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30-03-2015

Nigeria votó epara elegir a su próximo presidente

El sábado la violencia provocada por el grupo islamista radical dejó 41 muertos. Siete de ellos fallecieron cuando hacían cola para emitir su voto en el estado norteño de Gombe.

Nigeria completó ayer la votación de sus elecciones presidenciales y legislativas después de que problemas en el sistema electrónico de acreditación y la falta de seguridad obligaran ayer a suspender los comicios en 300 centros electorales, algunos inclusive dentro de Lagos, la ciudad más poblada del país.

Miles de nigerianos esperaron durante horas en las largas colas que se formaron en la muchos de estos 300 centros electorales para demostrar el espíritu democrático de gran parte de la sociedad y que se dejarán amedrentar por los ataques de la milicia extremista Boko Haram.

El sábado la violencia provocada por este grupo islamista radical dejó 41 muertos. Siete de ellos fallecieron cuando hacían cola para emitir su voto en el estado norteño de Gombe.

La jornada de ayer fue más tranquila, pero antes que cierren los centros de votación miles de personas salieron a las calles en Puerto Hancourt, el centro petrolero del país, para denunciar el presunto asesinato de militantes opositores e importantes irregularidades electorales.

Las autoridades reaccionaron inmediatamente desplegando policías anti motines y vehículos blindados para rodear la manifestación y evitar que ésta crezca, según reprodujo la cadena de noticias CNN.

Pese a estos ataques, las denuncias y a los problemas técnicos de la organización de los comicios, la Comisión Nacional Electoral Independiente anunció que más de 60 millones de personas votaron sobre un padrón de cerca de 69 millones de electores, según informó la agencia de noticias Euronews.

La alta participación y el retraso en los 300 centros electorales del total de 150.000 retrasará la difusión de los primeros resultados oficiales, que recién se conocerían mañana lunes, según la agencia de noticias DPA.

Sin embargo, analistas locales predicen que será una pelea ajustada entre el actual presidente, Goodluck Jonathan, cristiano, y el ex líder musulmán Muhamadu Buhari.

Por primera vez en quince años, la oposición, en esta ocasión una alianza cuatripartita denominada Congreso de Todos los Progresistas, tiene la oportunidad de hacerse con la presidencia, ocupada desde 1999 por el Partido Democrático Popular.

Gane quien gane tendrá que enfrentar un escenario complicado, en el que la dramática caída de los precios del petróleo, de los que depende el país, limitará en gran medida su margen de maniobra a la hora de aplicar su programa electoral.

El precio del crudo se redujo a la mitad en un año, un problema grave el Estado nigeriano ya que el crudo supone el 85 por ciento de sus exportaciones. Más aún, la industria petrolera genera más de dos tercios de los ingresos fiscales del país africano.

Paralelamente, el país sufre otros problemas, como una cuota de pobreza de dos tercios de los 175 millones de habitantes, un aumento de la inflación, y la subida de los tipos de interés a un nivel récord del 13 por ciento.

Pese a que es el sexto productor mundial de petróleo, Nigeria es un país dividido entre el norte islámico y pobre, y el sur cristiano y animista, y rico en hidrocarburos.

Tras una lista de insurrecciones que siguieron a su independencia de Reino Unido en 1960, Nigeria llegó a su quinta elección desde su vuelta a la democracia en 1999, luego de 15 años de dictadura militar.

Si bien el país del oeste africano vive actualmente su periodo democrático más largo, tiene un largo historial de comicios manipulados que derivaron en olas de violencia como la ocurrida en 2011, en la que murieron 800 personas.

A su propia inestabilidad política, Nigeria agrega actualmente uno de los focos internacionales del yihadismo, donde Boko Haram intenta instaurar un califato en el norte del país, de mayoría musulmana, con una violenta ofensiva por la que ya murieron 13.000 personas desde su irrupción en 2009, un millar de ello desde enero pasado, según informaron medios locales.

De hecho, la inseguridad sostenida en el norte nigeriano -donde Boko Haram perpetró desde 2013 una campaña constante de secuestros, atentados y matanzas en los últimos dos años- fue el argumento del presidente Jonathan para aplazar al 28 de marzo las elecciones convocadas inicialmente el 14 de febrero, apenas unos días antes de su celebración.