Por Gabriel Imparato

El jefe de técnicos Toto Wolf confirmó ayer en la sede central de Mercedes que el equipo procedió incorrectamente durante el GP de Mónaco, cuando guiados por los datos de computación le ordenó al piloto inglés Lewis Hamilton realizar una parada en el box a cambiar sus neumáticos por segunda vez, detención que por sus características devolvió al conductor británico a la pista pero dos posiciones por debajo de su lugar original cuando Lewis recibió la indicación de su equipo.

El inocultable desconsuelo de Hamilton tras haber perdido la carrera era inocultable, sabiendo que luego de un tercio de campeonato transcurrido la diferencia con todos sus rivales por el campeonato de pilotos hoy no sólo es exigua, sino que incluso errores como el ocurrido en la pista

de Montecarlo han favorecido en realidad a Sebastian Vettel, un competidor que ha sabido aprovechar los errores de Mercedes al ponerse en marcha el actual campeonato. Después de Mónaco, el inglés le lleva sólo diez puntos a Nico Rosberg y tan sólo 28 a la gran estrella alemana con su Ferrari. Los medios de Europa esta semana han fustigado duramente al equipo alemán por el brutal error que alteró el destino de la carrera, situación que favoreció a Rosberg, quien celebró su tercer triunfo en esa pista, mientras el flamante conductor del cavallino rampante recibió como gran presente en una carrera sin sobrepasos, un regalo tan valioso en una circunstancia inédita y que pocas veces se repetirá.

Lewis se preguntó durante una charla con medios de su país hasta dónde tendrá sentido seguir de ahora en más aquellas indicaciones que surjan desde su box, tomando en cuenta que los errores surgidos en Mónaco lo privaron de estirar la diferencia que llevaba en esa carrera, en la que estaba primero a falta de apenas 13 giros.

Abatido y preocupado, muchos señalan que Hamilton tendrá el lunes una reunión con el presidente de Mercedes y ahí le planteará algunas decisiones sobre lo ocurrido, amén de reclamar el apoyo que hoy considera crucial no sólo para obtener un nuevo título, sino darle a la escudería la seguridad de un triunfo en ambos campeonatos, haciéndole saber a sus propios técnicos y mecánicos que algo en este sentido podría incluso provocar un título perdido a manos

de Ferrari, equipo que por ahora asoma lejos de poder ofrecer un nivel de resistencia a las calificadas ventajas que los alemanes ostentan en pista en los primeros cinco meses del año.

Utilizando a media máquina su poder de autocrítica, Niki Lauda aprovechó lo ocurrido para respaldar al piloto británico pero esto apenas sólo quedó en protocolo, mientras Hamilton no descarta rebelarse en las próximas carreras si nuevas decisiones erróneas vuelven a privarle de conseguir carreras en las que viene dominando a sus rivales con cierta holgura y comodidad.