Cuatro afganos repatriados por Estados Unidos desde la cárcel militar de Guantánamo (Cuba), donde estuvieron prisioneros desde 2002 sin juicio ni condena, arribaron ayer a Kabul, donde serán sometidos a revisión médica antes de reunirse con sus familiares.

"Han pasado más de una década en prisión, podrían tener estrés psicológico y les llevará un tiempo estar preparados para una vida normal" con sus familiares, con los que no tuvieron contacto durante su reclusión, informó en Kabul un representante del Alto Consejo de Paz de Afganistán, Mohamed Amin Waqad.

Los liberados son Mohamed Zahir de la provincia de Ghazni (centro), Shawali Khan de Zabul (sur), Abdul Gani de Kandahar (sur) y Khyali Gul de Khost (sureste), que fueron detenidos tras la caída del régimen talibán en el país asiático.

Waqdad aclaró que ninguno de los repatriados está acusado por un solo delito en su propio país, y que el gobierno afgano, que atraviesa uno de los peores momentos desde la invasión de Estados Unidos y el final del régimen talibán hace 13 años, podría darles seguridad y empleo.

"Esperamos que este paso sea efectivo para conversaciones de paz con los talibanes, que es una demanda y un derecho de los afganos", agregó Waqad a la agencia de noticias EFE.

A pocos días del 31 de diciembre, cuando finaliza la misión de la OTAN en Afganistán (la ISAF), recrudecieron los ataques de una insurgencia islámica ultrawahabita que cuando surgió, en plena Guerra Fría, contaba con toda la simpatía de los Estados Unidos para atraer a la Unión Soviética a una guerra que, tal como Washington esperaba, resultó fatal para el Kremlin.

Sin embargo, tras el atentado de las Torres Gemelas de Nueva York, el 11 de setiembre de 2001, se volvió contra sus antiguos protegidos y el gobierno del presidente George Bush dispuso la creación de la prisión de Guantánamo para recluir sin juicio ni condena a los sospechosos de terrorismo.

Tras el traslado de este grupo, todavía quedan 132 detenidos (entre ellos ocho afganos) en la polémica cárcel.

Los prisioneros volvieron a Afganistán tras un examen minucioso de su expediente y el análisis de una serie de factores incluidos la seguridad, indicó el Departamento de Defensa en un comunicado.

Un grupo de trabajo estadounidense creado especialmente en 2009 por decreto presidencial, con la firma de Barack Obama, para revisar los casos de los presos de Guantánamo concluyó por "unanimidad" que los detenidos eran aptos para su traslado.

Del grupo participan funcionarios de seis departamentos y agencias del Gobierno. Pero la repatriación de estos cuatro afganos se demoró largamente -según indica hoy el New York Times- en el despacho de un renunciado secretario de Defensa, Chuck Hagel, quien informó al Congreso sobre la liberación.

Hagel, renunciado hace un mes y a la espera de reemplazante, se mostraba renuente a firmar las órdenes. Ya en mayo de 2014, ante presiones de la asesora de seguridad nacional Susan Rice, había declarado a la prensa que se tomaba su tiempo porque quería estar seguro de que "cualquier decisión que tome me parezca responsable".

Estados Unidos, que ahora agradeció a Afganistán "su voluntad de apoyar los esfuerzos en curso del Gobierno estadounidense para cerrar el centro de detención" había brindado toda su simpatía y apoyo a los extremistas wahabitas a fines de la década de 1970.

Los vaivenes de la política norteamericana convirtieron a Afganistán en un campo de batalla entre los guerrilleros del talibán y otras fuerzas, incluida especialmente la misión de la OTAN que está a punto de terminar, aunque Estados Unidos mantendrá una guarnición permanente de 10.800 soldados en la nación centroasiática.

Este mismo mes Uruguay acogió, bajo el estatus de refugiados, otros seis presos de Guantánamo que estuvieron detenidos desde 2002 sin condena ni juicio y fueron declarados como "liberables" por ser considerados de baja peligrosidad.