Los grandes del básquetbol español en Mar del Plata
Real Madrid vino tres veces a jugar a Mar del Plata en 1965, 1979 y 2001. Barcelona lo hizo en 1975. Por la repercusión que tuvieron en su momento o por algún resultado deportivo resonante, todas fueron grandes sucesos.
por Sebastián Arana
Twitter: @sebarana71
La presencia de Laboral Kutxa, nombre del patrocinador del Saski Baskonia, el próximo domingo para enfrentar a Peñarol en el Polideportivo ?Islas Malvinas? en un partido amistoso de real nivel internacional, en el que se pondrá en juego la Copa Euroamericana, será la quinta de un equipo de clubes de España en Mar del Plata.
Ver en la ciudad a un equipo protagonista de la poderosa ACB, clasificado una vez más para jugar la Euroleague, es toda una rareza. Por cuestiones de distancia y, sobre todo, económicas, semejantes giras son infrecuentes.
Sin embargo, hay antecedentes de poderosos equipos de la Madre Patria jugando en Mar del Plata. No son muchos. Apenas cuatro. Pero muy recordados todos ellos. Real Madrid protagonizó tres de esos imborrables cotejos: en 1965, en 1979 y en 2001. La restante visita fue de Barcelona en 1975.
El primer gran impacto
El 22 de junio de 1965 el Real Madrid jugó un partido amistoso en el viejo Estadio Bristol ante River Plate, campeón de la Asociación Porteña. El cotejo fue calificado entonces por LA CAPITAL como ?el máximo acontecimiento deportivo de los últimos años?.
No era para menos. Real Madrid, en aquel tiempo, era el bicampeón de Europa. A Mar del Plata vino con todas sus figuras. Todas en serio, eh. El jefe de la delegación no fue otro que Raimundo Saporta, la mano derecha de Santiago Bernabeu, uno de los dirigentes más importantes en la historia del básquetbol europeo.
El entrenador Pedro Ferrándiz, otro histórico, que condujo al Madrid a ganar quince Ligas, catorce Copas del Rey y cuatro Ligas de Europa. Y la mayoría de los jugadores que protagonizó ese ciclo inolvidable: el capitán Carlos Sevillano, Emiliano Rodríguez, el gran ídolo del equipo, Lolo Sainz, Moncho Monsalve y estadounidense Clifford Luyk, con los años nacionalizado español, entre otros.
Durante los tres días que Real Madrid estuvo en Mar del Plata recibió agasajos de todo tipo. Recepciones en colegios, almuerzos y cenas y la infaltable visita al Palacio Municipal, donde el intendente Jorge Lombardo saludó a la delegación.
El partido, organizado en forma conjunta por la AMB y por la Asociación Porteña produjo 552.000 pesos de recaudación, récord para el medio local. Real, que venía de perder en el Luna Park un amistoso con Villa Crespo, se quitó la sangre del ojo y venció 88 a 66. La crónica de entonces resaltó que los españoles ?con demoledora sencillez llegaron una y otra vez al cesto con positivo resultado?. ?El americano Luyk fue el ariete del campeón español, al punto que se erigió en el mejor hombre y su tarea bajo los dos tableros fue decisiva?, destacó además LA CAPITAL.
Como se puso entonces en juego la Copa Diario La Capital y Ultima Hora, el jefe de deportes de este mismo medio, Raúl Ramírez, entregó la Copa a Carlos Sevillano. ?Les aseguro que no tenemos en nuestro club un trofeo como este?, comentó agradecido Sevillano.
?Argentina, Buenos Aires y Mar del Plata han ganado un lugar en nuestro corazón?, dijo Saporta antes del regreso a Buenos Aires, emprendido junto al equipo de River, que había llegado a la ciudad presidido por otro histórico: Antonio Vespucio Liberti.
La hora de Barcelona
Roberto Otalvarez, uno de los dirigentes más emprendores en la historia del deporte de esta ciudad, hizo posible el desembarco del otro grande de España. Barcelona vino a Mar del Plata a fines de mayo de 1975 para disputar en el Piso de Deportes un cuadrangular con San Lorenzo de Almagro, Peñarol y Kimberley de esta ciudad.
Barcelona, aunque vivía a la sombra de un Real Madrid dominador absoluto de la Liga de su país, era de todas formas un gran equipo y venía de perder la Copa Korac ante el Squibb Cantú de Italia.
Lo dirigía Ranko Zeravica, un entrenador serbio que luego dirigió a Obras Sanitarias y en varios ciclos al famoso Partizán de Belgrado. En ocasión de aquel cuadrangular LA CAPITAL publicó que el famoso DT tenía un contrato vigente con los catalanes por un año más por cuatro mil dólares mensuales. Como cambiaron los tiempos...
El torneo es recordado siempre por los amantes del básquetbol marplatense por algunas particularidades. Los dos equipos de la ciudad se dieron el gusto de jugar contra el Barsa. El sábado 31 de mayo los catalanes se impusieron a Peñarol, reforzado por Carlos Rafaelli, Guillermo García Oyaga y Eduardo "Cachorro" Benítez, por 74 a 59 y Kimberley, con el estadounidense Ricky Reed, el primer extranjero que pisó canchas marplatenses, y que había sumado para jugar el certamen a Alfredo Monachesi y Jorge Cortondo, ambos de Olimpo de Bahía Blanca, derrotó 84 a 74 a San Lorenzo y llegó a la final.
La definición del torneo se produjo al día siguiente. Como era domingo, Reed, mormón, se negó a jugar por convicciones religiosas. Barcelona dio cuenta de Kimberley, pero apenas 74 a 62. Emilio Andrei, dirigente entonces del básquetbol de Kimberley, recordó no hace mucho con LA CAPITAL el show de Monachesi, que sostuvo él solito el tanteador en el primer tiempo. ?Era un fenómeno. Les hacía los dobles, les pasaba por al lado del banco y les pateaba los bidones. ?Putos?, los chicaneaba, y volvía a defensa. Los provocaba, los volvía locos. Tenía unos huevos tremendos?. Y Osvaldo Echevarría, que entonces esta ligado a Kimberley como jugador, completó: ?Le pegó una patada a uno de los bidones y los bañó a todos. La gente se moría?.
Finalmente, los catalanes impusieron su categoría en el segundo tiempo y ganaron bien el partido. Deslumbró Antonio Rodríguez, un americano hijo de padres españoles, "dueño de los mayores aplausos de las dos jornadas". Y la fortaleza de sus internos Gregorio Estrada, Miguel Casabosch y el estadounidense Norman Carmichael.
La noche de Criss, Corbalán y el Muñeco
La particular dinámica de los años setenta trajo a varios equipos europeos al país, que luego eran llevados en gira por todo el interior. Fue Quilmes para setiembre de 1979 el que se tiró a la pileta y aprovechó una de las oportunidades en las que Real Madrid vino al país para traerlo a jugar un partido amistoso al ?José Martínez?.
El equipo ?blanco?, por entonces, era casi tan poderoso como en 1965. Venía de ser campeón de España y se prepara para ir a la conquista de otra Euroliga, que finalmente ganó a mediados de 1980. ?Lolo? Sainz, el base que brilló en el Bristol catorce años antes, ahora era el entrenador. En esa posición lo reemplazaba otro mito del básquetbol español como Juan Antonio Corbalán.
Y brillaban para los "merengues" un formidable tirador como Wayne Brabender (estadounidense de origen, nacionalizado español), un ex NBA como Walter Szcerbiak (todavía dueño del récord de puntos para un partido de Liga española, con 65) y ya mostraban las uñas algunos jóvenes que luego tuvieron un gran recorrido como Juan Manuel Iturriaga, José Luis Llorente y el gigante Fernando Romay (2,17 metros).
El 23 de ese mes el club ?merengue? se midió con la Selección de Mar del Plata, reforzada por Jesse Hubbard y Steve Criss, los dos primeros estadounidenses que tuvo Quilmes. En esa ocasión jugaron también para la "roja" otro "yanqui" como Federico Branch, ex Kimberley, los uruguayos de Católica Javier Sosa y Jorge Basualdo, más Eduardo "Cachorro" Benítez y Rubén Ferrieri. Los únicos marplatenses nativos fueron esa noche Guillermo García Oyaga, Fernando Díaz y Rubén Muñoz, dirigidos aquella vez por Orlando Zavadlav, puesto que hacía poco había renunciado Tomás Bello.
La recaudación trepó a más de mil quinientos millones de nacionales y la concurrencia disfrutó de una buena actuación de Mar del Plata mientras le duró el aire (el primer tiempo finalizó en favor de los "merengues" por apenas 42 a 38) gracias a una titánica tarea de Criss, goleador del partido con 30 puntos, y de una exhibición de pases de Corbalán en el complemento cuando Real Madrid se "tomó el buque" para ganar 102 a 76.
El base español, todo un caballero, después del partido dijo durante la emisión de LU6: "La selección local es el mejor equipo que hemos enfrentado en la gira por Argentina y Brasil. Incluso más aguerrido y fundamentado que Gimnasia y Esgrima La Plata".
El otro gran protagonista de la noche fue el "Muñeco" Rodolfo Gómez, uno de los árbitros del partido. El inolvidable bahiense, uno de los mejores "pitos" FIBA de la historia, dueño de un lenguaje corporal muy particular, realizó su acostumbrado show y realzó una noche inolvidable.
Una hazaña de Quilmes
Ya con la Liga Nacional consolidada, veintidós años más tarde de aquella noche en el "José Martínez", el entrenador Guillermo Vecchio, que por entonces había montado una productora de espectáculos deportivos, trajo a Real Madrid para jugar un cuadrangular internacional en el Polideportivo junto a Boca y los locales Peñarol y Quilmes.
Real Madrid, dirigido por el italiano Sergio Scariolo, tenía ausencias de peso como Dragan Tarlac, Zan Tabak, Aleksandr Djordjevic y Alberto Herreros. Pero trajo de todas formas un plantel de calidad, en el que sobresalía el tirador Alberto Angulo, el alero bosnio Dusan Vukcevic, el inmenso pivote belga Eric Struelens (2,08 metros) y el veterano base Antonio Llorente.
Vaya a saber uno por qué, el certamen no tuvo en las tribunas la repercusión deseada. Como se preveía, Real Madrid superó a Boca 77 a 62 en la primera jornada y Quilmes dio la nota imponiéndose a Peñarol en el clásico por 82 a 79 después de un 0-4 adverso en la temporada anterior.
En la final, Quilmes jugó una defensa brillante y maniató a Real Madrid. Daniel Farabello dio una muestra de todo lo que produciría en la próxima Liga y dio un recital de asistencias para hacer anotar a todos sus compañeros. El bahiense Pablo Gil, con 19, fue el máximo anotador para un 87 a 72 asombroso de los entonces dirigidos por Oscar Sánchez, que todavía no sabían que estaban por protagonizar la mejor temporada de su historia.