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26-04-2015

Hollande pide no olvidar la barbarie nazi en la lucha contra los males de hoy

El mandatario galo advirtió de que, aunque "lo peor puede pasar", ser conscientes de ello también puede contribuir a evitarlo. Recordó a las víctimas del campo de concentración de Natzweiler-Struthof.

por Javier Aguilar (*)

ESTRASBURGO, Francia.- El presidente francés, François Hollande, hizo un llamamiento a no olvidar la barbarie nazi durante la Segunda Guerra Mundial en la lucha de males como la expansión del grupo Estado Islámico o las acciones de los yihadistas en Mali.

"Tenemos la obligación de reaccionar contra la barbarie", dijo Hollande durante la celebración del Día Nacional del Deportado en el campo de concentración de Natzweiler-Struthof, el único del régimen nazi en territorio francés, y del que se cumplen 70 años de su liberación en manos de las tropas aliadas.

En Europa, señaló, "lo peor ha sido posible" y es necesario construir un mundo mejor "para que del sufrimiento surja la esperanza".

"Hay que hacer todo para que nada sea olvidado", indicó el jefe del Estado en una intervención en la que sostuvo que los deportados "nos recuerdan por qué Europa ha sido edificada".

El mandatario francés reconoció en ese sentido la labor que iniciaron el Consejo de Europa y del Tribunal Europeo de Derechos Humanos pocos años después de finalizada la guerra, y posteriormente la Unión Europea (UE).

Pero "el trabajo no está terminado", dijo en una alusión directa al este, por el conflicto ucraniano, y al sur, ante las muertes de inmigrantes en el Mediterráneo, sobre las que subrayó que se debe apoyar a los países de origen y acelerar las demandas de asilo.

En ese viaje de ida y vuelta al pasado no olvidó a los 52.000 deportados de Struthof, "la mayoría partisanos y resistentes comprometidos de 33 nacionalidades", pero también judíos (11%), homosexuales y otros acusados de comportamiento "asocial".

Como el deportado Robert Salomon, con su uniforme a rayas de deportado, su número (11.908) y el triángulo rojo de opositor político con la "F" de nacionalidad francesa, que rompió a llorar cuando dijo en su alocución que la humanidad no debería vivir lo que los deportados vivieron.

Nada más llegar a Struthof, a unos 60 kilómetros de Estrasburgo, Hollande advirtió de que, aunque "lo peor puede pasar", ser conscientes de ello también puede contribuir a evitarlo.

Tras visitar la cámara de gas, utilizada en ese centro para experimentos médicos, descubrió una estela con los nombres de los 86 judíos y cuatro deportados gitanos que murieron gaseados para formar parte de la colección de esqueletos imaginada por el alemán August Hirt, profesor de la Universidad de Estrasburgo.

El campo de Struthof fue uno de los más mortíferos del régimen de concentración nazi, con cerca de 22.000 fallecidos entre 1941 y abril de 1945, y a él fueron a parar, entre otros, 81 republicanos españoles.

Desde 2005, alberga la sede del Centro Europeo del Resistente Deportado (CERD), concebido como lugar de información, reflexión y encuentro, por el que pasan 180.000 visitantes al año, la mitad estudiantes.

Acompañaron a Hollande en su visita los presidentes del Consejo y del Parlamento Europeo, Donald Tusk y Martin Schultz; el secretario general del Consejo de Europa, Thorbjorn Jagland, y la primera ministra de Letonia, Laimdota Straujuma, presidenta de turno de la Unión Europea.

"Confluimos de todos los países de Europa sobre estas terrazas de montaña donde la maldad (...) triunfó sobre el sufrimiento humano", señaló un texto del escritor esloveno Boris Pahor, deportado en Struthof, que fue leído por cinco estudiantes al final de la conmemoración.

Los barracones de Struthof, que podían acoger hasta 6.000 deportados, se situaban sobre terrazas, que aún hoy se pueden apreciar en el campo nazi construido en plenos Vosgos.

(*): EFE.