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26-07-2014

Ayelén Tarabini y su propia versión mejorada

Por Marcelo Solari.

La mano venía torcida. Faltaba poco para los Juegos Odesur pero una molesta tendinitis hizo imposible evitar una operación en el hombro izquierdo. La voluntad por llegar la hizo volver a competir en tres meses, mucho menos de lo que le habían pronosticado (no menos de seis). Y a pesar de que en febrero quedó como la mejor de Argentina en el último control antes de la cita chilena, por no haber cumplido con las reglas de clasificación, no pudo ir a los Odesur, en marzo. Se hicieron todas las gestiones posibles pero no hubo caso.

Sin embargo, de golpe todo cambió para Ayelén Tarabini. Y cambió para bien. En abril ganó dos medallas en la Copa del Mundo de Eslovenia (oro en suelo y bronce en salto), y la semana pasada logró la mejor performance de su carrera al conquistar cuatro medallas en el Festival Olímpico Panamericano (oro en viga de equilibrio, plata en suelo y All Around y bronce en paralelas). Enorme. Figura quinta en el ranking mundial en suelo y séptima en salto. A los 22 años tiene mucho para dar. Y va por más. Así lo reafirmó en su entrevista con LA CAPITAL:

-¿De qué se trató el Festival Olímpico Panamericano?

-Es la primera vez que se hace. En el caso de la gimnasia, no fue clasificatorio para ninguna competencia, como sí pasó en otros deportes, pero en compensación, tuvimos una clínica intensiva. Fueron en total diez días. Los primeros siete, la capacitación, y los últimos tres, la competencia. La clínica fue coordinada por juezas de la Federación Internacional (FIG), y además tuvimos a un profesor ruso de ballet, otra de rítmica y una chica canadiense del Cirque du Soleil, que nos ayudó mucho con las expresiones.

-¿Fue casi tan valioso lo que aprendiste como las medallas que ganaste?

-Sí, seguro. Nos enseñaron muchas cosas. Desde la entrada en calor, ejercicios, entrenamiento. Como las coordinadoras son juezas, nos explicaron en qué se aplican descuentos de puntos, nos enseñaron a trabajar ejercicios para "clavar" (movimiento perfecto para terminar un ejercicio sin tener que corregir la postura), trabajamos en flexibilidad, elongación. La verdad, me sirvió muchísimo.

-Además de haber ganado cuatro medallas...

-(Sonríe) Sí, no me las quita nadie. Competía sólo una gimnasta por cada país y estaba toda América salvo Estados Unidos y Brasil. Pero había gimnastas muy buenas, incluso finalistas en Mundiales, como la dominicana Yamilet Peña.

-¿Superó lo que esperaban tanto vos como tu entrenadora, Lucía Lamanda?

-Seguro. Volví de la Copa del Mundo y se me volvió a inflamar el hombro. Pero tenía que competir, no podía parar. Me infiltraron para calmar el dolor, paré diez días y volví a competir. Quedé primera en los selectivos y en Guadalajara gané cuatro medallas. Estoy muy contenta, aunque para mí, en paralelas tuve suerte porque en las finales me tocó pasar última. Es el aparato que más me cuesta, por la operación, y no tengo una buena rutina. Pero se cayeron varias y como yo cerraba, hice una rutina bien, sin arriesgar demasiado, cumplí con los requerimientos obligatorios y subí al podio.

-¿Qué te sorprendió o qué no esperabas?

-Me sorprendí mucho con las medallas en paralelas y también en el All Around. No pensaba que podía hacer podios. Pero algo muy gratificante para mí fue la medalla de oro en viga. Esperaba una buena actuación porque es lo más fuerte que tengo. Generalmente, en las Copas del Mundo me costaba controlar la adrenalina, ¡son sólo diez centímetros para contener toda la energía! aunque ahora estaba muy bien preparada. En Eslovenia me había tocado suelo y salto. Por suerte en México pude demostrar que puedo hacer un muy buen papel en viga.

-Poco tiempo para disfrutar y volver rápido al trabajo. ¿Cuáles son los próximos compromisos?

-Cuando volvimos de México tuve 48 horas libres y otra vez a entrenar. El 24 de agosto viene el Prepanamericano de Toronto, clasificatorio para los Juegos de 2015 (N. del R.: Argentina tendrá a Tarabini, Merlina Galera, Aylén Valente, Belén Stoffel, Camila Ambrosio y Paloma Guerrero). Mi meta es poder pasar a una final, de viga o suelo. Y en octubre viene el Campeonato Mundial de China, en Nanning. Después, no sé si me va a tocar ir a la Copa del Mundo en Medellín (Colombia) y al Sudamericano de Bolivia.

-¿Alguna vez, durante la rehabilitación, se te cruzó no seguir compitiendo?

-Al contrario. Jamás lo pensé. Me operé en Buenos Aires, a los diez días volví a Mar del Plata y apenas llegué me fui a ver a mis preparadores físicos (Raúl Zambrano y Walter García) para no perder tiempo con el tren inferior, ya que así no tenía que usar el hombro. Ellos dos han sido muy importantes y les estoy muy agradecida. Como a Juan y Gabriel Curuchet, quienes siempre me brindan lo mejor, ayudándome todo el tiempo, al Enard, a Deporte Mar del Plata y a los médicos y kinesiólogos.