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Cultura 29 de mayo de 2016

Las 8 preguntas para Germán Palmisciano (*)

(*) Germán Palmisciano colabora con una columna sobre literatura en el programa “Arte y Parte” de Estación Vinilo, FM 89.1. Nació en 1961 en Mar del Plata. Fue finalista del certamen “Letras Vivas” en 2013 del GEA (Grupo de Escritores Argentinos) con el cuento “El hombre que no quería a los perros”. También fue finalista del “XV Certamen Internacional de Poesía y Cuento” en 2014 del GEA y la SADE (Sociedad Argentina de Escritores), con el cuento “La novia de Pedro”.

1) ¿Qué error le molesta más advertir en un texto literario? ¿cuál es el último que halló en el libro que está leyendo o que acaba de leer?
-Me molesta el mal uso de palabras incorporadas al idioma. El término bizarro, por ejemplo, lo anotan como “algo raro”; pero hay marchas patrias que hablan del orgullo y bizarría en nuestra bandera. Tampoco me gusta la omisión del primer signo de exclamación. Hasta el nombre de un auto ignora ese signo: UP! Será un nombre extranjero, pero no habla bien de nuestra identidad. Hasta María Elena Walsh pedía que no desapareciera la letra ñ, luego de dar por perdida la lucha con la primera exclamación. De todos modos, Abelardo Castillo juega con puntuaciones, y barras de diálogo, acomodándolas según cómo esté contando la historia. Y Fontanarrosa en su Inodoro Pereyra pone diálogos que comienzan con signo de interrogación y terminan con exclamación, como tratándose de una pregunta gritada.

2) ¿Qué situación de su vida cotidiana encontró reflejada con sorpresiva exactitud en un libro, una película, una canción o cualquier otra obra de arte?
-Fue con la canción “Esos locos bajitos” de Serrat. Cuando la escuché teniendo a un hijo mío en brazos sentí en ese momento que el Nano la había compuesto especialmente para mí.

3) ¿De qué lugar, personaje común o circunstancia en general que ofrece Mar del Plata se apropiaría para incorporarlo como pasaje central de alguna de sus obras?
-Me apropiaría del puerto de Mar del Plata, para que sea el escenario de “Crónica de una Muerte Anunciada” de García Márquez, donde Bayardo San Román baje de una lancha amarilla para buscar a su prometida Angela Vicario.

4) ¿Cuál es el mejor diálogo que recuerda entre dos personajes de ficción?
-“Le haré una oferta que no podrá rechazar”, decía en El Padrino sutilmente Vito Corleone, mientras al rival le apuntaban con una pistola.

5) Si le permitieran ingresar en una ficción y ayudar a un personaje, ¿cuál sería y qué haría?
-Me gustaría ingresar en “La Mesa de los Galanes” de Fontanarrosa para ayudar a Rodolfo “Belmondo” Perassi, el único hincha de Newell’s (leproso) de una reunión con mayoría de fanas de Central (canallas). Esa sería mi excusa -la defensa del pobre Belmondo- para aprovechar a escuchar diálogos imperdibles de filosofía futbolera y de vida, muchos retratados por el inmortal Negro en el libro.

6) ¿Recuerda haber robado un libro alguna vez? ¿Cuál o cuáles?
-No fue un robo. Fue un “Bueno, quedátelo si querés”. Se trató de “El círculo materese”, de Robert Ludlum. Quien me lo había prestado, cuando vio mi entusiasmo, tuvo piedad y me lo dejó.

7) Un extraño hongo se esparce por su biblioteca y consume de manera irrefrenable los libros. Solo dispone de unos segundos para actuar y salvar a tres de ellos. Lo que usted hace para ganar tiempo es arrojar a la voracidad del hongo a otros tres libros. ¿Cuáles serían los sacrificados y cuáles los salvados?
-Me concentraría en los tres libros a salvar. El Aleph de Borges, Diccionario del Argentino Exquisito de Bioy Casares, y Rayuela de Cortázar. Supongamos -estamos en plena ficción- que en mi biblioteca están “River Plate, Pura Pasión”, “River, Campeón de Campeones” y “Las Mejores Tapas de River” de El Gráfico. No dudaría un segundo en alimentar la voracidad del hongo con ese material literario.

8) Se le concede la extraordinaria excepción de hacerle una única pregunta a uno de sus tantos escritores predilectos. ¿Qué le preguntaría?

-Le preguntaría a Horacio Quiroga, de quien leí sus cuentos desde chico y muchos todavía recuerdo, cuya vida tuvo un sinnúmero de tragedias, qué fue lo que mantuvo encendida su pasión por seguir escribiendo, pese al infortunio que lo rodeaba.