esde Santiago de Chile

Siempre falta a algo. Además de que ayer en el Estadio Nacional de Santiago a la Selección Argentina de fútbol le faltó juego y también fuego sagrado, aparecen otros detalles en los que se defecciona. Tras la final del Mundial de Brasil del año pasado perdida ante Alemania se viralizó y popularizó una frase: Palacio, era por abajo. La referencia a una situación clara que tuvo Rodrigo Palacio y que desperdició en el partido decisivo en el Maracaná.

Ahora, ante esta nueva frustración, bien vale sumar la frase que acuñó el periodista Pablo Aro Geraldes, redactor de ESPN Magazine y productor de De Zurda, inmediatamente después de la final perdida ante Chile por penales: Martino, era con Tevez.

La frase encierra más de un aspecto. La Selección cayó sin luchar y sin jugar. O, mejor dicho, empató 0 a 0 en los 120 minutos de partido, sin el fuego sagrado que debe tener un equipo argentino, además de la falta de fútbol, por un Messi una vez más apagado en una final con su equipo nacional y sin compañía.

Y lo peor es que se guardó la mejor carta para las dos cosas, el juego y el fuego sagrado. Dejó a Carlos Tevez en el banco. El jugador capaz de desequilibrar, de romper líneas. Poco se entendió en el palco de prensa y nos miramos extrañados entre colegas cuando se produjo el cambio de Gonzalo Higuaín por Sergio Agüero. En un ataque argentino sin movilidad ni sorpresa la alternativa era Tevez, no Higuaín, un 9 clásico para el que no tiraron ni un centro. Volvimos a mirarnos y rumorear asombro con el ingreso de Banega, que agotaba cambios, dejaba definitivamente en el banco a Tevez y significaba renunciar a ir a buscar el partido con más decisión, desequilibrio y enjundia. Se necesitaba más juego, alguien tenía que aparecer ante la ?ausencia? de Messi. Pero si eso no llegaba al menos se requerían agallas, vender cara la derrota, ir a buscar con el último esfuerzo. Carlitos era el jugador indicado para las dos cosas, para jugar y para pelear. Finales de estas tiene varias, desde Fuerte Apache para acá. Otra vez Argentina pecó de no usar sus mejores cartas, como en anteriores competencias y frustraciones. Martino, era con Carlitos.