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21-11-2014

Túnez tiene todo listo para las históricas elecciones presidenciales

Fue clausurada la Asamblea Nacional Constituyente que elaboró la nueva Carta Magna, cerrando así un ciclo de la transición en el país africano donde comenzó la Primavera Arabe.

A tres días de celebrarse elecciones presidenciales en Túnez, las primeras desde la caída de Zine El Abidine Ben Ali, en 2011, fue clausurada ayer la Asamblea Nacional Constituyente que elaboró la nueva Carta Magna, cerrando así un ciclo de la transición en el país africano donde comenzó la Primavera Arabe.

El presidente de la ANC, Mustafa Ben Yafar, dio por clausurados los trabajos realizados en los últimos tres años por esta cámara, que será sucedida por la nueva Asamblea de Representantes del Pueblo (ARP) surgida de las legislativas del 26 de octubre pasado, informó la agencia de noticias EFE.

La ceremonia de clausura de la ANC consistió en la firma por los diputados de una copia histórica manuscrita de la Constitución del 27 de enero pasado, con la que se inició la Segunda República de Túnez, el país del norte de África situado sobre la costa del mar Mediterráneo.

Luego de esta ceremonia final, sólo queda que la Instancia Superior Independiente para las Elecciones proclame de forma oficial los resultados definitivos de las legislativas del 26 de octubre pasado en un acto previsto para mañana, para que pueda constituirse formalmente el nuevo Parlamento.

La nueva Asamblea, compuesta de 217 diputados que legislarán durante los próximos cinco años, podrá reunirse a los 15 días después de esa proclamación de resultados.

La ARP está dominada por el partido Nidaa Tunis, que con 86 escaños se impuso sobre sus inmediatos seguidores en los comicios del mes pasado, los islamistas moderados del Movimiento Ennahda (69 diputados), que habían sido vencedores en las legislativas de 2011.

En tanto, Túnez se prepara para los últimos actos de una campaña presidencial en la que compiten 25 candidatos de partidos polí¡ticos de derecha, de centro o de izquierda, así como personalidades independientes.

Es la primera que se realiza de forma libre y democrática desde la caída de Ben Ali, el 14 de enero de 2011, tras más de 23 años en el poder.

Diez días antes del derrocamiento de Ben Ali mediante una revuelta popular, murió el joven Mohamed Bouazizi, que el 17 de diciembre se prendió fuego frente a una dependencia municipal de la ciudad de Sidi Bouzid para protestar por los abusos de la policía, que había desmantelado el puesto de fruta, su único sustento.

Ese día comenzaron las protestas en las calles de esta ciudad del norte de Túnez, manifestaciones que se extendieron rápidamente a otras ciudades del país norafricano.

En enero de 2011, el efecto en la región alcanzó a Argelia, Bahréin, Yemen, Jordania y Egipto, y la denominada Primavera Árabe terminó con gobiernos autoritarios como el del egipcio Hosni Mubarak.

Sólo tres años después, se celebrarán finalmente elecciones presidenciales en Túnez. En caso de que ninguno de los candidatos alcance la mayorí¡a absoluta en la primera vuelta del próximo 23 de noviembre, habrá una segunda vuelta entre los dos candidatos mas votados, el próximo 28 de diciembre.

El candidato presidencial favorito es Beyi Caid Essebsi, de 88 años, un experimentado político que conoce los mecanismos de los ministerios de Interior, Defensa y Asuntos Exteriores, pues los dirigió en un momento u otro en la época de Habib Burguiba (1957-87) o en la de Ben Ali¡ (1987-2011).

Essebsi, que dirigió la primera fase de la transición y organizó las elecciones de 2011 ganadas por el partido islamista Ennahda, fundó la formación política Nidaa Tunis en 2012 con el objetivo de crear una alternativa laica al islam político en el paí¡s.

La coalición gubernamental entre Ennahda y los dos partidos laicos -Congreso Para la República y Takatol- no evitó que el país cayera en una crisis política y de seguridad caracterizada por el auge de islam radical, los atentados con sello yihadista y los asesinatos de políticos y militares.

A esto se sumó la mala gestión económica de la coalición gubernamental, que no pudo frenar la crisis económica heredada de la época de Ben Ali, que alcanzó niveles histórico con el alza de los precios al consumo y el descenso de las inversiones en la industria, aumentando la desocupación.

El descontento entre las clases medias y los más pobres dio como resultado el avance del laico Nidaa Tunis, que con poco más de dos años de vida, obtuvo una contundente victoria en las legislativas, tanto que su líder se perfila ya como futuro presidente.

En cambio, Ennahda, que quedó segundo en las legislativas, no presentó candidato al no haber logrado consensuar un aspirante común con otras las fuerzas políticas.