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22-05-2015

España vota en comicios que abren la puerta a una nueva etapa política

Tras casi 40 años de hegemonía bipartidista, el Partido Popular (PP) de Rajoy y el Partido Socialista (PSOE), de Pedro Sánchez, se verán obligados a llegar a acuerdos con otros partidos para gobernar.

España vota mañana en unos comicios municipales y regionales que las encuestas anticipan como el fin del bipartidismo y el inicio de una nueva etapa de pactos que abren la puerta a que los partidos emergentes Podemos y Ciudadanos presionen sobre las políticas del gobierno de Mariano Rajoy, al que aspiran a desbancar de La Moncloa.

Tras casi 40 años de hegemonía bipartidista, el Partido Popular (PP) de Rajoy y el Partido Socialista (PSOE), de Pedro Sánchez, se verán obligados a llegar a acuerdos con otros partidos para gobernar en 12 de las 13 comunidades autónomas (regiones) que van a las urnas y en la gran mayoría de administraciones municipales.

Los sondeos coinciden en que el PP perdería su mayoría absoluta en todas las comunidades menos una, Castilla y León, mientras el PSOE mantendría su único bastión, Asturias, y podría recuperar el poder en otras dos comunidades si llega a acuerdos con Podemos o Ciudadanos.

El PP también corre el riesgo de perder alcaldías claves como Madrid, su mayor reducto de poder, o Valencia, mientras que en Barcelona una iniciativa apoyada por Podemos está en condiciones de disputarle el gobierno a los nacionalistas de Convergencia i Unió (CiU).

Un triunfo de Barcelona en Comú, la candidatura liderada por la activista Ada Colau- quien ayer se reunió con el ex presidente de Uruguay Pepe Mujica- sería un trampolín para Podemos, que aspira a ocupar el espacio "socialdemócrata" que históricamente pertenece al PSOE.

En el mapa nacional, para los socialistas el voto de los catalanes y andaluces ha sido crucial de cara a las generales.

Salvo que todas las encuestas estén equivocadas, tras los comicios del domingo, aunque el PP gane en número de votos, se producirá un cambio en la forma de gobernar a nivel local y regional, y las eventuales alianzas postelectorales marcarán el camino de lo que puede ocurrir con las elecciones generales de fin de año.

Las elecciones del domingo serán las más pluralistas desde el retorno de la democracia y, por lo tanto, las más impredecibles.

El Ejecutivo de Rajoy se había acostumbrado a gestionar el país gracias a su mayoría absoluta y al hecho de que, desde mayo de 2011, el PP ostenta un mayor poder jamás alcanzado por un partido en España.

Entonces, la derecha española arrasó en elecciones municipales y autonómicas desarrolladas en medio de una fuerte convulsión social debido al rechazo a las políticas de ajuste que había adoptado el presidente del gobierno, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero.

Fue en vísperas de aquellos comicios que irrumpió el movimiento de los indignados o 15M (15 de mayo) tomando de forma espontánea las plazas de todo el país, con Madrid y Barcelona a la cabeza, para reclamar un profundo cambio político y social y el fin de las políticas neoliberales.

En las urnas, sin embargo, los ciudadanos castigaron al PSOE y dieron alas al PP.

Mucho cambió desde aquellas elecciones. Por un lado, el descontento y la indignación ciudadana aumentó al ritmo de los reiterados ajustes neoliberales y el estallido de escándalos de corrupción en torno al PP de Rajoy.

Y, por el otro, ese enfado y las ansias de transformación están siendo canalizadas por dos nuevas fuerzas políticas: los antineoliberales de Podemos y los centristas de Ciudadanos.

, tanto la fuerza liderada por el politólogo Pablo Iglesias, que tiene su origen en el movimiento de los indignados, como el partido del catalán Albert Rivera, que recientemente dio el salto desde Cataluña a la política nacional, están en condiciones de arrebatar nichos de poder y condicionar a conservadores y socialistas.

"Vamos hacia un panorama más plural", reconoció el líder del PSOE, Sánchez, en una entrevista radial.

"Podemos y Ciudadanos pueden participar del cambio pero no pueden gobernar el cambio", apuntó, no obstante, el máximo dirigente socialista, quien recriminó a ambas fuerzas emergentes que estén utilizando el poder conseguido ya en Andalucía para hacer la "vieja política" de bloqueo.

El pasado 22 de marzo, los socialistas vencieron en las elecciones de Andalucía, la comunidad más pobre y poblada de España, pero sin mayoría absoluta, lo que impidió la investidura de la vencedora, Susana Díaz, después de tres votaciones consecutivas.

Mientras Podemos puso como condición que se eliminaran altos cargos y que el gobierno regional no trabaje con bancos que desalojan a vecinos que no pueden pagar sus hipotecas y alquileres, Ciudadanos exigió la firma de un pacto anticorrupción así como el compromiso con un abanico de políticas económicas y sociales.

Si la situación de bloqueo continúa podrían repetirse las elecciones, lo que sería una mala señal para la futura estabilidad política de España a siete meses de las generales.

A pesar de que Podemos y Ciudadanos están llamados a ser por ahora partidos bisagras, Iglesias y Rivera insistieron durante la campaña en que su vocación es gobernar y que sólo con ellos llegará el "cambio" y la "refundación democrática" de España.

Ambos aspiran a ocupar el espacio de la mayoría social que se identifica con la socialdemocracia y que históricamente votó al PSOE, aunque en el caso de Rivera, con un programa más liberal. Ante este escenario que le es adverso y consciente de las dificultades que tendrá en los próximos meses para llevar adelante sus políticas de gobierno, Rajoy aseguró que el PP necesita "todos los votos" para "seguir avanzando" y "continuar con la recuperación".

"Cada voto que no vaya al PP, es un voto perdido para el empleo", dijo Rajoy anoche ante un auditorio lleno en Valencia- ciudad ícono de la corrupción - donde volvió a presumir de la recuperación económica de España pese a que el desempleo sigue en torno al 24%.