El primer ministro ruso, Dmitri Medvedev, anunció ayer que su país decidirá en breve si prolonga el embargo contra Occidente decidido en agosto pasado como respuesta a las sanciones adoptadas por varias potencias tras la incorporación de Crimea a Rusia y por la presencia de Moscú en el conflicto en el este de Ucrania.

"En breve tendremos que tomar una decisión sobre si se prolongan o no las medidas de respuesta. Es evidente, y lo puedo decir con toda claridad, que nuestras acciones se basarán en los pasos que den nuestros socios y les serán equivalentes", dijo Medvedev a la prensa rusa.

El premier reconoció que Moscú y Occidente viven una crisis en sus relaciones, debido a la diferente interpretación del derecho internacional, pero instó a toda la comunidad internacional a ponerse de acuerdo para respetar "al unísono" la carta fundacional de la ONU y los convenios de defensa de los derechos humanos.

"Sobre esa base hay que restablecer la confianza en los principios del derecho internacional universalmente aceptados", insistió Medvedev.

Moscú decidió, en julio de 2014, un embargo a los productos perecederos occidentales, desde carnes a lácteos, verduras o frutas, en respuesta a las sanciones decretadas por Estados Unidos y la Unión Europea (UE) por la crisis ucraniana.

Estas sanciones significaron grandes pérdidas económicas para algunos países occidentales, pero la Unión Europea supeditó el levantamiento de las sanciones al cumplimiento de los acuerdos de paz de Minsk sobre Ucrania, cuyos aspectos políticos están estancados.