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Enrique Carlos Alberto Mosconi -1877/1940- militar e ingeniero civil, fue un pionero de la organización de la exploración y explotación del petróleo en la Argentina, ideólogo y primer presidente de la empresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales.
Al finalizar la escuela primaria ingresó al Colegio Militar de la Nación y se graduó de subteniente de infantería en 1894, a los 17 años de edad, enviado a la provincia de Córdoba, en 1896 es ascendido y trasladado a Buenos Aires donde hace la carrera de ingeniería civil en la UBA. En 1903 fue transferido como ingeniero militar y recibe un premio por un proyecto de construcción. Viaja a Europa para estuidar y adquir plantas de energía hidroeléctrica y gasífera. En 1922, durante la presidencia de Marcelo T. de Alvear es nombrado director de YPF.
Entre 1927 y 1933 Mosconi recorrió América Latina informando sobre la experiencia argentina con los combustibles fósiles y promoviendo la integración de esfuerzos en materia de petróleo. Mosconi fue el mayor impulsor de una política nacional que puso los recursos naturales al servicio del desarrollo económico, industria y social de la nación.
Defendió la nacionalización de esos recursos, un absoluto monopolio estatal en exploración y explotación, la necesidad de los países latinoamericanos de tomar medidas coordinadas en este asunto, y la promulgación de leyes relacionadas con esos recursos que fueran ventajosas para los intereses del estado. La influencia de esta doctrina tuvo impacto en México, Brasil, Uruguay, Bolivia y Colombia. A su vez combatió la presión política de los dos gigantes de los hidrocarburos, la holandobritánica Royal Dutch y la estadounidense Standard Oil John D. Rockefeller.
En 1992 YPF fue privatizada por el gobierno de Carlos Menem. En el 2012 fue anunciada la expropiación del 51% de la empresa por el gobierno Cristina Fernandez de Kirchner. Las palabras de Enrique Mosconi tienen vigencia.
“Resulta inexplicable la existencia de ciudadanos que quieren enajenar nuestros depósitos de petróleo acordando concesiones de exploración y explotación al capital extranjero, para favorecer a éste con las crecidas ganancias que de tal actividad se obtienen, en lugar de reservar en obsoluto tales beneficios para acrecentar el bienestar moral y material del pueblo argentino. Porque entregar nuestro petróleo es como entregar nuestra bandera”.
