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Policiales 7 de octubre de 2016

La indigestión del Manco en la pulpería

Antes incluso de la fundación de Mar del Plata existió una posta llamada "La Caldera" por su cercanía con la estancia. Un mediodía de 1866 murió un hombre conocido como el Manco de la Loma. Era poseedor de casi 50 mil hectáreas. La muerte fue por "indigestión", aunque siempre se comentó que fue envenenado. Sus tierras pasaron a manos de los Peralta Ramos.

Blas Caldararo junto a su familia en la pulpería La Caldera. Caldararo declaró en el expediente por la muerte de Izaguirre.

A 200 metros del ingreso a la estancia La Caldera, en dirección a Mar del Plata, hay una curva de la que sale una larga recta hasta una bifurcación. Y en esa recta de tierra apisonada, con un trazado invariable desde antes de que existiera Mar del Plata, hubo una pulpería. O una posta. La llamaban “La Caldera” y tiene su historia.

El 21 de mayo de 1866 algunas personas almorzaban, porque allí se servían platos, y en el almuerzo se produjo una muerte. La de Benigno Barbosa o “El Manco de la Loma”, seudónimo que se había ganado por una pérdida: la de una mano en el arte de lazo.

Barbosa era socio de la familia Peralta Ramos y poseedor de grandes extensiones de tierra, tanto en la zona como otras 32 mil hectáreas en lo que hoy es el área delimitada por Juan B. Justo, Acantilados, la costa y la Laguna de los Padres.

La Loma, de allí el origen del apodo de Barbosa, son tierras muy próximas a la estancia La Caldera, lindantes hacia el oeste. Allí vivía Barbosa y de tanto en tanto almorzaba en la pulpería.

Antes de la fundación de Mar del Plata el tránsito de diligencias era permanente por ese camino, de modo que la posta La Caldera era un punto de encuentro importante. Aquel mediodía se sirvió guiso probablemente y las malas lenguas dijeron que el plato de Barbosa estuvo muy cargado. Que esa abundancia fue lo que lo indigestó. Las buenas lenguas, contras las que la desmemoria no puede, dicen que al Manco lo envenenaron. Lo cierto es que murió misteriosamente, como moriría su nieto Eliseo Agüero en 1949, durante una cena en un restaurante de Buenos Aires. Agüero había intentado investigar la muerte de su abuelo, El Manco de la Loma. Las tierras entraron en juicio y 30 años más tarde, en 1897, pasaron a ser propiedad de la familia Peralta Ramos. Esta historia puede leerse completa en
http://enmarchamdp.blogspot.com.ar/

La muerte de Barbosa, a diferencia de la de José Izaguirre, nunca se constituyó en un caso policial. Para las autoridades fue una indigestión.

En el año 1900 quien compró las tierras de la pulpería La Caldera fue Blas Caldararo, uno de los declarantes en la causa de Izaguirre. Caldararo reconstruyó la pulpería y la bautizó El Deseo, pero todo el mundo la siguió llamando La Caldera hasta su desaparición definitiva.

El nieto de Caldararo, Roberto Santamaría, recuerda que hubo otra muerte en la pulpería La Caldera. “Solamente se recuerda un hecho de sangre cuando llegó un desconocido a la pulpería y, estando en su interior tomando su bebida, pudo ver que al palenque llegaba alguien montado. Al notarlo se apartó de la puerta y el recién llegado, sin desmontar, le disparó un balazo que lo impactó en la espalda y le causó la muerte. Nunca se supo cuáles fueron las causas de este hecho o si se investigaron no llegaron a oídos de la familia Caldararo”.

Blas Caldararo, el del testimonio acaso adulterado en el expediente Izaguirre, murió en 1924, apenas un año después del extraño suicidio en la estancia La Caldera. En el año 1930 la pulpería cerró y su hijo Mariano, padre de Roberto, abrió a pocos metros de allí un almacén y despacho de bebidas llamado El Progreso, popularmente conocido como “El Pimentón”, que dejó de funcionar en el año 1964.