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Gastronomía 5 de mayo de 2017

Mariano Cohn y Gastón Duprat estrenan por I.Sat “Todo sobre el asado”

La dupla creativa de Mariano Cohn y Gastón Duprat estrena el domingo a las 22 por la señal de cable I.Sat su hilarante, desmitificador y divertido filme “Todo sobre el asado“, un exhaustivo y sarcástico estudio sobre uno de los rituales fundantes de la argentinidad, que tuvo su premiere mundial en la sección Culinary Zinema del último Festival de Cine de San Sebastián.

Tras su exitoso paso por Venecia con “El ciudadano Ilustre” en 2016, Cohn y Duprat lanzan este nuevo filme, que luego de girar por festivales internacionales de Tokyo, Málaga, Guadalajara y Nueva York, entre otros, distribuirán a través de señales televisivas y plataformas digitales y que ya fue adquirido por Turner para Latinoamérica, Canal Plus para Europa y Netflix Internacional.

“Aprendimos que hay que buscar el mejor modo de lanzamiento que se acomode al proyecto que tenés; de hecho antes de filmar la película ya teníamos las preventas internacionales, siempre lo importante es que la mayor cantidad de gente vea la película y nos pareció que en este caso el lanzamiento adecuado, más protegido, era por televisión y plataformas. La película el domingo se ve por I.Sat y ya se puede ver en Dinamarca. Lo diseñamos así de modo anticipado ya que el gran problema que tienen las películas chicas y particulares como ésta es la distribución, basta con ver las taquillas del cine para ver qué pasa cuando uno se equivoca con esto en las salas”, destacan los realizadores en charla con Télam.

Esta coproducción con España, que llevó a los realizadores a viajar tres años por distintos lugares del país, propone un viaje al corazón de “lo argentino”, tomando como eje el ritual que rodea al asado y los asadores, partiendo desde la historia de la llegada de las primeras vacas a la región y desarrollando una suerte de enciclopedia variopinta sobre mataderos, matarifes, carniceros, asadores, cortes típicos, distintas maneras de asar y de comer, revelando con originalidad y humor uno de los rasgos esenciales de la identidad nacional.

Desde el noqueador (la persona encargada de darle al animal el golpe fatal) de un frigorífico, a una filósofa vegana, pasando por un campeón nacional de asado, historiadores de la materia que explican el origen del corte; dueños de parrillas, obreros de una obra en construcción hasta un sommelier de carne, el creador de la Escuela Argentina de Parrilleros, que entrega diploma con 12 clases, o el mismo “Rey de la carne”, Alberto Samid, todo parece entrar y encontrar su lugar particular en este divertido documental.

El filme evoca una particular manera de poner en escena determinados personajes y situaciones, que los realizadores ya habían experimentado en “Televisión Abierta”. “Sí, hay una manera de retratar con determinada distancia a las situaciones y personajes que hace salir a la luz cosas, que si uno hace el encare convencional no saldrían a la luz”, dice Duprat sobre la manera de encarar este proyecto que los llevó a “comer bastante” y filmar 53 horas de bruto para una película de 90 minutos.

– ¿Cómo surgió la idea de hacer esta película sobre el asado?

– M.C.: Siempre tuvimos un interés real por el fenómeno que existe alrededor de comer y hacer un asado. Indagar y poner en cuestión esta práctica tan argentina de alguna manera nos llamaba a hacer una reflexión más grande, el asado como excusa para hablar de lo argentino. Esa es la búsqueda, un viaje de exploración, mirarnos a nosotros con una lupa gigante.

– ¿Por qué eligieron el relato en primera persona a través de un humorista como el “Negro” Álvarez?

– G.D.: El “Negro” es un bastonero al servicio de la película, una suerte de narrador y protagonista muy filoso. Es una autoridad a la hora de hablar de asados. De hecho él confiesa haber comido más de 3.000 asados en su vida lo que significaría algo así como 2.000 kilos de carne. El Negro remite a una época muy glamorosa del humor, de los capocómicos vieja escuela, que son una raza en extinción. Además el tono cordobés le aporta un extra a la película, porque tiene una música única y le da un carácter federal al asunto.

– ¿En qué medida el humor les facilitaba abordar un tema tan popular como este?

– G.D: El dispositivo de poner en entredicho y descarrilar un tema de interés nacional nos es cotidiano, y sacarlo de contexto, resultaba eficiente de movida. Los mecanismos por los que el público puede tomar la película como algo humorístico tiene que ver con una búsqueda que se puede asociar mucho con nuestros trabajos anteriores.

– ¿Y cómo se pone en escena ese cuestionamiento?

– M.C.: A través del punto de vista particular de la dirección con una cámara que cuando graba por momentos puede ser fría, distante con los personajes y de repente cercanísima para acceder a una intimidad intolerable que termina en risa. O con decisiones de no editar una escena y decidir ponerla entera, a una sola cámara, porque ahí se invita al espectador a observar y hacer más lecturas de un mismo plano. ¿Qué sería de “Televisión Abierta” si la cámara no hubiese tenido acceso a mostrar las casas como fondo de los participantes? También sucede algo parecido con el uso de los silencios de los personajes que pueden ser más narrativos que cualquier parlamento. Creo que acá batimos el récord mundial, un personaje hace un silencio a cámara de un minuto y medio.

– ¿Hasta qué punto la película es una suerte de ironía sobre la argentinidad y una invitación a reírnos de nosotros mismos?

– M.C.: Es imposible no reconocer o sentirnos tocados con la película. Tiene un tipo de construcción autodestructiva, algo que todo argentino tiene latente y que nos caracteriza. Y de alguna manera la película se encarga de encender la mecha.

– En ese sentido, ¿en qué medida la película revela aspectos desconocidos (u ocultos) de nuestra idiosincracia?

– G.D.: Hay una parte de información dura y reveladora sobre el tema, que convive con el disparate, con lo impredecible. Es una película que funciona por acumulación.

– La película expresa cierta fascinación por el absurdo y lo kitsch, presentes tanto en el folclore que rodea al asado como en los personajes que lo componen. ¿Qué es lo que los seduce de esos dos elementos?

– M.C.: Hay un único motor que tiene que ver con un interés genuino por retratar personas, escuchar su discurso y observarlas sin intervenir en la escena. No vemos lo kitsch como una cosa particular de este tema del asado. Cualquier cosa de la realidad que sea retratada con estas premisas tan simples y elementales, va a dar siempre bizarro o absurdo. No hace falta forzar nada.



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