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04-03-2015

Kenia quemó 15 toneladas de marfil para pedir el final de la caza furtiva

En los últimos tres años, la caza ilegal de animales protegidos se convirtió en uno de los principales desafíos del país africano. El comercio ilícito amenaza no solo su biodiversidad, sino también su industria turística y desarrollo económico.

NAIROBI, Kenia.- El Gobierno de Kenia quemó 15 toneladas de marfil obtenido de la caza ilegal de elefantes para protestar contra los furtivos, cuya actividad genera cerca de 213 millones de dólares cada año para las mafias que trafican con flora y fauna en Africa.

El presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, prendió fuego a un pila de cuernos de elefante en el Parque Nacional de Nairobi con motivo del Día Internacional de la Fauna, en el que el país también homenajea a su conservacionista más célebre, la premio Nobel Wangari Maathai.

"Para demostrar su determinación a la hora de erradicar la caza furtiva, mi Gobierno quemará el resto de sus reservas a lo largo de este año", aseguró Kenyatta.

El mandatario, acompañado por el famoso conservacionista Richard Leakey, prendió fuego a una pila de cuernos de elefante, algunos de los cuales alcanzaban los 37 kilogramos de peso y se habrían cotizado en el mercado negro por decenas de miles de dólares.

En 1989, Kenia llamó a la comunidad internacional a luchar contra la caza furtiva destruyendo por primera vez sus reservas de marfil incautado, lo que llevó a la prohibición de este comercio y hundió la demanda de esta materia suntuaria en Europa, Estados Unidos y Japón.

"Veinticinco años después, la demanda de nuevos mercados vuelve a amenazar a los elefantes y rinocerontes de Africa", alertó el presidente keniano.

"Estamos comprometidos a combatir esta amenaza hasta que desmantelemos toda esta economía vil", dijo Kenyatta antes de prometer que su país defenderá la pervivencia de las poblaciones de elefante y rinoceronte.

En los últimos tres años, la caza ilegal de animales protegidos se convirtió en uno de los principales desafíos de Kenia, donde este comercio ilícito amenaza no solo su biodiversidad, sino también su industria turística y desarrollo económico.

"La caza furtiva es alimentada por la demanda de marfil y cuerno de rinoceronte en el mercado internacional. Son necesarios esfuerzos locales e internacionales para interrumpir y destrozar el sistema de contrabando que sostiene el negocio del marfil", añadió.

Entre 20.000 y 25.000 elefantes mueren cada año en Africa, donde el número total de paquidermos se estima en hasta 650.000, según la ONU.

El crimen organizado que trafica con fauna y flora mueve cada año hasta 213 millones de dólares en Africa.

Kenyatta elogió también el legado de la activista y ecologista keniana Maathai, fundadora del Movimiento Cinturón Verde y premiada por su contribución al desarrollo sostenible, la democracia y la paz.

"No solo fue la primera mujer africana en obtener el Premio Nobel, sino la primera conservacionista en obtener el Premio Nobel de la Paz", subrayó Kenyatta.