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La Ciudad 25 de noviembre de 2017

“La necesidad predominante es tener la certeza de la verdad”

Un grupo de profesionales del Comité de Salud Mental de las Fuerzas Armadas permanece día a día en la Base Naval con las familias de los 44 tripulantes del ARA San Juan.

Tomar un mate, hablar, escuchar, sujetar una mano, dar un abrazo, comer, recibir información en grupo. La contención que reciben en la Base Naval los familiares de los 44 tripulantes del submarino ARA San Juan reside en una incontable cantidad de gestos en los que radica ese contrato tácito que es ser parte de la familia naval. A esa contención se le sumaron, desde el instante en que se perdió la comunicación del ARA San Juan, profesionales del Comité de Salud Mental de las Fuerzas Armadas, coordinado por el psiquiatra especializado en veteranos de guerra, Enrique Stein.

Además del doctor Stein, participan el capitán de fragata jefe de psicopatología, Víctor Duga; el capitán de fragata psicólogo Adrián Olariaga y un grupo que cuenta con otros profesionales del Ejército y la Fuerza Aérea.

“La magnitud del evento determinó que, a partir de una decisión del Ministerio y bajo la coordinación de la Armada, participara el comité y hemos atendido progresivamente desde las primeras situaciones, el acercamiento de las familias de los tripulantes por un lado con el aporte fundamental de los submarinistas que están acá”, explicó a LA CAPITAL el psiquiatra Stein.

Stein destacó el vínculo que comparten las familias de los tripulantes con los submarinistas que están en la Base Naval, ya que “al reconocerse con historias comunes en lo previo a este acontecimiento fueron un factor entre ambos para sostener estos primeros momentos de dudas e incertidumbre”.

“Ante la magnitud de este evento, nuestra tarea es la de acompañar ese proceso de altos y bajos según la información. No trabajamos sobre predecir el futuro, sino sobre el aquí y ahora”, remarcó el psiquiatra y explicó que “la trayectoria de este proceso fue de una alta tasa de esperanza al inicio que, gracias al espontáneo de integración de familias de submarinistas, permitió sostenerse”.

Stein mencionó la esperanza de los primeros días, en los que las familias se mostraban expectantes al saber los esfuerzos de búsqueda.

Las familias de los tripulantes tienen encuentros previos a cada informe oficial con los profesionales del comité de contención. “Estos encuentros permiten resolver problemas que en el periodismo no se pueden resolver, que son las preguntas que hacen los familiares para aclarar muchos de los detalles, como lo que tenía que ver con el oxígeno, los sonidos”, destacó Stein.

El psiquiatra no dudó en decir que en ese proceso se generó un vínculo de confianza en el que se vivieron “situaciones sencillas en algún momento y otras particularmente complicadas como fue la del jueves”.

Es que el jueves la Armada informó, primero a los familiares de los tripulantes y luego al mundo, que el miércoles 15 de noviembre se registró una explosión en la zona del mar por donde iba el submarino y en un horario muy cercano al que se perdió la comunicación y su rastro. La inferencia lógica es que esa explosión fue en el submarino. La conclusión de los familiares resultó que fue fatal para los tripulantes.

“El encuentro con las familias permitió que en el momento de la irrupción de la noticia, coordinada por un buen equipo médico y de enfermeras a cargo de la sanidad de la Base y la incorporación de nuevos psicólogos de la Armada, se contuviera la crisis. Que entre la desesperación, los llantos, no se registraran episodios coronarios y no se tuviese que internar a nadie, se pudo resolver internamente, y eso es un reflejo de la inmensidad y gravedad del impacto”, expresó el profesional.

“Todo ese período de esperanza del principio, que es lógico y necesario, permitió hacer una vinculación para ir sosteniendo la peor noticia, donde hay quienes la van aceptando y otros que mantienen una esperanza”, dijo Stein y agregó: “Ahora estamos en este período de expectativa centrado en la búsqueda del submarino y en el hallazgo, y si se halla, en qué condiciones”.

Necesidad de verdad y responsabilidades

“Hoy la necesidad predominante es tener la certeza de la verdad de lo que pasa. Creo que en consonancia con lo que se dijo oficialmente tenemos que ponernos muy claro en la búsqueda de la verdad. Y en un segundo momento de las responsabilidades”, consideró Stein.

Es que, para el psiquiatra, “desde un punto de vista, la salud mental de las personas está asociada con la claridad de las responsabilidades. De modo que esto muchas veces no será autorreferido a las responsabilidades de uno, sino referido a la realidad”.

“La certidumbre es lo contrario a la incertidumbre. Hoy predomina la incertidumbre. Algunas dicen que ya aceptan que esto, desde el punto de vista vital, está cerrado. Otros todavía no lo tienen cerrado. Y eso pasó por una cuestión de la no presencia del cuerpo como el objeto”, dijo Stein.

Para el coordinador del Comité de Salud Mental, en un primer y próximo plazo hay que pensar en la búsqueda y entrega del submarino. Luego vendrá una etapa a partir de ese hecho, que podría generar un nuevo momento disruptivo en los familiares

El segundo plazo sería cuando se encuentre ese submarino y cómo se lo encuentra. Si puede ser rescatado, si no puede ser rescatado y si es rescatado en qué condiciones.

“Creo que se abre un período importante y largo, no lo evaluaremos nosotros, pero manteniendo equipos de presencia, de guardia, renovación permanente como hace la Armada de su personal de psicología, se pueden sostener los esfuerzos y la contención”, consideró Stein.

La importancia del grupo

El capitán de fragata y psicólogo Adrián Olariaga vino a Mar del Plata para dar apoyo a los familiares desde un principio. “Se realiza un trabajo muy ordenado, muy organizado, muy contenido, con una respuesta centrada en el aquí y ahora: estar, acompañar, escuchar, estar junto a cada una de las realidades y necesidades”. Olariaga destacó el apoyo de médicos, enfermeros y de todo el contexto de la Base Naval que tiene que ver con la logística, “como los camareros que no les hacen faltar ninguna necesidad, como así la Base no les hace faltar a los familiares ningún tipo de información y les cubre todas las necesidades y sistemas de ayuda: que van desde solucionar un problema de transporte o un tema de alojamiento. Y eso genera un trabajo mancomunado que facilita la tarea de estar y acompañar”.

En cuanto a los grupos y las tareas diarias, Stein explicó que los mimos se autodefinen a medida que comienza a llegar la gente. Algunos temprano a la mañana van a desayunar y comparten el salón con psicólogos y psiquiatras mientras hablan, se agrupan, recuerdan cosas, anécdotas familiares que pueden devenir en llantos, en crisis.

“De lo grupal surgen necesidades más directas, que salen de la contención general, desde un rol de bienestar en general a una situación más clínica. Surge la necesidad de realizar entrevistas individuales que duran el tiempo necesario para poder responder los requisitos de la gente”, describe el psiquiatra.

Al mediodía hay almuerzos comunes, esperas grupales de cualquier comunicado oficial y rondas de mates y charlas.

A la tarde, cerca de las 18, cada día se realiza en la capilla de la Base Naval una misa a la que asiste personal militar y familiares de la tripulación. La contención también es espiritual.

“El apoyo espiritual es importante. Lo digo no desde la religiosidad, sino desde la espiritualidad que implica fortalecer a la gente desde su creencia. Desde la necesidad de su creencia y en esto también nos manejamos siempre a través de un concepto básico de los seres humanos: todos tenemos necesidades, el tema es cómo se resuelven”, considera el psiquiatra.

Un solo rango: familia

Entre los familiares de los 44 tripulantes no existe distinción de rango. De nada importa a la hora de un abrazo quién está relacionado con un capitán de fragata y quién con un suboficial. Hay una cercanía que atraviesa los límites. Esa cercanía de encontrarse en una situación límite, esa cercanía de saber que los seres queridos atraviesan el mismo destino.

“Noto una comunidad de acercamiento muy importante. Hay una cercanía cierta. El sentido de lo grupal tiene valor en tanto esté en claro la tarea y acá estamos en la tarea que nos trae el episodio del submarino”, consideró el psiquiatra Stein y agregó: “Por eso los grados no tienen la rigidez de una situación normal, sino que lo que tiene es el sentimiento auténtico de este acuerdo”.