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12-10-2015

Oposición turca marchó para honrar a las víctimas del atentado

Antes de movilizarse al centro de Ankara, la capital de Turquía, el Partido Democrático de los Pueblos (HDP), informó que ya identificaron 120 cadáveres.

Un día después del peor atentado en la historia de Turquía, más de 1.000 personas intentaron recordar ayer a las víctimas en la misma plaza que el sábado fue atacada, pero la policía bloqueó temporalmente el ingreso y reprimió a las delegaciones de los partidos opositores, quienes además denunciaron que los muertos del sábado fueron al menos 128.

Antes de movilizarse al centro de Ankara, la capital de Turquía, el Partido Democrático de los Pueblos (HDP), la alianza de kurdos y la izquierda tradicional que fue la gran sorpresa en las elecciones de junio pasado, informó que ya identificaron 120 cadáveres y que aún restan otros ocho, según consignó la agencia de noticias EFE.

El gobierno turco, en cambio, sigue asegurando que 95 personas fallecieron ayer cuando dos bombas estallaron en medio de una masiva marcha a favor de la paz y en contra de la decisión del presidente Recep Tayyip Erdogan de reactivar el conflicto armado con la guerrilla kurda del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).

Entre los muertos de ayer el HDP destacó que hay dos de sus candidatos a diputados para las elecciones del próximo 1 de noviembre, comicios que Erdogan llamó luego de que su partido no consiguiera una mayoría absoluta por primera vez en más de una década y durante meses se negara a aliarse con alguna fuerza de la oposición.

Por su parte, el partido socialdemócrata CHP, la mayor fuerza de la oposición y otro de los participantes de la marcha por la paz de ayer, informó que 11 de sus militantes fallecieron en el atentado.

Desde la Ciudad del Vaticano, el papa Francisco expresó ayer su "gran dolor" por la muerte de tantas "personas indefensas" tras su habitual rezo del Ángelus frente a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.

"Rezo por aquel querido país, pido al Señor que acoja las almas de los difuntos y conforte a los que sufren y a los familiares", agregó el sumo pontífice, quien visitó Ankara durante su viaje a Turquía en noviembre de 2014.

Pese a las palabras de paz y unión del máximo líder de la iglesia católica, el clima social en Ankara y en gran parte de Turquía hoy era de tensión.

"Aquellos que hicieron esto con la mentalidad de que 'el Estado es nuestro' van a pagar por ello. No queremos actos de venganza. El primer paso será el 1 de noviembre", sentenció el copresidente del HDP, Selahattin Demirtas, durante una ceremonia en la plaza donde ocurrió el atentado.

El gobierno turco dijo solidarizarse con las víctimas del ataque de ayer, todas miembros de partidos u organizaciones críticas de las autoridades, sin embargo, la policía hoy no mostró ningún tipo de empatía cuando cientos de personas comenzaron a llegar al lugar para participar de una ceremonia en homenaje a los caídos.

Las fuerzas de seguridad turcas erigieron barricadas en todas las calles que llevan a la explanada donde ayer se produjo el atentado y durante un largo tiempo no permitieron pasar a las delegaciones de varios partidos políticos y organizaciones cívicas.

Según un comunicado del HDP, la policía intentó dispersarlos con gases lacrimógenos y a los golpes.

Se vivieron de mucha tensión y violencia, hasta que algunos líderes de la oposición lograron negociar con las fuerzas de seguridad un corredor para entrar a la explanada, colocar unas flores y decir unas palabras para conmemorar a las víctimas.

Por el momento nadie se ha atribuido la autoría del atentado pero, según el diario local Hürriyet, la policía ya identificó los restos de dos atacantes suicidas y determinó que sus bombas se fabricaron con TNT y que contenían bolitas de metal para lograr un efecto más mortífero.

Este detalle coincide con el atentado suicida que dejó 34 muertos en una asamblea de activistas prokurdos en julio pasado en Suruç y que fue uno de los puntapiés iniciales para reactivar el conflicto armado dentro de Turquía.

El gobierno de Erdogan sostiene que el atentado fue cometido por un joven turco islamista entrenado por la milicia extremista del Estado Islámico (EI), que opera hace más de un año y medio en los países vecinos de Irak y Siria en contra de los gobiernos locales y sus aliados extranjeros.

En cambio, la oposición en general y el HDP prokurdo en particular acusan al propio gobierno turco de haber apoyado al EI para que ganara terreno en las zonas kurdas de Irak y Siria, y de haber utilizado a esta milicia radical hace unos meses en Suruç para reactivar el conflicto con el PKK y crear un clima de violencia interno que justifique la convocatoria de nuevas elecciones, algo que finalmente sucedió.

No está claro, sin embargo, si el oficialismo de Erdogan llegará a esos comicios con una mayor popularidad.

Tras el atentado, el gobierno turco nuevamente cargó todas las sospechas sobre los islamistas del EI, un enemigo declarado de potencias rivales como Estados Unidos, Rusia, Irán y las potencias europeas.

La policía turca informó hoy que detuvo a 14 personas presuntamente vinculadas con el EI en Konya, en la región de Anatolia central, y al mismo tiempo la aviación turca volvió a atacar posiciones del PKK en el norte de Irak, pese a que ayer la guerrilla kurda había anunciado una tregua hasta las elecciones generales adelantadas del próximo 1 de noviembre.

El PKK dijo que sólo respondería con fuego cuando se viera atacado.

La agencia semipública de noticias turca Anadolu informó ayer que dos gendarmes murieron luego que su unidad se encontrara con un grupo de guerrilleros kurdos en la provincia de Erzurum en el noreste del país y comenzaran un tiroteo.

Además, el ejército turco informó ayer que el sábado mató a 14 guerrilleros del PKK en un operativo en la provincia de Diyarbakir, en el sureste de Turquía, lo que demuestra que, a tres semanas de las elecciones generales, los enfrentamientos armados siguen siendo algo cotidiano en esta región, la misma que en junio pasado votó masivamente en contra del oficialismo de Erdogan.