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28-04-2015

"Queremos estar a la altura"

Las horas previas de Peñarol al debut en la Súper Liga Femenina. Martín Fúrfuro, entrenador del equipo, habló de realidades, aspiraciones y lo que pueden aportar las dos extranjeras: las españolas Amaya Gastaminza y Vega Gimeno.

Mañana comienza un torneo singular, la Súper Liga Femenina de básquetbol, reservada para los seis primeros de la última Liga Federal y a dos invitados por la Confederación Argentina de Básquetbol.

Uno de ellos fue Peñarol de esta ciudad, cuyo nombre y prestigio realzan un certamen novedoso, que reunirá a las mejores jugadores del país y cuyos participantes pudieron reforzarse con un par de extranjeras -sus sueldos son solventados por la misma CABB- elegidas a través de un draft.

Al mando del barco peñarolense está el entrenador Martín Fúrfuro. Jugador de pibe en Aldosivi y Peñarol, se decidió a dirigir básquetbol mientras estudiaba Educación Física. Empezó con los cebollitas y pasó prácticamente por todas las categorías en el club "milrayitas" hasta convertirse en asistente del "Ruso" Bonfiglio en el equipo de Liga Junior y en varias selecciones marplatenses.

Esta es su primera experiencia en básquetbol femenino. "Tenía una perspectiva de cómo podía llegar a ser y me encuentro con algo más satisfactorio y agradable. Más simple de lo que pensaba. En definitiva, el básquetbol es uno", le dijo a LA CAPITAL.

-¿Qué diferencias encontraste?

-Peñarol tiene chicas que han salido de la ciudad para jugar, algunas fuera del país, con pasado en selecciones nacionales. El nivel de profesionalismo que tienen simplifica un poco la tarea. La diferencia más grande por ahí está en el entrenamiento. En una hora, en comparación, se pueden desarrollar menos cosas por intensidades y velocidades. Pero no difiere mucho.

-¿Y en cuánto a códigos de convivencia?

-Las chicas son más atentas y presentes con las compañeras y el entrenador. Están más pendientes de, por ejemplo, una cara de molestia. El varón es más individualista. Por mi lado, es lo mismo. No me fijo para tratarlas si tienen pelo largo o corto. Trato de la misma manera al varón y a la mujer.

-¿Qué representa esta Súper Liga para ustedes?

-En lo personal, es un desafío muy grande. Es hacerme cargo de un proyecto que encara Peñarol como institución tratando de hacer crecer su básquetbol femenino. Es salir a jugar un torneo de excelencia. Nos vamos a cruzar con las sesenta mejores jugadores del país, más las extranjeras. Cruzaremos con equipos con presupuestos altísimos, con estructuras fuertes, con historia. Nosotros vamos a participar de igual a igual. Como es característico en Peñarol, buscaremos resultados. Pero con jugadoras históricas del club y con las características de un equipo no rentado. Lo tomamos como un torneo muy importante. Lo mejor del básquetbol femenino del país estará en este certamen y queremos estar a la altura.

-¿Qué significa haber sido invitado a participar de un torneo de estas características?

-Habla de lo que hizo Peñarol en poco tiempo con su básquetbol femenino. La Confederación y la Federación notan la organización que tiene el club. Y creo a la organización del torneo le sirve que participe un equipo con el prestigio que tiene Peñarol. El escudo pesa.

-Leí por ahí que hiciste toda una ingeniería para elegir a las extranjeras. ¿Cómo fue eso?

-Al ser el draft una situación nueva había que apelar a todos los recursos y poner todas las cabezas en funcionamiento para sacarle el mejor partido. Escuché hasta el último que conozca un poco del tema. Yo había hecho dentro de mi cabeza un ajedrez con veinte posibles elecciones. Que estaba condicionado por el orden que nos tocara para escoger. Era complejo. Al momento de la verdad nos tocó ser últimos para elegir. Pero una de las posibilidades que barajábamos era la de que nos tocara seleccionar en el séptimo y octavo turno. De alguna manera, es mejor que 1 y 14. Porque te permite elegir jugadoras más parejas. Sin embargo, las primeras cinco elecciones fueron un poco ilógicas. Y a nosotros nos tocó elegir dos veces seguidas y nos inclinamos por Vega Gimeno y Amaya Gastaminza. Creo que son de los mejores fichajes del draft. Ellas mismas nos dicen que Peñarol hizo la mejor elección. Por otro lado, al llegar tan sobre la hora, que hablen nuestro mismo idioma es invalorable. Es muy difícil hacerle entender a una lituana, una americana o una serbia la filosofía de juego y las características nuevas de esta competencia. Además, son amigas. Hace muchos años que juegan juntas en equipos y distintas selecciones.

-¿Cómo juegan?

-Son excelentes jugadoras y personas. Muy compañeras, muy positivas dentro de la cancha. Competitivas al cien por ciento, no les gusta ni errar un tiro. Vega Gimeno es una alera de 1,85 metros, muy atlética, muy fuerte. Amaya Gastaminza también juega de alera, alta, de 1,89 metros. En los últimos años por la constitución de su equipo terminó jugando como ala-pivote y desarrolló movimientos de poste bajo muy buenos. Las dos tienen mucha calidad.

-¿Cómo vive el resto esta previa a un torneo tan importante?

-Con mucha ansiedad. A lo largo de los entrenamientos les he transmitido la importancia del torneo que van a jugar: televisado, organizado por la Confederación Argentina, con grandes jugadoras. Recibieron muy bien a las chicas extranjeras. Son doce amigas que jugaron toda la vida juntas y ahora tienen la suerte de jugar un torneo profesional por amor al básquetbol y en el club que las formó. No hay mejores sentimientos para movilizar algo. Y están mirando a las españolas, las están copiando, están interesadas en todos sus detalles de profesionales. Las españolas se preocupan de estar en su mejor forma y, de alguna manera, contagian. Eso sí, la ansiedad es tanta que el domingo fuimos a jugar al golf para descontracturar un poco después de siete días muy intensos. Un poco de aire libre vino muy bien.

-¿Cuál es el objetivo deportivo?

-El objetivo deportivo es jugar bien. Hacerlo te lleva al objetivo de tabla. El desafío es jugar con doce jugadoras de Mar del Plata y las dos extranjeras de igual a igual contra las mejores. Intentamos volcar la seriedad con la que se trabaja en Liga Junior, por ejemplo, al femenino. Pero las chicas son trabajadoras, madres, responsables de sus familias, estudiantes. Es mucho más complejo. Sin embargo, lo hacen con una pasión y unas ganas admirables. Queremos crecer.

El viaje

Peñarol partió anoche hacia Posadas para jugar mañana ante Tokio de esa ciudad el partido inaugural del certamen. Junto a Martín Fúrfuro y el plantel viajan Magalí González como presidente de delegación, los asistentes Tomás Bejaran e Iván Guerrero y Estela Galli en calidad de planillera. Peñarol, luego del debut, visitará el viernes a Unión de Charata. Su primer cotejo como local será el viernes 8 ante un gran candidato como Unión Florida. A propósito, a un valor de 300 pesos, ya se venden en el club los abonos para los siete partidos de la fase regular.

Como Holloway y Cooper, treinta y seis años después

Vega Gimeno (izquierda) y Amaya Gastaminza (derecha) llegaron el viernes y entrenaron por primera vez junto al equipo de básquetbol femenino de Peñarol. En el club comentan que el impacto que provocó la llegada de las españolas, salvando las distancias, es similar al que marcaron en 1979 los dos primeros extranjeros para el básquetbol masculino, Eugene Holloway y Stan Cooper. "Como pasó aquella vez con los americanos, es increíble como todos están alrededor de ellas", comentó Fúrfuro. Las ibéricas, en ese sentido, generaron una especie de revolución.