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28-03-2015

Volver al futuro

Los Panamericanos no son pasado porque dejaron legado y por la voluntad política de sostener los escenarios que hoy mantienen el espíritu de los Juegos con miles de pibes haciendo deporte.

por Vito Amalfitano

El espíritu está más vivo que nunca. Aquel que nos sorprendió e invadió hace 20 años. El que resaltábamos hace 10. El que nos impulsará a nuevos sueños, para mañana, y en el 2023 también.

Ese espíritu, ese estado de gracia (rememorando también al gran Elio Aprile) panamericano o marplatense, lo hicimos aflorar en los Juegos y se repitió en otros grandes acontecimientos como los festivales de cine, la Copa Davis, el Preolímpico de básquetbol, la Cumbre de las Américas y la Cumbre de los Pueblos (el perenne adiós al ALCA de Néstor y Chávez) de las que en este 2015 también se cumplen diez años. Estos hitos, más los logros de nuestros deportistas y nuestros equipos, los títulos de Peñarol, esto de tener hoy con Aldosivi un equipo en la primera división del fútbol, el deporte más popular de los argentinos, contribuyen a la gestación de una identidad, difícil y tardía en una ciudad cosmopolíta, dónde sus habitantes no vienen de los barcos, como los viejos inmigrantes, pero sí "de las playas".

Los Panamericanos fueron y son el gran espaldarazo. Sencillamente porque los Panamericanos no son solo pasado. Ni siquiera unicamente el presente de la conmemoración, para lo cuál fueron fundamentales los hombres que mantuvieron "viva la llama", como el amigo Beto Alonso, quien nos dejó hace pocos días y quien, como titular del Emder, más fervientemente se dedicó a los aniversarios de los Juegos y homenajear a sus pioneros y deportistas.

Los Panamericanos son futuro. Porque dejaron un legado. Invalorable para Mar del Plata. El Complejo Panamericano, los escenarios. Aquellos que ideó el arquitecto Bolgeri, otro "padre" del los Juegos, y los demás, como el estadio del Mundial, que ya estaba. Pero escenarios que sin la voluntad política de quienes los mantuvieron bajo la órbita del Estado hoy solo serían moles de cemento, inermes, sin aquel espíritu.

Contra los embates privatizadores de siempre,-durante la ola neoliberal que precisamente nos pasaba por encima por aquellos días, pero también en tiempos más cercanos, en varias avanzadas nostalgiosas de aquel nefasto modelo, que incluso ahora algunos quieren reverdecer-, fue fundamental la decisión política para mantener en valor los escenarios, pero además para ponerlos al servicio de la comunidad, con actividad plena y al alcance de todos, como, por ejemplo, el natatorio. En ello también fue fundamental el aporte y la dedicación de los empleados del Emder, hoy Deporte Mar del Plata, en un país dónde se habla muy ligeramente del supuesto escaso compromiso de los empleados públicos.

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En cuanto a aquello que escribimos hace diez años y que hoy suscribimos absolutamente, algunos apuntes para esta nueva perspectiva:

* Como para los Juegos del 95 fue necesario un Don Angel Roig que mucho antes no pensara en su mandato sino en su ciudad,-con los Aguilera, los De la Canale, los Derosa...-, hoy el intendente Gustavo Pulti toma la posta para impulsar los Juegos de 2023. Al influjo de los Panamericanos, desde Roig a Pulti, el deporte siempre fue para Mar del Plata,-quizá con excepciones-, una verdadera política de Estado.

* Con la mirada desde el hoy parece mentira que los Panamericanos casi no se hayan podido ver por televisión en el mundo. Otro síntoma de todo lo que hemos mejorado y que habrá que cuidar: de un canal público que cortaba manzanas, solo hacia los negocios que le convenían a unos pocos y no cumplía con sus obligaciones esenciales, llegamos 20 años después a esta TV Pública del Fútbol para Todos y de grandes acontecimientos deportivos de interés nacional al alcance de todos los argentinos y con emisiones de calidad para el mundo entero.

* En la página central de esta edición de LA CAPITAL Deportes está el testimonio de aquel "libro" en tiempo real sobre la epopeya de los Juegos que escribió Pepe Alvarez, junto a todos nosotros, antes de dejarnos muy prematuramente.

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Los Panamericanos no son pasado. El volver al futuro de los Juegos está en ese nuevo sueño de 2023,-que ojalá termine en una realidad tan encantadora como aquella de hace 20 años-, pero también anida en los miles de pibes que hacen deporte todos los días en el Complejo Panamericano. Entre ellos podrán salir quizá nuevas Noras o Bettinas. Y sino seguro nos dejará una comunidad mejor y más sana, y con mayor identidad marplatense.