CERRAR

La Capital - Logo

× El País El Mundo La Zona Cultura Tecnología Gastronomía Salud Interés General La Ciudad Deportes Arte y Espectáculos Policiales Cartelera Fotos de Familia Clasificados Fúnebres
04-10-2015

Afganistán recuperó el control de Kunduz

Una ciudad afgana en el fuego cruzado del ejército, EE.UU., milicias descontroladas y los talibanes.

Kunduz fue la última ciudad en caer cuando Estados Unidos invadió Afganistán en 2001 y derrocó a los talibanes y la primera en ser recuperada, al menos por unos días, por el movimiento islamista esta semana tras un largo asedio y combates que aún continúan con el Ejército, EE.UU. y con milicias pro gubernamentales fuera de control.

Además de ser uno de los principales centros urbanos del noreste afgano, Kunduz tiene un valor estratégico para el lucrativo negocio del tráfico de drogas del país, ya que por allí pasa la principal ruta de salida del opio hacia la vecina Tayikistán, desde donde después es repartida a Rusia y Europa.

Afganistán es responsable del 85% de la producción mundial de opio, mientras que Europa y Rusia suman el 47% del consumo global de heroína, uno de los derivados más populares del opio, según cifras de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.

"Kunduz es como una ciudad del interior. Calles asfaltadas, muy pocos semáforos y edificios de cinco pisos como mucho. Tiene el aspecto de un centro que nunca se desarrolló realmente", describió Andrés Carot, un cirujano cordobés de 37 años que trabajó en el hospital de trauma Médicos Sin Fronteras (MSF) que ayer fue atacado en esa localidad.

Ese hospital, el único que funcionó esta semana en medio de los combates con los talibanes, fue destruido parcialmente por bombardeos aéreos lanzados por Estados Unidos. Había 150 pacientes y 80 trabajadores de MSF.

Según informó la organización internacional en un comunicado, al menos 12 de sus trabajadores y otros 19 resultaron heridos. También registraron 18 pacientes y familiares heridos, una cifra que podría aumentar en las próximas ya que aún hay muchas personas desaparecidas.

Carot estuvo trabajando allí tres meses en 2014 y volvió en abril pasado a Afganistán para trabajar dos meses en Kabul, la capital, y otra semana en Kunduz, una urbe de 300.000 habitantes.

De la última vez, recuerda el sonido de disparos, bombas y artillería pesada en las afueras de la ciudad.

"Este año lo vi todo más revolucionado, más ataques contra extranjeros, más ataques contra grupos opositores. La diferencia en la cantidad de cirugías fue abismal. Varias veces tuvimos arribos masivos de pacientes" con heridas provocadas por combates o ataques, contó el médico.

Carot que ya había trabajado en 2012 en el sur de Afganistán, recordó que Kunduz fue el último bastión de los talibanes que cayó en manos estadounidenses en 2001 y destacó que desde entonces "siempre hubo una presencia en los alrededores de grupos opositores al gobierno".

"Lo que pasó esta semana es apenas la gota que rebalsó el vaso", concluyó.

La gota a la que se refiere es la ofensiva talibán del lunes pasado que permitió, en apenas unas horas, tomar el control de la ciudad, en la primera gran victoria del movimiento islamista radical desde la invasión de Estados Unidos hace 14 años.

La victoria arrasadora talibán, sin embargo, duró apenas tres días. El jueves, el gobierno afgano anunció con bombos y platillos que había recuperado el control de Kunduz, aunque reconoció que los combates continuaban en varios barrios.

Según Kabul, unos 253 insurgentes murieron en los combates, 150 de ellos en la batalla que permitió a las tropas afganas anunciar la recuperación de la mayor parte de la ciudad.

Casi 400 heridos llegaron al hospital de MSF esta semana antes del ataque de hoy, entre ellos 64 niños. Un total de 40 ya estaban muertos o fallecieron cuando eran atendidos.

Estas cifras, sin embargo, seguramente son muy conservadoras ya que sólo incluye a los que tuvieron la valentía y los medios para llevar a sus seres queridos hasta el único hospital abierto, en medio del fuego cruzado entre el Ejército afgano, sus aliados estadounidenses, las abusivas milicias gubernamentales y los extremistas militantes talibanes.

Según Renzo Fricke, director de operaciones de MSF en Bruselas, el jueves pasado la situación aún no era clara. Los aviones de la organización médica seguían sin poder aterrizar en la zona y sus camiones no podían entrar por las rutas para renovar los medicamentos y otro tipo de ayuda. Su gente continuaba con la orden de no moverse.

El temor y la cautela de la organización demostraron ayer que no eran infundados.

El avance insurgente del lunes pasado encendió todo tipo de alarmas en Kabul, pero también en Estados Unidos, cuyo Ejército aún mantiene 9.800 militares en el país asiático, pese a que en diciembre de año pasado anunció su retirada y el fin de la llamada guerra en Afganistán.

Pero la violencia y los abusos en la zona de Kunduz no comenzaron esta semana ni son monopolio exclusivo de los talibanes.

Un informe de junio pasado del centro de investigación internacional Crisis Group eligió a la provincia de Kunduz como caso testigo de los abusos y la violencia de las llamadas Policías Locales Afganas, un experimento impulsado por Estados Unidos para desarrollar fuerzas de seguridad irregulares y con un fuerte vinculo con la población en cada zona disputada por los insurgentes talibanes.

Esta "opción barata pero peligrosa", según el informe, fue creciendo hasta que quedó por fuera del control del gobierno nacional afgano y, en el caso de Kunduz, hasta "provocó varios conflictos" con los comunidades locales.

Crisis Group también advirtió que hasta hace unos meses la principal defensa que tenía la provincia de Kunduz ante el constante asedio talibán eran entre 5.000 y 10.000 milicianos pro gubernamentales, "que tienen peor reputación que las Policías Locales Afganas".

Este rechazo y su falta de profesionalismo obligaron al Ejército a enviar a más de 4.000 militares a Kunduz en abril pasado para evitar que la ciudad cayera en manos de los talibanes.

"La de esta semana no fue la primera vez que los talibanes intentaron tomar la ciudad", recordó Fricke en conversación telefónica desde Bruselas.

La organización de médicos instaló un hospital de trauma en Kunduz hace cuatro años y la decisión demostró ser la correcta.

"La mayoría de las zonas de guerras hoy en Afganistán están en zonas rurales, excepto por Kunduz. Allí se pelea en las afueras y dentro de la ciudad", explicó el representante de MSF.

Mientras EE.UU. y Europa dejaron de hablar del conflicto en Afganistán, alrededor de un cuarto de los refugiados en el mundo actualmente provienen de allí. Después de los sirios, son la segunda nacionalidad más numerosa de los que llegaron este año a Europa con la esperanza de pedir asilo político.

Los bombardeos aéreos de ayer sobre Kunduz demostraron que, pese a la declaración de victoria del gobierno afgano, la batalla no fue ganada. También demostraron que la población civil es cada vez vulnerable y está cada vez más sola frente a una guerra en la que nadie parece estar interesado en protegerla.