizo ordinario. Kimberley no supo muy bien qué hacer con su predominio. Sus delanteros fueron impotentes para superar mano a mano a los defensores portuenses, sobre todo a Asención, impasable para cualquiera. Sólo en contadas oportunidades lo lograron. Goiburu lo hizo una vez y su centro peligroso fue despejado por una cabeza enemiga. Rondanina lo logró en otra oportunidad y Rando cortó el envío al primer palo.

En ese contexto, las chances para marcar llegaron con jugadas de pelota parada. Banfield, así, tuvo alguna aproximación. Pero la más clara por esa vía también la tuvo Kimberley. Un cabezazo que Baigorria conectó con llamativa soledad en el área, tras córner de Mañas, y que se fue apenas alto.

El segundo tiempo se animó un poco más. Banfield ganó en peso ofensivo con el ingreso de Maximiliano Andrade por Matías Morales. Por fin tuvo un delantero capaz de sacar de la zona de confort a Coppens, Fares y compañía.

Kimberley mantuvo la iniciativa. Le faltó ingenio para superar una defensa infranqueable. Pero jugar en campo rival, al menos, le permitió generar faltas. Y de ellas consiguió chances. Como un tiro libre frontal de Baigorria que se desvió en la barrera y obligó a Rando a una gran estirada para desviar al córner.

Zappacosta, en una llegada aislada, le sacó lustre a su chapa de arquero de equipo grande. Broso cabeceó de pique al suelo un córner de Montes y el arquero salvó a su equipo con un manotazo providencial.

Pero casi no atacó más el equipo de Mariscal. Rando volvió a exigirse en una aparición sorpresiva de Solaberrieta (luego invalidada por posición adelantada del lateral) para intentar conectar un tiro libre de Mañas.

A los 20′ fue la jugada de la final. Belagardi, que dos minutos antes había sido amonestado, quiso rechazar un balón en su área, pero Servera le corrió justo la pelota y recibió la involuntaria patada del defensor. Sanz dio el penal como correspondía y le mostró al defensor su segunda tarjeta amarilla.

Cuando Servera se recompuso, cuatro minutos más tarde, Rondanina ejecutó el penal. Pero Rando le adivinó la intención y desvió su zurdazo cruzado.

Kimberley pareció acusar el golpe anímico. Mariscal rearmó su defensa retrasando a Aguirre en el campo y Banfield siguió defendiendo con tres. Pero el equipo de Mignini no logró lastimarlo abriendo la cancha. De todas maneras, tuvo un par de chances: un remate de media distancia de Coppens que se desvió en Sosa y casi se mete, más un cabezazo de Rondanina -tras un córner de Mañas- que superó a Rando y Briones despejó sobre la línea.

Encerrado cerca de su arco, a tres minutos para el final, Banfield pudo enhebrar una réplica y tuvo una chance de oro. Un rechazo de Asención habilitó a Andrade, quien escapó en soledad hacia Zappacosta. Pero el delantero se apuró para definir y remató desviado.

Si Rondanina no pudo con el penal, ya nadie fue capaz de romper el cero. Los penales volvieron a definirlo todo. Rando le pasó cerca a dos y no pudo ser el héroe. Y Kimberley no necesitó a Zappacosta para levantar el trofeo. Tuvo como aliado a un poste (devolvió el remate de Briones) y a una muy mala ejecución de Broso para festejar. Ganó el mejor. Aunque no marcó la diferencia que muchos aguardaban. El torneo marplatense no es fácil. Se ratificó que conquistarlo no es un objetivo chico. Y Kimberley lo tuvo desde el primer día.

Síntesis

Kimberley 0 (4): Zappacosta (7); Guido Lucero (5), Coppens (5), Bautista Fares (6) y Joaquín Solaberrieta (6); Patricio Rodríguez (5), Servera (6), Franco Mañas (7) y Joaquín Baigorria (5); Goiburu (5) y Rondanina (4). DT: Mariano Mignini.

Banfield 0 (2): Rando (7); Natanael Esquivel (5), Belagardi (5) y Asención (7); Riveira (5), Juan Ignacio Briones (6), Franco Montes (6) y Carlos Aguirre (5); Mackencie (5); Matías Morales (4) y Broso (4). DT: David Mariscal.

Cambios: en el segundo tiempo, en el inicio, Maximiliano Andrade (6) por Morales, 10′ Manuel Sosa (6) por Esquivel, 25′ Cartalá por Lucero, 35′ Gende por Goiburu, 44′ Lautaro García por Patricio Rodríguez y 45′ Diego Cepeda por Mackencie.
Incidencias: en el segundo tiempo, 20′ expulsado Belagardi y 24′ Rando le atajó un penal a Rondanina.
Definición por penales: para Kimberley convirtieron García, Baigorria, Fares y Mañas; para Banfield marcaron Sosa y Cepeda y Briones y Broso desviaron sus remates.
Cancha: San Lorenzo (regular).
Arbitro: Marcelo Sanz (7).