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La Ciudad 11 de diciembre de 2016

“No soy anticastrista, pero a Cuba la convirtieron en un parque jurásico”

Para la médica, "Cuba es en un esbozo de China" y los sucesores de Castro "no van a descansar hasta implantar en Argentina el socialismo del siglo XXI".

Por Albertina Marquestau
@albermarquestau

“No soy anticastrista”, dice con voz firme la médica cubana Hilda Molina y arremete: “Pero Fidel me defraudó y convirtió a Cuba en un parque jurásico”.

Creadora del Centro Internacional de Restauración Neurológica (CIREN) en Cuba, país en el que también ejerció como diputada en la Asamblea Popular y militó en el Partido Comunista.

En 1994 la médica, quien ahora tiene 74 años, rompió con el gobierno de Fidel Castro de quien asegura: “Sé todo”.

Tras solicitar  a las autoridades de ese país el permiso de salida para viajar a Argentina, donde viven su hijo Roberto Quiñones y sus nietos, logró abandonar su tierra natal 15 años después e instalarse definitivamente aquí.

Hoy, con Fidel Castro muerto, la médica está convencida que el pueblo cubano tiene un “daño antropológico” que “no van a solucionar las visitas de personajes internacionales a Cuba”, sino que “se debe lograr cambiar el alma de la gente”.

Organizado por la Asociación Civil “Crecer en Libertad”, Mesa Solidaria, Fundación Global y la Universidad FASTA, la doctora Molina brindó una conferencia en la ciudad y previamente dialogó con LA CAPITAL.

-Usted viene a dar una charla sobre valores y dirige una asociación que tiene como lema “vivir en libertad”,¿por qué y qué busca?

-A mí me interesa que el país de mis ñietos vaya por un camino bueno y lo importante para eso es la educación en valores. De eso me di cuenta en mi país hace muchos años, antes de renunciar.Estoy convencida que con valores se logran prevenir y tratar de curar todos estos problemas sociales globales como el narcotráfico, corrupción, terrorismo, inequidad, dictaduras explícitas o enmascaradas, violaciones de derechos, pobreza, egoísmo.Todo eso lo enmarqué hace muchos años como una enfermedad social y estoy convencida porque lo practiqué en Cuba después de renunciar al régimen. Educar en valores es la herramienta más completa, y hay que empezar por la familia. Si la familia funciona y hay un poquito de interés en los gobiernos para que la educación en valores sea parte de políticas públicas -que no lo son hoy-, estoy segura que el país sería una fábrica de personas honorables.

-Fortalecer los vínculos familiares ¿debe ser prioritario?

-Está demostrado científicamente que la personalidad del ser humano se forma en la familia. Si la familia existe y funciona se formarán personalidades sanas, sino serán deformadas, egoístas o masificables. Yo además llevo muchos años preocupada por la condición humana, por la enfermedad social. A mí me han enmarcado como anticastrista, pero no soy anti nada. Lo que sucede es que tengo que decir la verdad sobre mi país. Porque no se puede mentir como se está haciendo.

Usted estudia desde hace un tiempo lo que llama el daño antropológico de los cubanos, ¿qué significa eso?

– Hace muchos años, cuando no pensaba en renunciar porque era médica y quería servir a mis compatriotas me pregunté ¿qué nos pasa a los cubanos? ¿por qué seguimos aplaudiendo a los que nos reprimen? La última indignidad del ser humano es aplaudir a quien te reprime, degrada. Entonces comencé a analizar qué me había pasado a mí.

-¿Y con qué se encontró?

-Cuando renuncio en 1994 con un grupo de disidentes empezamos a analizar junto con médicos, sociólogos, un teólogo, entre otros, qué pasaba en el pueblo cubano. En ese marco, quien da el nombre de “daño antropológico” fue mi amigo Valdez. Tenemos quebrantada la esencia como seres humanos. El pueblo cubano era valiente, digno, lo que pasa es que nos han enfermado, y me incluyo. En mi primer viaje al exterior, cuando tenía más de 30 años, fui a realizar una misión médica a Argelia donde estuve más de 2 años. Fuimos como prisioneros porque era un trabajo que hacíamos para el gobierno cubano. Pero cuando años más tarde viajé invitada por otros científicos a Italia, sentía que todo lo que veía en ese país no me pertenecía. Nací en una familia de dinero, sin embargo siempre me sentí extraña al ver a los otros científicos que iban con sus familias, se sonreían y no tenían miedo, era raro. Recuerdo que en el único momento que no tuve miedo fue cuando hice la presentación en el congreso. Estamos dañados, tenemos un quebranto de nuestra esencia como persona. El problema de Cuba no se va a resolver porque Obama le de la mano a los Castro, ni que Donald Trump lo haga, ni que vayan artistas, intelectuales, a ver y disfrutar del único parque jurásico que queda en el mundo, que es lo que han convertido a mi país. Ninguna de esas personas se preocupa por la libertad de Cuba, o la dignidad. Ni las inversiones foráneas que se están haciendo van a resolver los problemas, que yo entiendo que son la dignidad, la ética, el respeto. Lo que va a resolver esto es el trabajo con el alma del pueblo cubano que están haciendo algunas organizaciones disidentes. Yo los estoy ayudando con la educación moral, ética, cívica, en valores. Solo emergiendo del horror en que vivimos los cubanos antropológicamente, vamos a poder ser verdaderamente protagonistas de nuestras vidas y de la Nación.

-¿Usted nunca se calló nada?

-Nunca, ni me callé cuando estaba dentro ni fuera. Yo tenía 15 años cuando Fidel llegó al poder y fui tierra fértil porque a mí me dolió el dolor humano siempre. De niña era bastante complicada y Castro prometió en su primer discurso, que en el país íbamos a tener una revolución humanitarista de los humildes, por los humildes y para ellos, y solamente se iba a premiar el mérito. Todo eso es mentira. Me acuerdo que en ese momento lloraba de emoción y pensaba: Estas son las respuestas a mis inquietudes de adolescente. Y mi madre que estaba a mi lado escuchando dijo: Este hombre no me gusta porque habla con odio, y cuando las personas hablan con odio no son buenas. Ella no fue ni un minuto castrense, pero siempre me acompañó. Cuando me sumé puse absolutamente mi vida a ese proceso y tenía las evidencias ante mí y entraba en el autoengaño porque no quería que mis sueños de adolescente no se estuvieran cumpliendo. Parte del daño antropológico se da cuando uno trata de auto engañarse, autocensurarse.

-¿Tiene enemigos?

-Sí, muchísimos, son esos que hacen la revolución con aire acondicionado. Pero yo la hice de verdad y la sigo haciendo. Los pueblos sufren y los políticos andan por arriba, sin saber implementar políticas adecuadas. Estoy criticando a todos, sin partidos particulares. Me voy a morir con la nostalgia que no vi esa revolución con la que yo trabajé. Mienten todos. Hasta ahora nadie a hecho lo que dice Marx o esos papeles que debíamos estudiar. Llegan al poder, se hacen millonarios, roban todo, hasta las almas de los pueblos.

-¿Qué cree que se viene en Cuba tras la muerte de Fidel?

-Yo conocí a Fidel Castro y él era un hombre inteligentísimo que había planeado este momento. Y me voy a retrotraer para responder esto. Cuando me doy cuenta que las neurociencias estaban atrasadas en Cuba comencé a buscar información en el mundo, lo que estaba prohibido y me pasé varios años conectándome con científicos. En ese marco, en 1986, me vienen a buscar porque el comandante en jefe Castro quería verme. Era porque se había enterado de mis intenciones de crear este Centro .Después de hablar muchas horas y explicarle mis intenciones él, que era un hombre muy inteligente, terminó abrazando el proyecto y no condenándolo como todos suponían. Eso determinó que se creara el Centro -que no era cubano-, sino que lo financiaron los científicos. A partir de ese momento Fidel no se me despegó más. Decía que ese centro era su refugio espiritual, iba a hablar mucho a ese lugar, se pasaba horas. Entonces, yo se perfectamente lo que va a pasar porque él hablaba delante de mí sus planes.

-¿Qué decía?
-Yo escuché cómo armó el socialismo del Siglo XXI que no es el de Chávez, sino que es para toda América Latina. Vayan a la historia de este proceso y vean cómo Fidel muta. Liberó el dólar, abrió las puertas al turismo extranjero y hasta el último momento de su vida Raúl no hizo nada sin consultarle. Va a pasar lo que ya sucede desde hace rato. Cuba es en un esbozo de China, una dinastía Castro con generales más jóvenes que estén en el poder. Tal vez con características cubanas, pero en Cuba la dinastía será política y familiar. El poder mundial invertirá junto a un gobierno que no respeta libertades ni derechos, como pasó en China. Eso es lo que están haciendo en mi país. Están explotando al pueblo trabajador que se desempeña en empresas mixtas asociadas con los Castro. Esas personas no pueden hacer cortes de calle porque van presos, no hay gremios libres ni paritarias. Todo eso no va a dar la libertad o la dignidad a un pueblo dañado antropológicamente. ¿Por qué opina tanta gente de lo que no sabe? me pregunto estos últimos días. Es muy antiético decir que la muerte de una persona le va a dar la libertad a un país. La muerte del señor Castro a mi me parece espantosa. Mi patria ha sufrido muchísimo con los Castro, al igual que mi familia. Él fue nuestro verdugo porque nos atrevimos a protestar. Mi madre rezaba todos los días un rosario por él para que se salvara y cuando a mí me anunciaron su muerte, primero pensé dónde habría ido su alma: ¿Abran dado resultado los rosarios de mi madre? Luego pensé en sus víctimas que se siguen escapando de su régimen y en los que estamos vivos pero nos robaron la vida. Y también pensé que ahora muchos iban a decir que Cuba es libre, lo que es una bobería. No solamente esto es peligro para Cuba sino también para Argentina porque si se subvalora el estado mayor del mal que existe en mi país, se subvalora el peligro que hay para Argentina. Ellos no van a descansar hasta que no implanten aquí el socialismo del Siglo XXI, como está en Nicaragua, Venezuela, Bolivia, Ecuador, El Salvador y donde quieren llevar a Colombia.



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