Copa. Sueños. Pueblo. Frustraciones. Terremoto. Desgracias. Opulencia. Polución. Shoppings. Desigualdad. 33. Mineros. Derecha. Dictadura. "Socialismo". Neoliberalismo. Malvinas. Traición. Alegrías. Sufrimiento.

Palabras y sensaciones que juegan y se enfrentan entre sí en el adiós al Chile de la Copa América.

Dejamos un país opulento y sufrido que se debía este primer grito grande con el fútbol, el deporte que más aman sus habitantes, en medio de tantas frustraciones, desgracias, golpes forzados o no forzados.

El país opulento, el de un shopping en cada esquina, festejó en la cancha. Y un poco en Providencia o Las Condes. El otro país, el sufrido, celebró hasta la madrugada del domingo en las calles, en la Plaza Italia, en Baquedano, en Plaza de Armas y en La Moneda.

Este es el país de las profundas contradicciones. Que deja el monumento de Allende, verdadero prócer y mártir de este pueblo, a un costado en La Moneda. Que no menciona la palabra dictadura en los colegios. Y que, como lo escuchamos nosotros en televisión nacional, se permite decirle aún "Pinocho" a un genocida macabro como Pinochet.

Este es el país que con un cartel gigante en un supermercado celebra el 4 de julio, la fecha patria de EEUU. Y que tiene todos los carteles en inglés. Tiene un gobierno "socialista", pero con cultura y leyes neoliberales. Este es el país que, desde el gobierno dictatorial, traicionó a Argentina por Malvinas y aún se lo enrostra en la cara en la cancha. Pero este también es el país de gente de a pie muy cordial y servicial que aunque le cueste medio sueldo viajar, con un transporte no subsidiado y prohibitivo, no te deja pagar el tramo cuando no tenés la tarjeta correspondiente. Y que trata muy bien a los argentinos en el mano a mano, en el cara a cara.

Este es el país en el que los 33 mineros van a la cancha invitados por un banco pero pasan desapercibidos. Y le confiesan al colega Mariano Bourgarel, de Diario Popular, que ellos son "eternos olvidados" en Chile. Héroes de clase baja que no están en los medios donde lo que vende es la opulencia. La principal referente de las "Abuelas de Plaza de Mayo" de acá, aunque no tengan ese nombre, le dice al propio Bourgarel que ella envidia a las de Argentina porque aquí están invisibilizadas por los medios y la gente. Lo dice parada en el lugar de la memoria que se preservó en el Estadio Nacional, donde concentraban a los detenidos por la dictadura.

Este es el país de los temblores. Uno de los últimos arrasó con una ciudad entera en 2010. Con tsunami y todo. El último fue el domingo a las 6.39, de 3,9. No lo sentimos. Nos contaron. Nos despertamos a las 7.15 sin darnos cuenta. Mucho más fuerte había sido el temblor causado por la clase y la osadía de Alexis Sánchez al picar el último penal en la final ante Argentina. El primer temblor de felicidad para un país que no para de sufrir cimbronazos, para el Chile del sufrimiento, mientras el otro Chile sigue comprando en los shoppings, también en domingo, hasta las diez de la noche.