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La Ciudad 28 de mayo de 2017

La historia de “El Boliche de Chapa”

Funcionó desde diciembre de 1982 hasta mediados de 1985. Tuvo una programación con figuras ilustres que entonces no tenían acceso a otros escenarios y defendió el lugar de los artistas de Mar del Plata.

Víctor Heredia en "El boliche de Chapa".

por Claudia Roldós
@clauroldosmdp

Sigue viviendo en la memoria de muchos artistas, tanto de Mar del Plata como de la escena nacional e internacional. Se trata de “El Boliche de Chapa”, un café cultural, ideado por María Cristina Blanco y puesto en funcionamiento junto con Horacio Sánchez Fuentes, quien vino desde Neuquén para sumarse al proyecto.

Por su pequeño escenario pasaron Alfredo Zitarrosa, Facundo Cabral, Víctor Heredia, César Isella, Opus 4, Markama, Los Trovadores, Armando Tejada Gómez, y Susana Rinaldi, quien dio una charla sobre su vida, matizada con tangos.

Su inauguración fue el 17 de diciembre de 1982 y la tarjeta de invitación era un poema, registrado en una pequeña hoja, con el logo del lugar: un búho de la sabiduría y sus alas con forma de chapa, para simbolizar el lugar y su espíritu.

Estaba en Catamarca y San Lorenzo, en lo que antiguamente había sido un almacén -con un barcito al lado- del que conservaron parte de la estructura original, la barra, algunas chapas para las ventanas y las mesas con que armaban el escenario.

El momento histórico

“Más que mérito nuestro, la trascendencia de El Boliche de Chapa fue por el momento histórico. Todavía estábamos en dictadura y acá estaba todo muy callado. Queríamos hacer un café cultural, un espacio colectivo y fue un lugar de expresión para muchos artistas que habían estado prohibidos y empezaban a volver del exilio, pero que no regresaban con bombos y platillos”, recordaron Blanco y Sánchez Fuentes.

Además rememoran con orgullo la regla del lugar: “Cuando actuaba alguien de nombre nacional o internacional siempre había artistas de Mar del Plata trabajando con ellos, compartiendo el espectáculo. Esa era la premisa, porque los artistas que vivían acá, cuando llegaba diciembre eran corridos de todas partes, casi no tenían espacios para trabajar”.

“Entonces no lo sabíamos, pero ‘El boliche…’ era una etapa. Lo interesante es que algunas semillas se desparramaron. En la actualidad hay un montón de lugares con ese espíritu”, recordaron.

los trovadores

 

Todo con una pizarra

En las tres temporadas veraniegas en las que funcionó, todas las noches había alguna propuesta diferente. No contaban con promoción en medios ni redes sociales como ahora.

“No salíamos en ningún lado, la única difusión que teníamos era en una pizarra en la puerta, en la que copiábamos la programación. La gente pasaba, anotaba y así se enteraba”, contaron.

El lugar, con capacidad “para 150 personas, como mucho”, “explotaba” cada noche de verano. “No sólo estaban los espectáculos, sino que también era el lugar al que venían varios elencos y, también periodistas y fotógrafos que cubrían las temporadas”, señalan.

Así, entre picadas, las “legendarias empanadas de doña Ester” y vino, El Boliche de Chapa se ganó su lugar en la escena local.

Visitantes ilustres

Así, actuaron Opus 4, Rafael Amor, Rodolfo Mederos, Uña Ramos, Raúl Barboza, Manolo Juárez, el trío Vitale-Cumbo-González, Leo Masliah, Raúl Carnota y Zuna Rocha, Daniel Binelli, El dúo Salteño, Rudy Chernicof, Inés Rinaldi y Juan Carlos Cuacci, Adolfo Abalos, entre otros.

Entre las visitas ilustres se encontraron también Marta Minujín y Griselda Gambaro, Miguel Angel Merellano y Horacio Embom, quienes coordinaban charlas debate que se organizaban periódicamente, Jorge Asís, Carlos Barone, Luis Gregorich, Bernardo Neustadt, Eduardo Aliverti y Emilio Stevanovich.

Horacio Sánchez Fuentes y María Cristina Blanco recuerdan la historia del legendario boliche.

Horacio Sánchez Fuentes y María Cristina Blanco recuerdan la historia del legendario boliche.

Entre los nacidos y residentes en Mar del Plata tuvieron su espacio Norberto y Osvaldo Albornoz, Ricardo Arriagada, Luis Caro, Gloria Yunez, Luis Reales, Eva Triguero, Omar Graziano, Marcelo Sanjurjo, Andrés Baldín, Bocacalle, Los 4 Rumbos, además de Los Súper Ratones y diferentes grupos de teatro.

Anécdotas

“Los Trovadores grabaron su primer disco en el Boliche” recordaron Blanco y Sánchez Fuentes. En tanto, “Zitarrosa pasaba mucho tiempo. Si bien se quedaba en un hotel, venía a tomar mate, a comer y también ensayaba. En el Boliche festejábamos los cumpleaños de todos”, apuntó Blanco.

Sánchez Fuentes rememoró que, además de actuar, “hice instalaciones eléctricas, las luces con los típicos tachos de aceite, las cosas de mantenimiento, junto con otros artistas que nos ayudaban, con esto de lo colectivo”. A lo que su socia agregó: “Todo se hizo a pulmón, pintar, decorar, acomodar, todo organizado por Horacio”.

Los “servicios”

María Cristina narró que “desde siempre” fueron controlados por los servicios de inteligencia. “Venían, se presentaban, me preguntaban antes de las funciones qué iban a cantar los artistas. Yo siempre decía, no sé, será lo del disco que grabaron y está a la venta”.

“Una vez -continuó- uno de los señores de inteligencia que venía siempre, de civil, me llamó y me preguntó si podía traer a la señora. Me gusta lo que hacen, me dijo”, recordando la situación entre risas y nostalgia.

También narró que “Víctor Heredia inauguró una consigna. Era mucha gente que venía y mucha la que quedaba afuera, entonces él empezaba el show y decía: ‘Vamos a cantar también para los de afuera’, se abrían todas las ventanas, la puerta y continuaba el show para todos”.

Pedían actuar

“Caloi y Fontanarrosa venían siempre. Adriana Aizemberg y Carlitos Moreno también. Incluso una vez a Adriana la estafaron, alquiló un teatro y no existía y me pedía fecha, hasta una fecha gratis ofrecía y yo no tenía ni un huequito en la programación para hacerle”, lamentó.

También Ignacio Copani y Gianni Lunadei quisieron actuar. “En verano, se complicaba”, coincidieron los antiguos referentes del lugar.

“Sí pudo Susana Rinaldi. Aunque en esos momentos tenía los teatros que quería, quiso hacer algo en Chapa. Yo no tenía cómo pagarle a una referente como ella. Finalmente dio una charla y cantó unos tangos, con las mismas condiciones de cualquiera que venía: 70/30 y las entradas a precios populares. En aquel entonces se dijo de todo, muchos se preguntaban de dónde habíamos sacado la plata para pagarle. La realidad fue que Susana no ganó prácticamente nada por esa presentación”, confió Cristina entre risas.

Por último Blanco recordó: “Teníamos una sola botella de whisky, el boliche no sacaba mucho esa bebida. El tema era cuando llegaba Menotti con sus amigos. Había que salir corriendo a buscar whisky, y del bueno, para ellos”.

Los inviernos y el final

Las temporadas explotaban pero durante los inviernos la situación “se complicaba”. “Era difícil traer artistas de Buenos Aires, pero venían estudiantes secundarios y universitarios, y comenzaron a armar los centros de estudiantes de sus colegios y facultades, cuando todavía estaba prohibido”.

Casi al final, el Boliche de Chapa siguió haciendo historia. Los Súper Ratones siempre cuentan que su recital fundacional fue allí, exactamente el 12 de abril de 1985.

Pocos meses después, el 4 de julio, los dueños prestaron las instalaciones del “Boliche” para el grito del “Nunca Más” en Mar del Plata.

“Las Madres vinieron a pedir el lugar. Les dije que sí. La mano venía dura, había amenazas, pero vino muchísima gente y se hizo. Al otro día balearon el local. Yo estaba adentro”, recordó Blanco.

Esa situación más “un allanamiento, supuestamente por drogas y armas que nunca hubo y después la policía desalojando a la gente casi todos los días por supuestas amenazas de bomba sumado a la hiperinflación y la primavera cultural en la que los artistas comenzaron a tener más lugares donde actuar… todo ese coctail fundió al boliche”, reflexionó Blanco. Y afirmó como conclusión: “Nunca estuvimos en cosas más extrañas que defender la cultura, la democracia y la lucha por la pluralidad. No estamos arrepentidos, al contrario, nos enorgullece”.