CERRAR

La Capital - Logo

× El País El Mundo La Zona Cultura Tecnología Gastronomía Salud Interés General La Ciudad Deportes Arte y Espectáculos Policiales Cartelera Fotos de Familia Clasificados Fúnebres
Deportes 21 de febrero de 2021

Maradona quiso dejar el fútbol a los 20 años

Abrumado por la popularidad, pensó en el retiro durante una gira con Boca por África. Pelé le envió una carta para animarlo. La singular historia que reveló el periodista Guillermo Blanco.

Maradona posa con jugadores y allegados de Stade Abijdan.

Por Juan Miguel Alvarez
@jmalvarezmdq

Por distintas cuestiones, Diego Armando Maradona tuvo que separarse, al menos físicamente y de forma momentánea o definitiva, de distintos amores: Argentinos Juniors, Boca, Napoles, la Selección Argentina, amigos de la infancia, su preciada familia. Pero jamás pudo despegarse de la pelota, la que llevó casi como una extensión de su zurda mágica.

Claro que el cuero esférico que lo subió al pedestal también desnudó sus debilidades. Y ese Maradona tan supremo sintió muchas veces los temores de su propia figura. Con apenas 20 años ya sufrió una crisis emocional y estuvo a punto de ponerle fin a su carrera profesional. ¡Qué distinta hubiera sido la historia!

En 1981, cuando Boca realizó una gira por Africa, Diego ya era noticia en el mundo entero gracias a las teletipos. El plantel del equipo de La Ribera llegó el 5 de octubre a Abidjan, la ciudad más importante de Costa de Marfil, que hoy ostenta casi 5 millones de habitantes pero entonces tenía solo 320 mil.

Desde que bajó del avión, fue recibido como un héroe. “En el exterior, fue lo más grande en mi vida. Esos ‘negritos’ esperándome en el aeropuerto me emocionaron en serio. Yo ni me imaginaba que me conocían tanto. ¿No viste que cuando íbamos para almorzar vinieron como veinte y uno me llamó Pelusa?”, expresó Maradona entonces, tal como reprodujo posteriormente la revista Un Caño.

Maradona fue recibido por una multitud en Abidjan.

La gran recepción a Maradona.

Ya el 6 de octubre se disputó el primer partido del cuadrangular. Boca venció 5-2 a Stade Abijdan con un doblete del “10”. “Die-go, Die-go”, se escuchó continuamente en las tribunas. Dos días más tarde, el conjunto argentino se impuso 3-2 a Asec, el otro equipo popular de Costa de Marfil, en una final con mucha pierna fuerte y jugada literalmente en el barro.

Todo parecía felicidad en la vida del astro del fútbol mundial. Sin embargo, ese placer por tirar una gambeta, hacer un caño o meter un gol se extinguía en noventa minutos. Y ahí empezaba otra historia.

Guillermo Blanco, ex jefe de prensa de Diego y periodista que formó parte de esa gira, reveló en la revista El Gráfico una charla con el joven nacido en Villa Fiorito, ocurrida durante la escala del vuelo de regreso, en el aeropuerto de Lagos, Nigeria.

“Quiero dejar el fútbol. Está bien, me dirás que estoy loco. Maduré la decisión durante esta gira. Lo he hablado con papá, con Miguel Brindisi, con Jorge (Cyterszpiler). Sé que me entenderán todos aquellos que me quieren bien”, le dijo Diego al cronista, su confidente.

“Estoy cansado, deseo que la gente se olvide de Maradona, que los diarios no hablen más de mí…No pretendo en verdad abandonar el fútbol, que es parte de mi vida, más bien lo seguiré jugando hasta que me muera. ¿Sabés cuál es mi sueño? Jugar un partido solo con niños, en un estadio colmado de niños, con niños en el control de las entradas. Ni periodistas, ni adultos. Nada, solo niños”, reflexionó entonces Maradona. Y agregó: “También quiero subir a un tren, formar un equipo y salir de gira por los pueblos, jugando por beneficencia. No me importa si debo vender el Mercedes o la BMW, estoy acostumbrado a andar a pie. Te juro que daría todo lo que tengo a cambio de la tranquilidad que pueden gozar los que tienen mi edad”.

Diego, que ya entonces se sentía rechazado en Argentina, hizo el “click” durante esos pocos días en el continente africano. “El afecto de los ‘negros’ me llegó al alma. En el exterior me recibieron así y en mi país hay gente que me critica sin conocerme. Antes, cuando no tenía nada, todos me querían. En estas condiciones no me gusta ser un ídolo. Renuncio a todo, a la gloria, los automóviles, a todo a cambio de mi paz”.

Maraadona, durante una violenta final contra Asec.

Maradona durante la final contra Asec.

Maradona se quería retirar del fútbol profesional, cuando todavía no había cumplido 21 años. Entonces, el astro brasileño Pelé intentó persuadirlo para evitar la brusca decisión, tal como contó el propio Guillermo Blanco, autor del libro “Maradona. El hombre, el mito, el campeón”.

El 18 de noviembre el “pibe de oro” recibió una carta desde Río de Janeiro. El remitente era E.A.D.N, Rua Atlántica, Copacabana, Brasil. “Querido Maradona, sé que estás viviendo un momento difícil de tu vida, pero es normal en personas que se transforman en personajes. Eres joven y tendrás otros momentos como éste. Creo, por eso, que ha llegado la hora para tí de decidir con mucha serenidad. También yo, en mi vida, tuve momentos como éste. Sé que es difícil soportar las presiones externas. Defiende tus intereses sin olvidarte jamás del público que te quiere y necesita. No pienses solo en las cosas materiales. Confía en Dios y verás que todo irá bien en tu vida. Me gustaría encontrarte de nuevo, como en ese día que llegaste a Río, aunque mis compromisos actuales y los tuyos tornen este deseo difícilmente realizable, por lo menos por ahora. Mucha tranquilidad, salud y espero verte pronto. Quiero verte en el Mundial de España. Un fuerte abrazo. Edson, Pelé”, decía la correspondencia.

A fin de 1981, producto de esa “depresión”, Diego se negó a participar en la concentración de la Selección. Pero más tarde se reincorporó tras una charla con sus compañeros y el entrenador César Luis Menotti. Y, tal como le pidió Pelé, fue al Mundial de España. Allí se despidió de la peor manera, expulsado ante Brasil el día de la eliminación.

Después cambió de aires con su partida a Barcelona. Y luego llegó la consagración mundial, como ídolo de Napoles y figura excluyente de la Selección Argentina que ganó el título en México 1986.

Diego no vendió su BMW, ni se subió a un tren. Jamás pudo librarse de los periodistas. Y tampoco cumplió el sueño de jugar en un estadio lleno de niños. Pero, por el camino que eligió transitar -a veces a su pesar-, alegró a millones.