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14-09-2014

La oposición es favorita en las elecciones en Suecia

Luego de 8 años neoliberales, la izquierda es gran favorita para recuperar el poder en las legislativas suecas de hoy.

La izquierda es gran favorita para recuperar el poder en las legislativas suecas de hoy, tras ocho años de un gobierno derechista con políticas neoliberales que el electorado -irritado por la creciente desigualdad social en una nación de fuerte tradición igualitaria- parece dispuesto a desairar en las urnas.

Suecia también mantuvo históricamente una gran apertura inmigratoria y de refugio de perseguidos, sin embargo, por lo que la creciente distancia entre ricos y pobres también dio aire a una ultraderecha xenófoba, lo que pone cierta incertidumbre sobre el resultado del comicio.

Los sondeos difundidos en las últimas horas coinciden en señalar una clara ventaja de 6 a 7 puntos del bloque opositor frente a la gubernamental Alianza por Suecia (centroderecha), informó la agencia de noticias EFE.

La mayor parte de las encuestas apunta a un desplome del conservador Partido Moderado del primer ministro, Fredrik Reinfeldt, y a un triunfo socialdemócrata del ex sindicalista Kjell Stefan Lofven, que podría ser mellado en parte el ascenso del xenófobo Demócratas de Suecia (DS), potencial tercera fuerza en el nuevo parlamento.

Algunos sondeos, sin embargo, señalan que Iniciativa Feminista, una formación de izquierdas que obtuvo un escaño en las elecciones europeas, podría superar el umbral del 4% de los votos, lo que fortalecería a los socialdemócratas.

No es seguro, de todos modos, que la victoria electoral le asegure una mayoría absoluta a los socialdemócratas, cuyas propuestas no se alejan en exceso de las de la coalición gobernante.

Uno de los temas en disputa es la gestión privada de servicios públicos, que trajo grandes beneficios para las empresas pero tuvo malos efectos en las prestaciones. El otro tema es el alza del desempleo pese a las reducciones de impuestos.

El Instituto Nacional de Investigación Económica afirma que se necesitan subas fiscales por 10.873 millones de euros antes de 2018 para que no empeore la calidad del sistema de bienestar, pero centroizquierda y centroderecha rechazan la idea aludiendo a que empeoraría la competitividad y perjudicaría la economía y el empleo.

La centroizquierda apuesta a impulsar la ocupación juvenil con contratos de aprendices y mayor formación, para que Suecia sea en 2020 el país con el índice de desempleo más bajo de la UE.

En cuanto a los servicios públicos, un sondeo del instituto SOM, vinculado a la Universidad de Gotemburgo, señala que tras ocho años de privatización de su gestión más del 70% de la población está a favor de impedir que las empresas privadas puedan sacar beneficios de la misma.

Sin embargo, sólo el Partido de la Izquierda defiende una prohibición total, aunque admite la participación de cooperativas, mientras que la Alianza y los socialdemócratas abogan por endurecer el control y los requisitos de acceso a las compañías, una coincidencia nada llamativa.

La centroderechista Alianza por Suecia gobernante desde 2006 llegó al poder con un discurso casi xenófobo, centrando su campaña en el empleo y la gestión privada de los ferrocarriles, la sanidad y la educación, que fracasaron.

Solo se incrementó la xenofobia, pero a manos de otro grupo político. El primer ministro Fredrik Reinfeldt, que no llega a los 50 años, es la referencia histórica de la derecha en Suecia tras sus 8 años en el poder y su condición de primer líder conservador que revalidó el triunfo en unos comicios. Pero parece que la tercera será la vencida.

Los resultados de la privatización de la gestión de servicios públicos se volvieron en contra de la centroderecha, que esgrime a su favor el dinamismo de los negocios en la nueva Suecia y su relativamente airosa salida de la crisis económica iniciada en 2008.

Pero el buen negocio para el sector privado -las cinco principales empresas dedicadas a gestionar servicios públicos ganaron 130 millones de euros en 2012, aunque sólo pagaron 2,8 millones de euros en impuestos, según un estudio del diario liberal Dagens Nyheter- la población tiene fuertes motivos para no sentirse incluida.