La cooperación militar entre los Estados Unidos y China entraría en una etapa de mayor entidad en el marco de la profundización de su relación bilateral, según lo acordado ayer en Beiging entre la consejera de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Susan Rice y el general Fan Changlong, vicepresidente de la Comisión Central Militar de la potencia asiática.

El encuentro entre ambos funcionarios fue una de las actividades que cumplió Rice, en el marco de una visita oficial de dos días a la capital china para discutir la marcha de las relaciones bilaterales y preparar la visita de Estado que el presidente Xi Jinping realizará a Washington en septiembre próximo.

Respecto a la cooperación en el área militar, Rice destacó que la frecuencia y alto nivel de los contactos militares entre Washington y Beiging "subraya la importancia que damos a la relación entre las fuerzas armadas" de los dos países.

"Estamos profundamente comprometidos en la creación de una relación sana, estable y fiable" entre los estamentos militares respectivos, añadió Rice, según una declaración divulgada por la embajada estadounidense en la otrora ciudad imperial.

Por su parte, el militar chino destacó que "las dos partes deben esforzarse para gestionar sus diferencias y controlar los riesgos, así como continuar avanzando hacia un nuevo tipo de relaciones militares entre grandes potencias", según citó la agencia de noticias estatal Xinhua.

Según el responsable militar chino, hasta ahora las dos partes han logrado un "progreso positivo" en el establecimiento de un mecanismo mutuo de información sobre operaciones militares importantes, así como un código de conducta durante encuentros de unidades navales y aéreas de ambos países.

Asimismo, Rice aseguró que las reuniones mantenidas y la inminente visita de Xi a EE.UU. son "un hito" en el objetivo de "profundizar nuestra cooperación y de trabajar conjuntamente para conducir nuestras diferencias de forma constructiva".

La visita de Xi a Estados Unidos tendrá lugar luego de que en los últimos meses varios episodios incrementaran la tensión bilateral, como la construcciones chinas en islotes disputados en el mar de China Meridional, una zona que Washington no reconoce como de soberanía china.

Otro es el referido que Washington admtió sospechas de que Pekín estuvo detrás del robo de millones de archivos con información de funcionarios estadounidenses, una conjetura que aún desvela a los funcionarios estadounidenses.

Medios de prensa estadounidenses, además, señalaron en su momento que EE.UU. exigió a China que ponga fin a las actividades de agentes secretos en su territorio cuya misión sería repatriar a ciudadanos chinos opositores buscados en su país de origen.

Junto con el viceprimer ministro, Wang Yang, el consejero de Estado chino ya estuvo en Washington en junio pasado para preparar la visita de Xi de septiembre, que seguirá a la que el presidente estadounidense, Barack Obama, realizó a Pekín en noviembre del año pasado.