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03-09-2015

China exhibió su poderío militar

Unos 12.000 soldados, 500 vehículos, misiles y unas 200 aeronaves marcharon a lo largo de la ancha avenida de la Paz Eterna en conmemoración de n el 70º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial.

China conmemoró ayer el 70° aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial con un imponente desfile en Beijing en el que se mostró al mundo como una gran potencia militar y en el que los líderes occidentales brillaron por su ausencia dejando un lugar privilegiado al presidente de Rusia, Vladimir Putin.

Unos 12.000 soldados, 500 vehículos, misiles y unas 200 aeronaves marcharon a lo largo de la ancha avenida de la Paz Eterna (Chang An), en la emblemática plaza de Tiananmen, ante jefes de Estado de una treintena de países.

El presidente de China, Xi Jinping, brindó un discurso en el que recordó que los ocho años de guerra -desde 1937, cuando comenzó la guerra sino-japonesa, hasta 1945- causaron a China 35 millones de muertos y heridos, pero terminaron en "la primera victoria completa" del país en tiempos modernos.

Además, apuntó a Japón al señalar que la derrota nipona "puso fin a la humillación nacional de China" a manos de agresores externos durante un siglo, una cuestión que aún persiste en la mentalidad china.

En ese sentido, afirmó que el gigante asiático nunca tendrá políticas expansionistas ni "infligirá sus sufrimientos pasados a otras naciones".

El discurso de Xi fue calificado de "anti japonés" por el gobierno nipón que, en declaraciones brindadas por el ministro portavoz del Gobierno, Yoshihide Suga, recordó que ambos gobiernos habían "iniciado un historia de amistad" al normalizar sus relaciones.

Tras el discurso de Xi, todas las fuerzas exhibieron ante el mundo su poderío bélico en un desfile de 50 minutos en el que las unidades marcharon por la plaza de Tiananmen, coronada de banderas rojas.

Frente a la entrada de la Ciudad Prohibida -el antiguo palacio imperial chino- estaban apostadas las gradas desde donde Xi y sus invitados disfrutaron el desfile bajo la mirada de Mao Sse-Tung, cuyo retrato preside permanentemente la puerta.

Entre los dirigentes extranjeros se destacó la presencia de Putin, quien ocupó un lugar preeminente y recibió las mayores ovaciones del público.

El evento -ignorado por los líderes occidentales- también contó con la presencia de los presidentes de Sudáfrica, Bielorrusia, Kazajistán, Egipto y Venezuela, entre otros.

También estuvo el presidente de Sudán, Omar al Bashir, sobre quien pesa un orden de detención de la Corte de La Haya por su presunta responsabilidad en el genocidio, los crímenes de guerra y contra la humanidad cometidos por paramilitares en Darfur, en el suroeste de su país, entre 2003 y 2005.

El desfile culminó con una suelta de palomas y globos por la paz, pero la conmemoración continuó con un espectáculo de música y baile en el interior del Gran Palacio del Pueblo de Beijing -la sede del Legislativo chino-, escenario poco habitual para eventos de este tipo.

Representando episodios clave de la invasión japonesa en China, como la matanza de Nanjing, donde tropas niponas mataron a más de 300.000 personas -según cifras de Beijing-, bailarines y gimnastas representaron las batallas, la resistencia y victoria del país asiático en tono patriótico.

Todo se desarrolló en medio de un fuerte operativo de seguridad, con las calles de la capital prácticamente vacías debido a que las autoridades declararon dos días festivos (hoy y mañana) y cerraron miles de fábricas para que la contaminación no opaque el azul del cielo.

Este desfile, el primero enáChinaádesde 2009, ha sido el primero que encabeza Xi como presidente y tuvo la particularidad de contar con la presencia de dos ex mandatarios: Hu Jintao y Jiang Zemin, cuya imagen en las pantallas fue recibida con muestras de alegría por el público.