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25-05-2015

Toda la mística de Aldosivi en una Bombonera desolada

El gran contraste. El hito más grande de la historia del fútbol de Mar del Plata en una de las épocas más tristes de la historia de Boca. De Mústico a Roger Martínez, de cuerpo y alma.

Por Vito Amalfitano

Desde Buenos Aires

Una Bombonera sin hinchas pero con duendes. Los duendes de la historia, la aureola de Mústico y Ferlich, 40 años después, sobrevolaron la mística de la cancha de Boca, y cerraron una parábola para la historia del fútbol de Mar del Plata.

Y Aldosivi sigue superando hitos. Aquel del 75 era quizá el partido más importante. La victoria sobre San Lorenzo se puso a la altura o la superó por ser como equipo directamente de AFA, bien de primera. En el medio, el invicto de River en la B Nacional. Y este es decididamente el triunfo más trascendente de la historia del fútbol de Mar del Plata.

Y ganarle a Boca en la Bombonera y sacarle el invicto no es casualidad. Es el triunfo de la fe. De la solidaridad. Y del profesionalismo. Este equipo de Fernando Quiroz cree que todo es posible. Pero no es voluntarismo. Sabe que puede. Es consciente de sus limitaciones pero también de sus posibilidades.

Y tiene gladiadores para cada momento. Lo tuvo a Pablo Campodónico en ese primer tiempo en el que Boca se venía con los jirones de su historia, despedazada en este tiempo. Lo tuvo a Roger Martínez para aguantar la pelota y cargarse con todo Boca en tres cuartos y definir prácticamente el partido con un remate espectacular desde afuera. Tuvo el cabezazo hacia el cielo de la gloria de Lequi, los mil pulmones de Lugüercio, la joyita del Angel del gol y el corazón de todos. Más la estrategia de ?Teté? Quiroz, y la fe que transmite, el ahora ya entrenador también más importante de la historia del fútbol de la ciudad, al quedarse con tremendos invictos de River y Boca y formar un plantel y un equipo tan profesional y solidario.

Una pena que este hito se haya conseguido con este marco. Una pena la imagen de desolación, tristeza, que deja la Bombonera vacía, a puertas cerradas. Una metáfora de lo que le pasa a nuestro fútbol y la enseñanza que debe dejar esta situación. Este Templo sin público, sin los sonidos que expande su acústica inconfundible, es el corolario de las pasiones desbordadas. Cuando se pasa la raya del folklore, cuando el fútbol pasa a ser ?de vida o muerte?, puede terminar en esto. Cuando se habla de ?guerra? puede derivar en esta vista, aunque nadie podía imaginar los límites que se superaron, y que casi se transforme este juego en una ?guerra? pero ?química?. Con los ?barras? no tiene que haber contemplaciones ni la connivencia que también terminó en esto. Pero más allá de las ?barras?, condenadas hasta por el Papa, se tendrán que condenar también a los que cantan ?que maten el tercero?, por ejemplo.

En este Templo sin sonidos y con tristeza propia, llegó la máxima alegría marplatense para dejar más claro el contraste. La hora más gloriosa de la historia de Aldosivi y del fútbol de Mar del Plata en uno de los tiempos más penosos de la historia de Boca. El fútbol es capaz de dar esos guiños impensados del destino.

"Manija" Mústico le puso el cuerpo a esta noche inolvidable de la Bombonera, al disfrutar junto a periodistas y dirigentes en los pupitres pegados a la cabecera dónde habitualmente se ubica la hinchada de Boca.

Cuarenta años después le puso el cuerpo ahí. Su alma y sus duendes quedaron ahí abajo, en la cancha, como si estuviera con los cortos. Y Roger Martínez y compañía, con mística de Aldosivi, tomaron la posta para seguir haciendo historia.