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03-03-2015

Así es difícil

por Sebastián Arana

Todavía se comenta el gran partido que el último domingo jugaron Peñarol y Flamengo de Brasil en el Polideportivo.

Los pergaminos y la actualidad del equipo brasileño, actual campeón mundial de clubes, realzan la gran reacción del conjunto local para igualar el partido cuando perdía por veintidós en el arranque del segundo tiempo y por diecisiete en el inicio del último.

Estaba claro que Peñarol, después de un gran torneo de sus relevos, necesitaba a sus titulares tirando del carro para poner en aprietos a Flamengo. Y lo puso contra las cuerdas cuando entre Leo Gutiérrez y Leiva se hicieron cargo del mal momento y el capitán se puso el equipo al hombro.

La famosa competitividad criolla se llevó por delante a los brasileños. Cuando la pelota quemaba, ellos necesitaron el temple de un argentino, Nicolás Laprovíttola, para zafar de una derrota increíble.

Pero así como el equipo de Rivero precisa a sus líderes también es cierto que le urge encontrar mayores respuestas de sus extranjeros para tener posibilidades de éxito ante rivales muy importantes.

En ese sentido, la baja forma de Giddens preocupa y mucho. El alero estadounidense está muy lejos del nivel que insinuó en enero. Dueño de un gran talento, desde hace algunas semanas de la impresión de conformarse con realizar una jugada por cuarto. En el último cuadrangular ni eso. Y frente a Flamengo deambuló por la cancha. No dio nada en ataque y Marquinhos le hizo lo que quiso.

Reger Dowell, llegado para darle minutos de descanso a Konsztadt -de lo más parejo de Peñarol en el torneo-, nada mostró aún. Jugó apenas un puñado de minutos y estuvo más preocupado por tirar al aro (con nula eficacia) que de hacer jugar a sus compañeros. Con Flamengo ni siquiera ingresó. Aunque, en su defensa, ese partido no daba para experimentos.

Peñarol tuvo ante el campeón mundial apenas dos puntos de su dupla de extranjeros. Con esa contribución depende de un milagro. Como el que casi hacen el domingo Gutiérrez y compañía.