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31-08-2014

Valls intentó reconquistar al PS

Tras su giro liberal, el premier francés socialista intenta mantener el apoyo de su partido.

A días de depurar su gobierno de tres ministros disidentes, el primer ministro francés, Manuel Valls, intentó ayer reconquistar a un Partido Socialista (PS) dividido y golpeado, con la promesa de que no aplicará una política de austeridad y respetará el Estado social.

"La izquierda no es igual que la derecha y lo que se hace en Francia no es igual que lo que se hace en otros países (...) Tenemos la responsabilidad de probar que Francia puede recuperarse con sus propias soluciones y preservando su pacto social", sostuvo Valls en La Rochelle, en la sede de la tradicional universidad de verano del partido, que marca el inicio de un nuevo año político.

Interrumpido en ocasiones por los abucheos de la minoría disidente que rechazó la salida del gobierno de tres ministros del ala de izquierda del PS, el jefe del Ejecutivo pidió a sus correligionarios que "se unan detrás de la política del gobierno", según informó la agencia de noticias EFE.

Una semana después de hablar ante la universidad de verano de Medef, el "sindicato" de empresarios, y de prometer una y otra vez que "ama las empresas", Valls sostuvo que su gobierno "no aplica una política de austeridad" y desgranó la inversión de su gobierno en educación, policía, justicia y en el fomento del empleo, además de las ayudas a los sectores más desfavorecidos.

El primer ministro defendió su programa económico, animó a los socialistas a hacerlo suyo y pidió a los críticos que lo comparen con el de la derecha francesa o con el que se aplica en países con gobiernos conservadores. "No nos caricaturicemos nosotros mismos, expliquemos nuestro programa y mostrémonos orgullosos de lo que emprendemos", afirmó el jefe del gobierno.

A pocas semanas de que se vote el presupuesto y con una sexta parte de los diputados de su mayoría absoluta muy críticos con su política económica liberal, el primer ministro defendió su programa "por responsabilidad y por convicción". Valls reconoció que el país vive "una situación delicada" y que "muchas familias atraviesan momentos de angustia", pero defendió su proyecto de superar la crisis económica mejorando la competitividad de la economía francesa.

Desde el inicio de la crisis económica mundial en 2008, la pobreza creció regularmente en Francia hasta alcanzar el 14.3% de la población, según anunció el 2 de julio el Instituto Nacional de Estadísticas y de Estudios Económicos (INSEE).

El organismo público afirmó que 1 de cada 7 franceses (8,7 millones) vive bajo el suelo de la pobreza y que en la segunda economía de la zona euro el fenómeno afecta a "hogares antes protegidos" y a 1 de cada 5 niños y jóvenes menores de 25 años. Pese a ese escenario, Valls defendió su plan de rebajas fiscales a las empresas porque, dijo, supone "un esfuerzo sin precedentes de los franceses", pero "es necesario para mejorar su competitividad en el mundo".

También defendió la necesidad de reducir el déficit "para no estar a la merced de los mercados". Sin embargo, fue contundente al tocar uno de los temas más sensibles para los socialistas franceses: la ley de 35 horas. Valls prometió que no reformará la ley que establece la semana laboral de 35 horas, pese a que el nuevo ministro de Economía, Emmanuel Macron, había dicho que estaba a favor de hacerlo, algo que el propio Valls también había propuesto en 2010 cuando era uno de los pre candidatos presidenciales del PS.