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02-09-2014

Kiev y rebeldes prorrusos reanudan contactos

Represantes de las dos partes se reunieron en Minsk y volverán a hacerlo el viernes viernes con la vista puesta en un alto el fuego y el intercambio de prisioneros.

por Boris Klimenko (*)

KIEV, Ucrania.- Representantes del Gobierno de Kiev y los separatistas prorrusos reabrieron ayer un resquicio para la paz en el este de Ucrania al volver a reunirse en Minsk con mediación de la OSCE y Rusia, a pesar de mantener posturas aparentemente irreconciliables.

Tras cuatro horas de reunión, el viceprimer ministro de la autoproclamada república popular de Donetsk, Andrei Purguin, al frente de la delegación de los rebeldes, aseguró en rueda de prensa que las partes volverán a reunirse el próximo viernes con la vista puesta en un alto el fuego y el intercambio de prisioneros.

"Discutiremos etapas y pasos posibles para el alto el fuego y trataremos la posibilidad de un intercambio de prisioneros (en el formato) de 'todos por todos'", dijo el líder separatista al concluir la reunión.

En un tono conciliador, aun tras reconocer que las posturas expuestas por los dos bandos enfrentados en el este de Ucrania "son por supuesto distintas", Purguín se centró en las posibilidades de encontrar "puntos comunes susceptibles de ser negociados" en lugar de resaltar las diferencias que parecen insalvables.

Instantes antes de la reunión, los separatistas hicieron público el documento que luego entregaron al representante del Gobierno de Kiev, el expresidente ucraniano Leonid Kuchma, con sus exigencias a las autoridades ucranianas.

Los rebeldes, alentados por el éxito de la amplia contraofensiva lanzada hace una semana contra las tropas ucranianas, exigen a Ucrania "un estatus especial", que no la independencia, para las regiones de Donetsk y Lugansk, sublevadas contra Kiev a mediados del pasado mes de abril.

También reclaman, entre otras cosas, la oficialidad de la lengua rusa en las dos regiones, la autonomía económica exterior "para profundizar la integración con Rusia y con la Unión Aduanera (integrada además por Bielorrusia y Kazajistán), y la liberación de los milicianos y políticos prorrusos detenidos durante el conflicto.

Las autoridades ucranianas, por su lado, no aceptan otra cosa que la rendición prácticamente incondicional de los separatistas, a los que ofrecen la posibilidad de abandonar Ucrania tras deponer las armas (en dirección a Rusia) o acogerse a una amnistía en caso de no haber cometido delitos graves.

Así lo reiteraron una y otra vez, y en todos los formatos posibles, los miembros más destacados de la cúpula política de Ucrania, en primer lugar, el presidente del país, Petró Poroshenko.

En su encuentro de ayer con el senador estadounidense Robert Menéndez, el mandatario ucraniano reiteró que durante su visita a Estados Unidos a mediados de este mes, solicitará a Washington que las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk sean calificadas como organizaciones terroristas.

En el ámbito militar, donde las tropas ucranianas sufren desde hace una semana importantes derrotas, Kiev sigue denunciando una creciente participación directa de las tropas rusas en los combates con las fuerzas ucranianas.

El Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania (CSND) reconoció la pérdida del estratégico aeropuerto internacional de Lugansk, en la región homónima, tras mantener inexpugnable el recinto durante casi tres meses.

"Los militares ucranianos en el frente de Lugansk recibieron la orden y se replegaron ordenadamente desde el aeropuerto 'Lugansk' y la localidad de Gueórguievka", lamentó el portavoz del CSND, Andrei Lisenko.

"Teniendo en cuenta la precisión de los disparos, el cañoneo (contra el recinto) lo llevaron a cabo artilleros profesionales de las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia", dijo Lisenko poco después de que el centro de prensa de la operación antiterrorista señalara que los paracaidistas emplazados en el aeropuerto estaban luchando contra unidades de blindados rusas.

Tras varios meses de combates en los que las fuerzas ucranianas no dejaron de recuperar terreno a los separatistas prorrusos, los rebeldes lanzaron hace una semana una amplia contraofensiva cuyo éxito fue explicado por el Gobierno ucraniano con la entrada de tropas regulares rusas con armamento pesado en el este de Ucrania.

El presidente ucraniano denunció la participación directa de unidades rusas en los combates contra las tropas ucranianas y pidió apoyo a Occidente para frenar la agresión de Moscú.

Lisenko aseguró que en territorio de las rebeldes regiones de Lugansk y Donetsk combaten al menos cuatro batallones tácticos del Ejercito ruso, formados por alrededor de 400 militares cada uno y reforzados con artillería y sistemas de defensa antiaérea.

A su vez, el ministro de Defensa ucraniano, Valeri Gueletéi, no dudó en denunciar que en territorio ucraniano luchan "regimientos y divisiones" enteras de las Fuerzas Armadas rusas.

"Mañana pueden ser cuerpos de ejércitos. Hoy debemos mantener filas y demostrar nuestra disposición a ofrecer resistencia al agresor. (...) Es nuestra Gran Guerra Patria y sin duda la ganaremos", escribió en general en su Facebook.

(*): EFE.