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06-07-2015

Es el miedo, Javier

Razones de una nueva frustración de la Selección Argentina.

Por Vito Amalfitano

Desde Santiago de Chile

"No le encuentro explicación", dice Javier Mascherano. "Quizá el problema sea yo", agrega. El problema es ese, y no tiene la culpa Mascherano precisamente. El problema es creer que se está haciendo todo bien desde hace un largo tiempo, que los jugadores son "los mejores" y que se los explota de la mejor manera. Y después concluir en que no hay "explicación". O eso de "otra vez nos faltó esa cuota de suerte en las finales", que también lanzó Mascherano.

Y la verdad es que no se están haciendo bien las cosas en la Selección desde hace un largo tiempo, aunque con este entrenador se mejoró. Y lo real es que sí hay explicación. Y lo cierto es que para ser los "mejores" hay que demostrarlo, hay que poner los verdaderos "mejores" en cancha y se los tiene que explotar de una manera más adecuada.

El problema, entonces, es creer que "no hay explicación". Claro que la hay. La primera razón de las frustraciones permanentes son las claudicaciones. Pequeñas o grandes, claudicaciones al fin. Siempre falta algo que no se hizo, o algo que se hizo mal. Con Gerardo Martino se dio un salto de calidad en las elecciones y en la idea, pero aun así una nueva claudicación, más puntual, no tan global, nos dejó otra vez con las manos vacías.

En debate de periodistas de todo el mundo en el mediodía del jueves, para la presentación del libro "Messi", de Guillem Balagué, del que ya dimos cuenta, en un pasaje se habló de la encrucijada de Jorge Sampaoli. Los colegas se preguntaban, nos preguntábamos, si el DT de Chile iba a seguir con la idea de ir para adelante aun ante Argentina, a la luz de la experiencia sufrida por Paraguay al hacer eso, o si iba a renunciar por un momento a sus convicciones y sería más conservador. No contábamos con que iba a ser el argentino el equipo que renunciara a la idea de fútbol ofensivo, agresivo y con tenencia enfermiza del balón. Hasta algún periodista "aconsejó" que Sampaoli "guardara" por un partido la idea para "no suicidarse". Resulta que la que claudicó fue la Selección Argentina. Quizá no haya sido por una decisión deliberada del entrenador, aunque los cambios lo delatan y dejan mal expuesto. Más bien de entrada fue una postura timorata, contenida, temerosa casi, del equipo todo. Argentina cayó sin jugar y sin luchar. Sin fútbol ofensivo y sin agallas. Y eso le cabe primero al mejor de todos, el capitán, Lionel Messi (pues para algo le hicieron creer que puede ser capitán, líder, conductor, cuando quedó claro una vez más que no lo es) y después le llega a todos, menos justamente a Mascherano, de quien no se puede dudar de su temple y espíritu, aunque salga a hacerse cargo antes que nadie, como si fuera el verdadero capitán.

No le encuentro explicación, dice Mascherano. La explicación es sacar siempre al verdadero 10 en los momentos cuando más se necesita el que piensa, sea el máximo exponente de esa estirpe o no, esté en un gran nivel o no. La explicación fue no llevar a Riquelme en Japón y Corea y Sudáfrica y quizá a algún otro Mundial más (con él vimos al mejor Messi en la Selección y se levantó el último trofeo, el de los JJ.OO). La explicación fue sacar al propio Román en Berlín y no ponerlo a Lío. La explicación fue sacar a Pastore y no poner a Tevez el sábado. La explicación fue la falta de ese plus que también podía dar Carlitos en la final del Maracaná. La explicación es creer que Messi pude hacer todo, y que no necesita otros verdaderos líderes de juego en la cancha, cuando él se esconde o no aparece o está muy marcado o está apagado. Y ahí, en esos pequeños pero grandes detalles, es cuando se siguen desperdiciando oportunidades y cuando se empieza a perder una generación brillante.

Detalles, nombres, resoluciones puntuales, que son símbolos de decisiones mucho más profundas. La explicación está en cuando el temor le gana a la osadía. Una Selección no puede perder así ante una selección chilena, sin luchar, y más allá de las circunstancias de los penales. Mascherano no tiene la culpa. Pero? Era por abajo, Palacio. Era con Carlitos, Martino. Es el miedo, Javier.