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17-12-2014

La noche inolvidable de Aldosivi

Llantos, voces y revanchas del ascenso en Córdoba.

por Víctor Molinero

Enviado especial

CORDOBA.- Son las 18.45 y el micro que trasladó al plantel de Aldosivi asoma en las adyacencias de la cancha de Instituto con los futbolistas cantando y golpeando las ventanas. Un puñado de dirigentes y algunos hinchas camuflados de periodistas o directivos reciben a los jugadores con una fe ciega.

Baja Matías Lequi, con una protección en su pierna derecha, desgarrada, con ropa como para jugar. Y enseguida también lo hace Pablo Lugüercio, con un un fuerte golpe en la zona intercostal izquierda que casi no le permite respirar. Ninguno de los dos está en condiciones de jugar. Pero como el que viene es el partido más importante de la historia del club portuense, los dos hacen el esfuerzo para estar. El defensor lo hará durante los poco más de 90? disimulando sus disminuidas condiciones físicas. Al delantero se le hace imposible. Más allá de todos los recaudos previos, al minuto levanta su pierna para intentar controlar un balón y el esfuerzo repercute donde más le duele. Van 3' y cae al piso. No puede más. La apuesta salió mal y Fernando Quiroz tiene que gastar su primer cambio cuando apenas se juegan 4'. Ingresa Nicolás López Macri que, enseguida, mete un lindo cambio de frente para que Enrique Seccafién domine la pelota y lance un centro envenenado que Angel Vildozo cabeceará al gol. El gol del ascenso. Gimnasia y Esgrima de Jujuy no encontrará la forma de vulnerar en los 82' restantes a un equipo que juega con el corazón, que deja el alma en cada pelota.

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Néstor Pitana ya señaló el final de un partido que quedará por siempre en la historia del deporte marplatense. Aldosivi acaba de ganarle 1 a 0 a Gimnasia de Jujuy en cancha de Instituto y cierra su participación en el triangular de desempate de la Zona A de la B Nacional tornándose inalcanzable para al menos uno de sus dos oponentes (Nueva Chicago, con el que igualó sin goles el jueves, es el tercero en discordia).

Mientras los enviados especiales de la prensa marplatense hacen lo imposible para ingresar cuánto antes al césped para registrar el histórico momento en notas, en la tribuna unos 200 privilegiados cantan, se abrazan, lloran. Dentro del campo el plantel se funde en un abrazo. También los protagonistas desbordan de emoción. Unos por su historia en el club, otros por sus vivencias personales en un año con más espinas que rosas durante el trayecto. También están los que se formaron en la institución portuense y entiende bien de qué va la cosa.

Pero también lloran los más grandes. Fernando Quiroz no puede ocultar la emoción junto a su ayudante Javier Molinari y al profe Carlos Bustamante. Jorge Lareu, el histórico utilero que sobrevive a planteles, técnicos y dirigentes se toma la cabeza no pudiendo creer la concreción del sueño. Cristian Damico, el gerente que ha sido en los últimos años el nexo entre plantel y el presidente José Moscuzza llora como un niño. Ya no tiene voz.

Es inevitable mantenerse al margen para los que vivieron desde adentro este proceso. Por eso desde el doctor Carlos Peralta hasta el jefe de seguridad Pedro García, pasando por el masajista Carlos Hernández o un fiel colaborador como Ricardo Manocchio hacen interminable la ronda de abrazos en la cancha, mientras los efectivos policiales comienzan a apurar el operativo "fin de la noche".

Pero claro, la noche recién comienza para los marplatenses, que esperan un momento así desde que la reestructuración del fútbol argentino, en 1985, abrió la chance para que los equipos del interior puedan llegar a Primera División. Antes la ciudad disfrutó de los viejos torneos Nacionales, donde los cruces con los grandes se daban en un torneo corto, de cuatro meses, y después había que volver a jugar el torneo local. No existía siquiera la chance de instalarse en la máxima división de forma estable.

Y cuando se cayó ese muro a Mar del Plata le costó llegar.

Por eso nadie quiere que la noche termine tan pronto. Dicen que en el puerto y en el centro marplatense el festejo también se hace oír. Aldosivi es un club surgido en el puerto, con un gran sentido de pertenencia a su lugar. Pero en los últimos años supo cruzar la avenida Juan B Justo y hoy es normal ver chicos con la camiseta verde y amarillo por cualquier punto de la ciudad.

En la cancha de Instituto aparecen otras remeras. Son amarillas, con vivos verdes y la letra A bien grande sobre el pecho, para marcar el ascenso. Estaban preparadas de antemano, claro. Y pudieron salir a la luz en la noche del lunes cordobés.

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Matías Lequi, caudillo dentro y fuera de la cancha, reúne la tropa y propone seguir el festejo en la intimidad del vestuario. Allí se "filtra" Mauricio Arduin, el reportero gráfico especialmente enviado por LA CAPITAL. Mauricio registra el momento en fotos pero rápidamente es neutralizado por Lequi, quien como había hecho un rato antes con los delanteros jujeños, marca la cancha. Hay que esperar afuera parece. Los jugadores quieren darse un tiempo para ellos. No la han pasado bien durante este intenso campeonato de transición que duró cuatro meses. Y se entiende.

Para volver a tomar contacto con los protagonistas hay que esperar sobre la calle, entre la puerta de atrás del vestuario y el micro que aguarda al plantel. Allí esperan además de periodistas, familiares, allegados e hinchas. Sí hinchas. Las credenciales que decían que eran periodistas ya volaron por los aires. En la esquina, detrás de un vallado, un grupo que no pudo ingresar a la cancha de Instituto hace el aguante cantando.

Primero salen los dirigentes y José Moscuzza es abordado por un grupo de hinchas. El "gracias Pototo" se repite a cada paso. Lo pibes suman al presidente para entonar algunas canciones.

Y el máximo referente dirigencial no oculta su orgullo en diálogo con la prensa.

"Es para toda la hinchada y el socio de Aldosivi, para toda la gente del puerto y para toda Mar del Plata que quería un equipo en Primera. Acá hay un equipo en Primera que es Aldosivi. Ahora hay que apoyarlo" dijo Moscuzza.

"Es una alegría tremenda porque se nos presentó esta oportunidad y no la dejamos escapar. Por poco se nos va pero contra todos los pronósticos y sorteos entre gallos y medianoches, Aldosivi empató y ganó para llegar a Primera", agregó.

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Fernando Quiroz asoma por la puerta del vestuario y es recibido como un héroe. Pero "Teté" nunca parece perder la tranquilidad. Ni aun cuando acaba de ser determinante para que Mar del Plata tengo un equipo en la máxima categoría del fútbol argentino.

"Cumplimos con algo que, una vez que uno llega hasta ahí, hubiese sido terrible no tenerlo. Creo que hicimos todo el esfuerzo, los méritos y estuvimos preparados 100% para este triangular. Fuimos superiores a los dos rivales en estas finales, ganamos bien a Gimnasia y creo que a Chicago le tendríamos que haber ganado", sostuvo con pasmosa serenidad.

Antes de este logro que lo meterá de lleno en la historia del club portuense, Quiroz ya percibía un cariño especial del hincha aldosivista. "Yo me tomo el atrevimiento de considerarme uno más de la familia de Aldosivi entonces vamos a intentar hacer siempre lo mejor para el club. Claro que este logro ayuda a que me sienta uno más del club y le pido a la gente de Aldosivi que me acepte como tal", afirmó.

"Siempre tomamos el equipo en momentos complicados y lo pudimos sacar, cumpliendo objetivos. Esto es algo muy lindo. Creo que cuando llegamos, junto con los jugadores, le devolvimos un poco la esperanza a la gente. Le mostramos que se podía", aseguró el DT que ya había escrito una página importante en octubre de 2011, cuando en su debut con el conjunto marplatense le ganó a River como visitante (2-1).

"Hay tiempo para pensar en lo que viene. Seguramente habrá que hablar para cambiar algunas cosas, corregir otras? Vamos a estar en una categoría superior y tendremos que adaptarnos rápido. Pero eso queda para más adelante. Ahora hay que disfrutar" aclaró ante una consulta de LA CAPITAL.

Otro símbolo es Pablo Campodónico, el arquero y capitán. El jugador de este plantel que más años lleva buscando un ascenso con Aldosivi.

"Hoy me acuerdo de mi familia, de la gente de Aldosivi y por suerte pude devolver un poco de todo lo que me dieron en estos años. Estamos muy felices porque la verdad que nos sacrificamos para llegar a esto. Hace mucho que los dirigentes están haciendo las cosas bien y ahora pudimos lograr algo histórico para el club" reconoció Pablo.

"El fútbol me dio revancha. Ya estoy grande y no sé si voy a poder seguir mucho más pero por lo menos un año voy a poder estar en Primera División" se entusiasmó.

Campodónico reconoció que tras la derrota ante Colón, en Santa Fe (0-2) Aldosivi había llegado a una situación límite y que las chances de ascenso parecían escurrirse entre los dedos.

"La verdad que la veía difícil porque en un momento estábamos a catorce puntos del líder. Por suerte llegó Teté y nos pudo acomodar un poco. El supo adaptarse a los jugadores que tenía y a partir de ahí armar un esquema. Antes no nos sentíamos cómodo con otra forma de jugar y Teté supo corregir eso y pudimos llegar al ascenso", valoró.

Hernán Lamberti lleva menos tiempo en Aldosivi. Sin embargo, con su entrega en cada partido rápidamente se ganó el cariño del hincha.

"Hicimos un partido bárbaro que era para ganarlo 3 a 0. Pero bueno, esas cosas que tiene el fútbol no lo pudimos liquidar. Igual no sufrimos demasiado", aclaró el volante central que llegó proveniente de Sportivo Desamparados de San Juan.

Nicolás Miracco también lo vivió de manera especial. Junto a Jonatan Galván fueron los dos marplatenses que pudieron jugar el histórico partido del lunes en cancha de Instituto.

"Es un logro para nosotros y para nuestra ciudad, que se merecía tener un club en Primera. No nos fue bien en el arranque del campeonato pero la llegada de Teté nos cambió la cabeza y mirá lo que logramos. Esto es gracias al técnico y a estos jugadores que pusieron unos huevos bárbaros para llegar al ascenso", reconoció el pibe que hasta este campeonato nunca había podido marcar un gol en el plano profesional y se despachó con cuatro.

"Teté nos fortaleció de la cabeza. Nos dio confianza para seguir adelante, entendiendo que era complicado pero que teníamos muchas chances. Teté nos cambió el chip", insistió.

Otro que lo vivió de una manera especial fue Federico León, relegado por completo durante la etapa de Alfredo Berti y que resurgió con la vuelta de Quiroz, al punto de pasar de ni siquiera concentrar a ser titular en la recta final del campeonato.

"Es un sueño y más que nada el premio al trabajo de unos pibes fenomenales que pusieron la cara en un momento difícil cuando las cosas no estaban bien con el técnico anterior. Se lo quiero dedicar a mi vieja, a mi mujer y a mi viejo que está en el cielo" dijo entre llantos a LA CAPITAL con una imagen religiosa que lo acompañó durante todo el festejo.

"En el torneo anterior peleamos el descenso hasta el final, pasó lo de mi viejo, puse la cara y pudimos salvarnos pero vino un entrenador y me dejó afuera sin saber por qué. Gracias a Dios llegó Teté con otra mentalidad, se la jugó por mí y pese a que no estaba bien física y futbolísticamente porque estuve cuatro meses 'parado' hice lo que pude. Pero fue clave el tener al lado a unos pibes y un cuerpo técnico bárbaro", agradeció el defensor central surgido en Boca Juniors.

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El festejo sigue en el primer piso del hotel Holiday Inn, búnker de la concentración de Aldosivi en Córdoba. Son las 2 de la mañana del martes y José Moscuzza agita una servilleta y canta como hacen los jugadores. Es un festejo íntimo al que el reportero gráfico de LA CAPITAL tiene acceso. Angel Vildozo recibe a un familiar y se hace un tiempo para atender a este enviado en el hall del hotel, en una entrevista que se publica en esta misma edición.

Lareu, Manocchio, Hernández y García alistan la traffic que los devolverá con toda la utilería a Mar del Plata. Aldosivi emprende el lento regreso a casa. En la ciudad los aguardaba una multitud ansiosa de festejar que por fin tendrá un representante en Primera División.

El club que surgió del puerto cumplió su parte. Ahora le toca a la ciudad alinearse detrás de un sueño por fin cumplido.